El régimen borbónico Aquí, en este Reino de España, en el que cada vez menos gente se identifica con la monarquía, lo verdaderamente radical y antisistema es el actual régimen bipartidista, llamado de la Transición. Régimen político que nos amenaza, saquea y reprime. Veamos. Este régimen es heredero directo de une dictadura genocida, cuya génesis […]
El régimen borbónico
Aquí, en este Reino de España, en el que cada vez menos gente se identifica con la monarquía, lo verdaderamente radical y antisistema es el actual régimen bipartidista, llamado de la Transición. Régimen político que nos amenaza, saquea y reprime.
Veamos.
Este régimen es heredero directo de une dictadura genocida, cuya génesis fue un golpe militar fascista apoyado por «nacional-católicos», origen de una cruenta guerra -la Guerra de España- y de la instauración de una dictadura que se autoproclamó como totalitaria. Fue una dictadura amiga del fürer Adolf Hitler, fundador del III Reich alemán, que ocasionó unas cuantas decenas de millones de muertos y dejó a Europa arrasada, incluida España.
Aquel genocida, que se hacía llamar Caudillo, fundó su régimen totalitario a costa de cientos de miles de cadáveres. Mantuvo una criminal dictadura. Reinstauró la monarquía borbónica y nombró sucesor al ciudadano Borbón y Borbón, que acabó heredando la Jefatura del Estado español por voluntad del dictador. Jefatura que su hijo -el ciudadano Borbón y Grecia, sin mérito ni legitimidad alguna para ello- también pretende heredar. Obviamente, mediante un inevitable referéndum de trileros, como lo fue el de la OTAN.
España, después de Camboya, ocupa el segundo puesto en el mundo de países con el mayor número de fosas repletas de desaparecidos forzosos. Aunque en la antigua Kampuchea ya se ha comenzado la reparación de las víctimas de aquel genocidio.
En consecuencia, los que siguen manteniendo contra viento y marea la pretendida dignidad de aquel régimen -y de su «legalidad» aún vigente- no tienen legitimidad ni autoridad moral para repartir a diestro y siniestro descalificaciones sin fundamento. Por lo tanto, nada de cortinas de humo, ni de utilizar el viejo truco de rateros ¡al ladrón! ¡al ladrón! mientras se apropian de tu billetera. Pretenden que seamos un pueblo de borregos, mientras ellos actúan como lobos, al servicio de sus amos.
La escalada represiva
La vieja estratagema de la clase dominante siempre ha consistido en seguir manteniendo ideológicamente blindada la institución militar. Especialmente a los cuerpos de oficiales de las Fuerzas Armadas. De este modo intentan hacer creíble el terror que inspiran sus armas, a fin de que el pueblo y sus organizaciones asuman las radicales y criminales reformas del gobierno de turno, sin rechistar. Reformas cuyo único fin es saquear a las clases populares.
Para ello se proponen endurecer las medidas represivas sobre los militares honestos, y la ciudadanía en general, como ya vienen haciendo con AUME, imponiendo de hecho un estado de excepción.
La actuación del régimen borbónico vigente deriva cada vez más -impunemente- hacia una actitud radicalmente represiva y antidemocrática, es decir contra el sentimiento mayoritario del pueblo, cuya voluntad pretenden doblegar.
Esta deriva represiva no tiene otro objeto que prevenir la contestación social, como consecuencia de las crueles reformas económico-laborales puestas en marcha. El gobierno pisa a fondo el acelerador, para hacer frente a la gigantesca deuda a la que nos han arrastrado el bipartidismo, sus banqueros y la corrupción institucional reinante.
La macro deuda del Estado
En esta España de los Borbones ¿qué piensa hacer el Gobierno de turno con la gigantesca deuda del Estado?
Es una deuda agravada por la transferencia de dinero público a la banca. Deuda que -junto a los intereses- constituye un peligroso agujero negro que devora las conquistas sociales conseguidas por nuestros mayores. Conquistas sociales conseguidas a lo largo de décadas de lucha del pueblo trabajador: sanidad pública, enseñanza pública, prestaciones, pensiones.
Agujero negro incrustado en nuestra Constitución de 1978, sin el menor debate social ni político, siguiendo órdenes de la Troika. Agujero negro que ha devorado todo residuo de legitimidad que pudiese exhibir este régimen indecente. Orden de la Troika que ha sido obedecida disciplinadamente por el bipartidismo monárquico reinante, mediante la Ley Orgánica 2/2011.
La imposible salida de la crisis
Es una deuda gigantesca, imposible de satisfacer. Deuda que hipoteca gravemente nuestro presente y el futuro de las nuevas generaciones. ¿Es justo el pago de esa deuda ilegítima? ¿A costa de tanto sufrimiento? ¿Sin la menor auditoría previa?
Exijamos una auditoría de la deuda y la cancelación de su parte ilegítima. Sin ello, este Gobierno antisistema -con sus radicales reformas, que arrasan derechos sociales- nos conduce al abismo.
Sin cancelación de la deuda, la crisis se prolongará indefinidamente para los trabajadores y las clases populares. También su sufrimiento. El paro y el empobrecimiento general no disminuirán, en muchísimos años. Quizá en décadas.
¿Quiénes son, pues, los radicales y antisistema?
Manuel Ruiz Robles es Capitán de Navío de la Armada (r)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.