En fechas recientes, destacados dirigentes o ex dirigentes del PSOE, como Felipe González y Rodríguez Zapatero, han manifestado públicamente su oposición a un hipotético gobierno de coalición con IU. Pepe Bono, siempre dispuesto a liderar el acercamiento al PP, se ha sumado a ese aquelarre neoliberal, al que ya se había incorporado, aunque con más […]
En fechas recientes, destacados dirigentes o ex dirigentes del PSOE, como Felipe González y Rodríguez Zapatero, han manifestado públicamente su oposición a un hipotético gobierno de coalición con IU. Pepe Bono, siempre dispuesto a liderar el acercamiento al PP, se ha sumado a ese aquelarre neoliberal, al que ya se había incorporado, aunque con más timidez, Elena Valenciano.
Después de la crisis del gobierno de colaboración en Andalucía, parece claro que no se trata de una anécdota ni de un desliz, ni un accidente, sino de un debate soterrado hasta ahora en la cúpula del PSOE, acerca de los graves inconvenientes de un gobierno de coalición con IU tras las próximas elecciones generales, y las ventajas de un gobierno de salvación nacional en que PP y PSOE, por fin, lleven a cabo su política económica común.
Si a esto añadimos que un sector de las direcciones sindicales están atascados en la vía de seguir proponiendo el «pacto social» con el PP y la patronal como vía para dar salida a la crisis dentro de los márgenes del capitalismo, es decir una colaboración entre empresarios, gobierno y sindicatos para buscar «el mal menor», podrían considerar que su alternativa encaja en semejante propuesta de gobierno.
La actuación déspota y derechista de Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, frente a la actuación de IU, ha sido muy significativa. ¡Qué diligencia para enfrentarse a los débiles, qué sumisión frente a los poderosos!
El PP no ha podido ocultar su regocijo, y reiterando su oferta ha aprovechado para tenderle su mano para «aislar a IU» y formar gobierno PP-PSOE animándole a profundizar en esa línea.
Era cuestión de tiempo, los dirigentes del PSOE están pensando ya en el próximo gobierno del Estado español, dentro de año y medio y no pueden soportar el más mínimo «radicalismo» de IU. Al parecer un sector influyente del partido socialista piensa que la alternativa que ha venido defendiendo su partido debiera ser una continuación de la línea mantenida por el gobierno de Zapatero, y lo ven incompatible con el programa de IU. Y nosotros compartimos su opinión (sin que sirva de precedente): Los actuales dirigentes del PSOE y su política son incompatibles con el programa de IU.
En la inclinación de estos notables a un gobierno de «concentración nacional» influyen muchos factores y la economía no es ajena al asunto. PP, PSOE, y la mayoría de las direcciones sindicales parecen convencidos de que la «reactivación» va viento en popa y pronto se recogerán frutos…
Confunden la recuperación de las tasas de ganancia de las inversiones capitalistas con el nivel de vida de la clase trabajadora y las capas medias de la población que, lejos de mejorar, seguirán empeorando, con destrucción de puestos de trabajo y empeoramiento de las condiciones de trabajo y derechos laborales, acumulación de deudas, deterioro de la educación y la sanidad…
No comprenden que el 22M no ha sido el final de un proceso, sino el comienzo de algo nuevo: la materialización en lucha y organización de la rabia, la indignación y la rebeldía de un sector decisivo que está afrontando el reto de miseria al que nos somete el sistema y el régimen del 78.
Con la política de favorecer a los poderosos para que las migajas que caen de su mesa nos alimenten, no podrán amortiguar los graves problemas que padece una gran mayoría de la población, sólo conseguirán, como hasta ahora, que en un extremo aumenten las riquezas a costa de que en el otro aumente la pobreza.
El dilema: gobiernos autonómicos-gobierno central
Para IU representa un debate de mucho calado el decidir su participación o no, en los posibles gobiernos autonómicos en el caso de que esto exija una coalición. Dentro de un año nos enfrentaremos a ese debate, de nuevo, en algunas comunidades autónomas más (País Valencià, Madrid…). Para el PSOE representa un problema mucho mayor, ya que no pueden mantener una dinámica de invitar a IU a coaligarse en ayuntamientos y autonomías y después entrar en la Moncloa con el PP.
En ese caso, IU no podría aceptar semejante incongruencia y el PSOE tendría que elegir entre una y otra opción. El PSOE piensa que se está recuperando poco a poco, que es «incombustible» en el terreno electoral haga lo que haga. El gran riesgo de IU, en la improbable tesis de que se dejase arrastrar a esta dinámica, sería la de aparecer a la hora de la verdad como una fuerza subalterna, subsidiaria.
Algo que, ahora mismo, acabamos de ver en Francia: Como en «el día de la marmota» el esquema se repite penosamente: la socialdemocracia entra en el gobierno prometiendo reformas, al poco tiempo hace en lo fundamental de la economía la misma política que la derecha y las formaciones a la izquierda, si se alían a la socialdemocracia, caen arrastradas por ese peso muerto. El electorado de la izquierda se desmoraliza, mientras sectores residuales «reinventan» por enésima vez una alternativa de «nueva izquierda» fugaz y la tendencia que avanza entre la frustración y la falta de esperanza es el alimento de las alimañas fascistas.
Debemos empezar a pensar no sólo en lo inmediato, sino en el medio y largo plazo, no sólo en términos locales sino lo más globales posibles.
La crisis del gobierno andaluz ha sido un ejemplo muy ilustrativo de esto que decimos. Susana Díaz, con el apoyo de su partido, se ha puesto del lado de los desahuciadores, del lado de los banqueros y grandes empresarios y enfrente, con los desahuciados, se ha encontrado a IU, y se ha visto obligada a retroceder. Pero no ha titubeado para de un tajo cortar toda posibilidad de esperanza en una política transformadora por parte de este gobierno.
El error, por parte de IU, sería el de pensar que es una singularidad, una peculiaridad de la presidenta andaluza y que esto no se va a repetir. No ha sido sino el reflejo de la política de los dirigentes del PSOE y la divergencia crecerá. Hemos tenido el mérito de poner al descubierto su incapacidad de llevar a cabo una política en beneficio de la clase trabajadora con todas sus consecuencias. Ahora deberíamos añadir a eso el mérito de mostrar un camino, una propuesta que supere ese obstáculo en la alternativa que estamos obligados a dar en el conjunto del Estado español.
El PSOE andaluz ha cruzado el Rubicón y a quienes vemos en IU la médula espinal de la organización de la izquierda nos debe servir para decidir el camino que seguimos.
¿Es compatible el PSOE con el programa de IU?
Veamos algunas hipótesis en torno a la compatibilidad de programas PSOE, IU, sobre todo teniendo en cuenta que no se trata de un municipio, ni de una comunidad autónoma, sino que en un gobierno del Estado español existen competencias para tomar decisiones en muchos temas trascendentales.
¿Alguien puede imaginarse a estos dirigentes derogando todas las leyes laborales regresivas del gobierno de Rajoy y de ZP? ¿Abandonando la OTAN y cerrando las bases y el espacio a las naves y aviones de EEUU? ¿Nacionalizando las eléctricas, las antiguas cajas de ahorro, y las empresas de los sectores estratégicos? ¿Reduciendo la jornada semanal a 35 horas y la jubilación a los 60 años? ¿Dando empleo a todo el mundo o, mientras no se le pueda dar ese empleo garantizándole una renta básica? ¿Poniendo por delante el derecho a un techo, antes que los derechos de usura de la banca? ¿Disolviendo las UIPs y depurando responsabilidades por la represión policial? ¿Aplicando el ejercicio del derecho de autodeterminación? ¿Impulsando un proceso constituyente que supere el régimen del 78 con todas sus herencias que son una rémora insoportable para nuestras vidas?
¿Alguien puede imaginar a Rubalcaba, Susana Díaz o Elena Valenciano, plantándose ante la Banca privada y la Troika, anunciando que no estamos dispuestos a pagar la deuda ilegítima y que por tanto exigimos una moratoria, una quita y que tras una auditoría decidiremos qué parte de la deuda se devuelve y qué parte no, por ser ilegítima? Pues no, nosotros tampoco somos capaces de imaginar semejante mutación en estos líderes.
Todo eso y muchas cosas más están en el programa de IU y, más importante aún, en el ánimo de la aplastante mayoría de la militancia de Izquierda Unida. Así que no nos queda más remedio que darles la razón: IU no puede gobernar con esta gente, salvo que traicionase a su base y a sus electores, cosa que no hará. Y ellos, el PSOE, para llegar a un acuerdo con IU tendrían que tirar por la borda de sus yates de lujo a los «Felipes y Pepes», para poder llegar a un acuerdo.
Ojalá, la base del PSOE sea capaz de defenestrar a estos burgueses liberales que dirigen el partido, ojalá sus votantes sean capaces de forzar un cambio o de romper con ellos.
Mientras tanto, IU, seguirá luchando por ganar la confianza de la gente, por alcanzar la unidad de las fuerzas de la auténtica izquierda, en definitiva por conquistar la hegemonía del campo de la izquierda para un proyecto de transformación socialista de la sociedad.
*Henar Moreno, es la coordinadora de la Federación de IU La Rioja, Víctor Domínguez es miembro del Consejo Político Federal de IU y Alberto Arregui pertenece a la Presidencia Federal de IU.
Fuente original: http://blogs.publico.es/dominiopublico/9755/felipe-gonzalez-y-zp-tienen-razon/