El pasado mes de mayo, Nakbah en la memoria palestina, se ha convertido en Nakbah en la embajada de Israel en España, y todo gracias a la escandalosa soberbia que caracteriza a cualquier sionista que se precie. Nada menos que 4 comunidades españolas zarandearon bien al embajador Alon Bar y al estado racista al que […]
El pasado mes de mayo, Nakbah en la memoria palestina, se ha convertido en Nakbah en la embajada de Israel en España, y todo gracias a la escandalosa soberbia que caracteriza a cualquier sionista que se precie. Nada menos que 4 comunidades españolas zarandearon bien al embajador Alon Bar y al estado racista al que representa, poniéndolos en su sitio.
El israelí que hermanó a los pueblos gallego y palestino
El pasado 9 de mayo 2014, el embajador, Alon Bar, dirigió una carta a la presidenta del Parlamento de Galicia, (región autonómica española en el noroeste de España) Pilar Rojo, que cuanto menos refleja la auténtica mentalidad autoritaria y déspota del sionismo y de su Israel.
En la carta, el embajador israelí sitúa al Parlamento de Galicia entre «los peores y más extremistas enemigos» de Israel y todo esto fue porque el día 6 de mayo los diputados gallegos aprobaron, sin fisuras, una proclamación institucional en la que pedían el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, el respeto absoluto a los derechos humanos de los palestinos, y el reconocimiento del derecho al retorno de las personas y comunidades a las tierras y casas de las que fueron expulsadas «.
El representante en Madrid de la mayor mafia del mundo constituida en estado, Alon Bar, reaccionó virulentamente ante la declaración gallega remitiendo cartas de protesta en términos que rozan la declaración de guerra, no sólo a la señora Rojo, sino también a los portavoces de los grupos políticos gallegos y responsables de los partidos, como Dolores de Cospedal, secretaria general del PP.
O sea, y a la usanza israelo-sionista más siniestra, todo aquel que pide el cumplimiento de la legalidad internacional se convierte en «antisemita» y en «enemigo muy peligroso de Israel», ya que este estado, enraizado en el terror, ha sido levantado gracias a la violación sistemática de la legalidad internacional y ha seguido existiendo, día a día, despreciando a la comunidad mundial, lo cual, mire usted por donde, es merecedor de la admiración de españoles como el ex-presidente del Gobierno, José María Aznar y el líder separatista catalán, Artur Más, entre otros.
Imaginen Ustedes como habrían reaccionado el PP y el PSOE, que son las dos fuerzas políticas mayoritarias en el Parlamento de Galicia, y como habría reaccionado la Xunta de Galicia y el Gobierno español, si la mencionada carta de Alon Bar hubiera sido remetida, por ejemplo, por el embajador de Marruecos en España, o incluso por el embajador de Francia en Madrid. Se habría puesto de pie todo el sentir nacional gallego y español para devolver la bofetada al autor de la carta y al estado que representa. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, tanto el PP como el PS de Galicia se negaron a remitir una carta de protesta oficial por la actitud del embajador, tal como pedían otras fuerzas parlamentarias gallegas, como el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Este hecho constituye por sí una nueva y fehaciente prueba de que los países europeos, incluida España, se despojan de todo su orgullo, sin pudor ninguno, cuando se trata de bofetadas israelíes, y ya van muchas. Lo mismito que la superpotencia mundial, EEUU, que ante el gato israelí se convierte en un ratoncito desvalido.
La única respuesta del Parlamento gallego ha sido una carta-masaje enviada por Pilar Rojo al embajador Bar, muy diferente a lo que pretendía el Bloque Nacionalista Galego que pedía enviar «una respuesta oficial», de todos los grupos, donde quejarse ante la embajada de Israel de su actitud » totalmente inadmisible » y del tono » prepotente e intimidador » con el que se dirigió al Parlamento autonómico y que, según los nacionalistas, es una «intromisión» en el trabajo de la Cámara gallega, en palabras del portavoz del BNG, Francisco Jorquera.
En el colmo de servilismo a Israel, el portavoz del PP de Galicia, Pedro Puy, dijo al respecto:»En Galicia se admira y se respeta mucho a Israel al ser un estado democrático en una zona en la que no abundan», la misma miserable declaración pronunciada infinidad de veces por los sionistas de todo el mundo, no importa su nacionalidad, al referirse falsamente al estado sionista que practica una «democracia» mucho más sucia y aniquilante que aquella que practicaba el régimen Apartheid de Sud África antes de derrumbarse.
Quien sí envió una respuesta contundente al embajador sionista ha sido el portavoz de AGE, Xosé Manuel Beiras, en la que considera «totalmente inadmisibles» sus críticas al Parlamento de Galicia, señalando que aprecia «soberbia» en la postura de Bar. Además, Beiras señaló en la misiva que las críticas del embajador son una «injerencia» en las decisiones soberanas de la Cámara gallega a la vez que señalaba que la declaración de esta última, que tanto molestó en Israel, fue asumida por todos los grupos parlamentarios «con su diversidad plural». AGE es la tercera fuerza política en importancia en el Parlamento gallego.
Beiras no se quedó corto al contestar al nada diplomático embajador, ya que en su carta criticó duramente a Israel diciendo que «lleva decenios» incumpliendo «sistemáticamente» las resoluciones de la ONU y cometiendo «etnocidio y genocidio» contra el pueblo palestino. Y respondiendo a las acusaciones del israelí al Parlamento gallego, Beiras puntualizó que Israel «es el que se comporta de manera extremista y somete a un régimen de apartheid a los palestinos».
En un desafío a Israel y a su embajador en España, Beiras subrayó que las fuerzas que integran AGE «ratificamos nuestro apoyo a las sucesivas resoluciones de la ONU y expresamos nuestro deseo de que algún día un estado laico garantice la convivencia de los pueblos palestino e israelí».
En realidad el comportamiento del embajador de Israel es fiel reflejo de una mentalidad terrorista que califica de terrorista a todo aquel que la contradice. Además todos sabemos que «los peores y más extremistas enemigos» de Israel somos todos los palestinos que creemos en la resistencia armada contra la ocupación militar de nuestra tierra, lo cual es legítimo en todas las legislaciones y garantizado en la carta de la ONU. A esta clase de palestinos, que somos la inmensa mayoría, Israel nos califica de «terroristas», con lo cual se deduce fácilmente que el embajador israelí que llamó «terroristas» también a los miembros del parlamento gallego -y por ende a todos los gallegos – lo que hizo en realidad es hermanar a los pueblos palestino y gallego, siendo esto lo que más detesta Israel por lo que significa de apoyo a la lucha contra el sionismo a nivel mundial.
El embajador israelí «huye»
Toda esta crisis israelo-gallega fue ocultada celosamente a la opinión pública española hasta que fue destapada días más tarde por periodistas árabe-españoles en Galicia, que publicaron el contenido de la mencionada carta del embajador sionista, mientras este, que más parece actuar como un elefante en una cacharrería, protagonizaba otro «número» vergonzoso en la localidad de La Laguna (isla de Tenerife- Las Canarias) donde abandonó bruscamente la sala de conferencias en la estaba relatando una sarta de mentiras sobre la realidad de la «democracia» israelí (cuyos pilares son la ocupación de territorios y el sometimiento de otros pueblos, las incontables matanzas de palestinos, la limpieza étnica, la destrucción de viviendas palestinas, la destrucción de cultivos y de olivos, la colonización imparable del territorio ocupado, la judaicización de la ciudad ocupada de Jerusalén Este, la construcción del muro de 750 km de longitud en pleno territorio ocupado de Cisjordania, la destrucción total de unas 400 localidades palestinas previa expulsión de sus habitantes, el encarcelamiento sucesivo de decenas de miles de palestinos durante períodos largos de tiempo, sin formular contra ellos acusación alguna, las torturas a las que son sometidos los presos palestinos en cárceles de Israel, los asesinatos cotidianos de palestinos de todas las edades en plena calle y dentro de sus viviendas, la discriminación sistemática contra los israelíes de origen palestino, etc. etc. etc.).
Algunos asistentes a la conferencia del embajador embustero se rebelaron y le contradijeron, lo que provocó su «huida» de la sala. Pueden ver este episodio de vergüenza sionista en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=hDvr_FdLBGg
El Parlamento Navarro va más lejos
Dice el refrán español que «las desgracias nunca vienen solas» y es lo que le pasó al embajador Alon Bar. Pues al día siguiente de haberse difundido la noticia su carta-patada que propinó a los diputados gallego, el Parlamento de Navarra (región autonómica del norte español) proclamaba una declaración institucional en apoyo de la causa palestina en términos más contundentes aun que los del Parlamento gallego.
Concretamente, l a Junta de Portavoces del Parlamento foral navarro aprobó el 20 de mayo 2014 una declaración institucional, presentada por tres fuerzas políticas, la coalición Bildu, Aralar e Izquierda-Ezkerra, por la que la Cámara muestra su «solidaridad, respeto y reconocimiento» a Palestina.
En el texto, el Legislativo navarro va mucho más lejos que su homólogo gallego y realiza una serie de peticiones al estado de Israel «acordes con la legislación internacional». En concreto, pide «el cese de la ocupación y colonización de las tierras de los árabes, y la demolición del Muro ilegal», así como «una garantía de la igualdad total de derechos fundamentales a la población palestina que vive en Israel».
Tampoco faltó el tema del retorno palestino, aunque la Cámara navarra ha hondado más en este derecho palestino, explayándose en el mismo, lo que seguro que fue destrozador para los nervios del embajador sionista. Así, los diputados navarros reclamaron de Israel «la promoción, el respaldo y el respeto al derecho al retorno de la población palestina refugiada tal y como reconoce la resolución 194 de Naciones Unidas»
Y más contundente aun, la Cámara Foral navarra exige rendir cuentas a los criminales de guerra israelíes y pide a Israel «la garantía de que quienes han cometido crímenes de guerra, según los relatores de la ONU, respondan de los mismos en tribunales internacionales».
Y no contento con hacer estas exigencias categóricas a Israel, el Parlamento de Navarra, sabedor seguro de que Israel nunca abandonaría su naturaleza criminal, se dirige a la comunidad internacional para reclamarle que » ponga todos los medios posibles para presionar a Israel para que cumpla sus obligaciones legales » y para » afirmar el Estado de Derecho y salvaguardar la paz y la seguridad de la población palestina, incluido el respeto de sus derechos humanos fundamentales «.
Igualmente, a través de la declaración institucional, la Cámara foral invita a la ciudadanía navarra a «mostrar la cercanía y a tomar parte en las actividades que se organicen en solidaridad con el pueblo palestino«.
Finalmente, el Parlamento solicita al Gobierno central en Madrid que, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, traslade esta declaración institucional a las instituciones competentes en Israel, a las que hace un llamamiento para que «cumpla los compromisos adquiridos y garantice el cese del bloqueo a Gaza y la no vulneración de los Derechos Humanos del pueblo palestino al que hay que considerar como una parte integral de cualquier acuerdo final«.
Curiosamente, el embajador de Israel en Madrid no «chistó» ante esta resolución tan «extremista» del Parlamento Navarro, ni declaró a Navarra «uno de los peores y más extremista enemigos de Israel», y si lo hizo, debió haberlo hecho susurrando muy bajito, para no causar en la opinión pública española el destrozo que provocó su chillona carta a los gallegos.
Extraño comportamiento del UPN y del PPN
La declaración institucional navarra ha sido aprobada por unanimidad, salvo el punto referido a la exigencia a Israel del «cese de la ocupación y colonización de las tierras de los árabes, y la demolición del Muro ilegal», que han contado con el rechazo de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y el Partido Popular de Navarra (PPN).
Aquí habría que preguntarle al UPN (centro-derecha) y al PP (derecha) si al rechazar los dos puntos arriba señalados querían expresar su apoyo a la ocupación y colonización israelíes de los territorios palestinos, lo que pondría a estos dos partidos en contra de toda la legalidad internacional, incluidas varias resoluciones de la ONU que exigen la retirada israelí de los territorios ocupados desde 1967 y el cese de la construcción de colonias israelíes en esos territorios. Esa postura del UPN (19 diputados de un total de 50) y el PP (sólo 4 diputados) contraria a la legalidad internacional y a la política exterior de España y de toda la Unión Europea se constata también en el rechazo de estos dos partidos a aprobar el punto que exige la demolición del gigantesco muro israelí construido en pleno territorio palestino ocupado de Cisjordania.
La ilegalidad del muro israelí levantado en territorio palestino y la exigencia de la detención de su construcción han sido declaradas solemnemente por la comunidad mundial en una resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada en octubre de 2003 y luego, meses después, el 9 de julio del 2004, lo fueron también por el Tribunal Internacional de La Haya, que declaró ilegal la construcción del muro porque hace imposible el levantamiento de un estado palestino independiente.
Cataluña en manos de Israel
Y mientras todo eso ocurría en Galicia, Navarra y Tenerife, en Barcelona, nido de los sionistas del CiU, precisamente el 15 de mayo 2014, un centenar de activistas propalestinos catalanes irrumpían en las oficinas de la universidad de Barcelona, y exigían entrevistarse con los responsables de la misma, para expresar su protesta por el papel que las universidades catalanas están jugando, a espaldas de la sociedad y por presiones del Gobierno del sionista CiU, en aras de romper el boicot académico internacional a Israel que se está ampliando y adquiriendo fuerza a nivel mundial.
La protesta la llevaron a cabo miembros de la comunidad universitaria catalana y colectivos de solidaridad con el pueblo palestino que ocuparon la secretaría de la universidad exigiendo el apoyo de las universidades catalanas al Movimiento BDS (Boicots, Desinversiones y Sanciones contra Israel) y pidiendo reunirse con la dirección de la universidad.
Según el comunicado emitido al final de esta protesta, que duró varias horas, el Gobierno de Artur Mas está convirtiendo a las universidades catalanas en el principal instrumento de alianza entre Cataluña e Israel.
En la reunión celebrada con la dirección de la universidad, los representantes activistas catalanes entregaron un documento en el que exigían tres puntos:
1- Transparencia. Lo que significaría tener que hacer públicos todos los acuerdos que se firmen entre universidades catalanas y empresas o instituciones israelíes, con la tutela de instituciones públicas catalanas, como la Generalitat.
2- «Preguntar a la Generalitat si garantiza que los acuerdos con Israel implican a empresas e instituciones ligadas a la industria militar, defensa o seguridad o a la ilegal ocupación y colonización de territorios palestinos, lo que sería contrario a las nuevas directrices adoptadas por la Unión Europea el 31 de julio de 2013».
3- «Exigir que, tal y como demanda la sociedad civil palestina a través de la campaña del BDS, no se establezcan acuerdos de colaboración con las instituciones académicas israelíes mientras el estado de Israel siga sin respetar la legalidad internacional ni las declaraciones de la ONU».
Este incidente propalestino, que pueden observar en el siguiente enlace (https://www.youtube.com/watch?v=yEyqnL2BGNM&feature=youtu.be) ha sido silenciado por la mayor parte de la prensa catalana, lo que no resta un ápice del significado que tiene de resistencia a las conspiración puesta en marcha desde hace años por el CiU de Jordi Pujol y Artur Mas e Israel, en detrimento del pueblo catalán y de España.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.