El consenso político que llevó a todos los partidos a aceptar la monarquía ha sido demolido
«Ha sido una improvisación y una frivolidad por parte del rey», asegura a DIAGONAL el abogado y periodista Javier Castro Villacañas, autor del ensayo El fracaso de la monarquía (Planeta, 2013). La aprobación a toda prisa de la ley orgánica «y la situación de desamparo jurídico y de estatus en el que se queda Juan Carlos I, aunque ahora se intente arreglar, demuestra que no estaba preparado ni era la maquinaria exacta de relojería que nos han dicho», considera el escritor.
La celeridad con la que se ha desarrollado el proceso es una de las cuestiones que más han llamado la atención y que muchos enmarcan en el contexto de una crisis del modelo de la Transición y el consenso alcanzado entre los entonces principales actores del escenario político.
«El juancarlismo es un pacto de régimen que se firma entre los herederos del Franquismo -con el rey a la cabeza, pero está toda la clase política del Franquismo- y la oposición a ese régimen. Está el PCE y luego el PSOE y los nacionalistas con sus pequeñas enmiendas», expone Castro Villacañas, que subraya, además, que es esa entente entre fuerzas dispares, precisamente, la que ahora se ha roto.
Al sociólogo Isidro López le sorprende que se haya esperado hasta ahora para materializar la abdicación. Con el monarca «carbonizado totalmente en lo político», opina que el traspaso de poderes a Felipe era «una operación relativamente fácil» que, al final, «se ha convertido en un problemón político», a pesar de ser «el eslabón más débil de una crisis mucho más profunda que afecta a todas las instituciones del régimen del 78″.
A la desesperada
López, analista del Observatorio Metropolitano, resalta la influencia de los resultados de las elecciones europeas, que certificaron la crisis del bipartidismo. En ese contexto de debilitamiento y pérdida de identidad del modelo político que hasta ahora ha configurado el sistema político en España, otra incógnita fundamental es ver ahora qué efecto tendrá la llegada de Felipe VI a la jefatura del Estado.
«Realmente el príncipe está más maniatado por la propia Constitución y la ruptura del consenso que su padre, que pudo hacer cosas porque había heredado todos los poderes de Franco y lo que hizo fue ceder esos poderes y atraerse a los demás», señala Castro Villacañas, que cree además que «ahora viviremos unos primeros meses donde parecerá que se amplía el apoyo a la monarquía, simplemente por la sensación de cambio y el efecto positivo que eso puede generar». Sin embargo, «a la larga, los problemas están ahí y él no va a tener capacidad política para solucionar absolutamente nada», culmina.
«Lo tiene bastante crudo», afirma categórico Isidro López, que ve en Felipe VI «una figura con la que cuesta mucho empatizar y mucho más en una crisis cultural en la que la monarquía se desploma como elemento simbólico».
Juan Carlos I «ha estado haciendo política durante 30 años sin ningún tipo de piedad, pero por lo menos es campechano», concede el sociólogo, que aduce que si se intenta vender a Felipe como instrumento de una regeneración democrática, esto «tendrá que venir acompañado, como poco, de ciertas medidas, como tocar la Constitución desde arriba».
Con todo, Castro Villacañas destaca la posibilidad de que el nuevo rey intente reeditar un pacto similar al que firmó su padre con todas las fuerzas políticas. «Los asesores de la Zarzuela le van a insistir en que siga esta línea en lo que ha sido la acción política del juancarlismo, que ha sido el pacto con la izquierda y la cesión ante los nacionalistas, aunque yo no creo que lo pueda conseguir», remata.
«Lo de los nacionalistas es un poco delicado. Su posición forma parte del pacto, pero siempre desde la tensión. Su función es generar el espacio del debate legítimo», apostilla López.
«Hijo, todo esto será tuyo»
«Oficialmente, Juan Carlos llegó a España literalmente con lo que llevaba puesto». Así comienza el capítulo sobre la fortuna personal del hasta ahora rey de España en el libro Un rey golpe a golpe, escrito con el seudónimo de Patricia Sverlo.
En él se detallan los movimientos y el entramado de relaciones del monarca con pudientes y empresarios de todo tipo con los que asegura que ha generado una fortuna al margen de la asignación anual que se le otorga con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. En 2012, el periódico estadounidense The New York Times calculaba la suma acumulada por Juan Carlos I a lo largo de su reinado en unos 1.800 millones de euros.
«Ahora nos escandalizamos de muchas cosas, pero al rey los empresarios le regalaron dos yates y nadie se escandalizó. Esa relación del rey como embajador del capitalismo español más multinacional lo hemos estado viendo como algo positivo cuando no es más que una injerencia desde el punto de vista democrático», se explaya el escritor y periodista Mariano Sánchez Soler, que augura una continuidad en Felipe VI de ese modelo económico paralelo.
En esa «corte sin cortesanos» de los Borbones, los grandes empresarios han sido hasta ahora grandes valedores y han sido correspondidos con ese papel del rey como embajador económico de acuerdos importantes. Por poner un ejemplo cercano, como mediador ante los gobernantes saudíes en las negociaciones del AVE a La Meca.
Javier Castro Villacañas también cree en la continuidad de ese apoyo del IBEX 35, «de las grandes empresas que conforman lo que denominan la marca España». «Son los negocios que confluyen y se realizan a la sombra de Palacio. De los que se benefician muchos y nos intentan vender que nos beneficiamos todos los españoles, pero eso tenía que contar con transparencia de información, porque no sabemos qué papel han jugado determinados comisionistas y determinados intereses en esos negocios», lamenta.
«Esa función de lubricación de acuerdos no es transparente. Nunca lo va a ser», coincide Isidro López. La última Ley de Transparencia aprobada por el Gobierno ha aportado algo de luz a los asuntos de palacio en lo que a los presupuestos de la Casa del Rey se refiere, pero no contempla la posibilidad de desvelar a cuanto asciende en total el patrimonio privado del rey. Tampoco se conoce cuánto le cuestan al erario público algunos viajes y actividades privadas de la familia real que no van incluidos en la asignación de los PGE, en cuestión de transporte o de seguridad, por ejemplo.
El debate sobre la responsabilidad jurídica del rey parece haberse zanjado: Juan Carlos mantendrá su condición de rey, pese a no estar en ejercicio del cargo, y gozará de un aforamiento máximo y extraordinario que seguirá eximiéndole de responsabilidad civil y penal.
«Existe el peligro de que alguien le pueda reclamar desde cuestiones de paternidad hasta temas de negocios personales y políticos», describe Javier Castro Villacañas, que valora como «un escándalo desde el punto de vista político y democrático» el que «exista una persona al margen de la ley y al margen de toda responsabilidad jurídica».
A pesar de ello, Isidro López insiste en que la cuestión de la inviolabilidad «es un debate que tiene un poco de trampa». «No deberíamos perder mucho tiempo con ella. A malas, en una verdadera crisis de régimen los dos grandes partidos podrían sacrificar al rey para continuar con el modelo de Estado, pero su miedo a que, al tocar cualquier cosa, se desplome el edificio entero va a hacer que se acantonen en cuestiones como ésa», concluye.
¿Y qué tal eso de preguntar a la población?
Además de las manifestaciones y concentraciones, se han lanzado tres iniciativas para consultar a la ciudadanía sobre el modelo de Estado y de democracia.
Referéndum Real Ya
La iniciativa Referéndum Real Ya, nacida al calor de las movilizaciones posteriores a la abdicación, está realizando una consulta en cientos de mesas y por internet entre el 14 y el 19 de junio. Lanzada por asambleas y distintos colectivos vinculados con el 15M, colectivos de la Confederación Pirata, círculos de Podemos y Equo, la iniciativa contó con un avanzado sistema de voto electrónico y validación de los votantes. Más info en: referendumrealya.com
Consulta por la democracia
La Constitución va a ser modificada para «intentar sujetar un sistema que ya no puede respirar más». Con esta premisa, el Movimiento por la Democracia ha lanzado la iniciativa de una consulta por la democracia que se realizaría entre el 15 de octubre al 6 de diciembre.
Esta iniciativa coincidiría en el tiempo con la consulta soberanista en Catalunya, prevista para el 9 de noviembre, donde las demandas nacionalistas intentan ser complementadas con demandas sociales por movimientos como el Procés Constituent o partidos municipalistas como las CUP. Más info: movimientodemocracia.net
Izquierda Unida
El coordinador federal de Izquierda Unida volvió a demandar en su comparecencia en el Congreso el pasado 11 de junio, durante la votación de la ley orgánica que validó la abdicación, la convocatoria de un referéndum y «que se pregunte al pueblo español qué quiere en estos momentos cruciales de nuestra historia». IU plantea la realización de esta consulta en los próximos tres meses. Más información en: referendumya.com