Un nuevo manual comunitario de Gestión Inclusiva para la Reducción de los Riesgos de Desastres (GIRRD) propone recursos que minimizan el impacto de los peligros en poblaciones vulnerables por su edad, género y condición de discapacidad en Cuba.
«Solo una persona con discapacidad, de cada cinco en el mundo, puede ser evacuada sin dificultad en caso de desastre. Una catástrofe significa una mortalidad más elevada para las mujeres que para los hombres; los niños y los ancianos también son una gran proporción de las personas afectadas», afirmó Charlotte Frontier, representante de Humanity & Inclusion (HI) en Cuba.
Frontier participó en la presentación virtual del Manual comunitario sobre Gestión inclusiva para la reducción de los riesgos, el pasado 13 de octubre. Representantes del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, del Ministerio de Educación (Mined) de Cuba y las organizaciones internacionales Oxfam y la Oficina de UNICEF reconocieron el valor de la publicación y sus aportes al contexto nacional.
El manual propone un enfoque inclusivo en las distintas fases del ciclo de reducción de desastres: preparación, respuesta, recuperación y prevención. Tiene como fin ser utilizado para acciones de aprendizaje y comunicación en escuelas y comunidades con múltiples riesgos y que enfrentan los efectos del cambio climático.
En sus capítulos se incluyen las particularidades de las poblaciones vulnerables, aparecen orientaciones metodológicas, recursos y ejercicios a partir de definiciones amigables sobre fenómenos, peligros, riesgos, desastres, entre otros temas.
Entre sus contribuciones se encuentra la incorporación de consejos prácticos y actividades para personas con discapacidad física, sensorial, visual, auditiva, sordo ceguera, intelectual, psíquica y autismo. Por ejemplo, entre sus consejos el texto indica que, para las personas con discapacidad auditiva, es más efectivo acordar señales de alarma como encender y apagar las luces; en el caso de las personas con discapacidad visual, son más útiles los mensajes en letras grandes, con colores llamativos y avisos sonoros.
También aparecen recomendaciones para el apoyo socioemocional a niños, niñas y adolescentes, antes, durante y después de desastres, como parte del enfoque de Gestión Inclusiva para la Reducción de los Riesgos de Desastres.
Orestes Valdés, especialista de la Dirección de Ciencia y Técnica del Mined, reconoció la importancia del documento, pues «los peligros no se pueden eliminar, pero sus impactos pueden disminuir y las vulnerabilidades reducirse con el trabajo educativo en escuelas y comunidades, teniendo en cuenta la participación y protagonismo de la comunidad con necesidades educativas especiales».
La página de Unicef en Cuba acoge tres versiones digitales del Manual: una para docentes, una versión en leguaje claro y otra en formato accesible. Se prevé, además, un juego de comunicación para comunidades multirriesgos y un paquete para redes sociales.
El Manual, editado bajo el sello del Mined, fue preparado por un grupo de más de 20 especialistas de la Asociación Cubana de Personas con Discapacidad Físico-Motora (Aclifim), la Asociación Nacional del Ciego de Cuba (Anci) y la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc); la Dirección de Ciencia y Técnica y el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP), del Ministerio de Educación de Cuba; Humanity & Inclusion, Oxfam y la Oficina de UNICEF en Cuba. Más de 300 personas validaron el producto final.
«Tenemos que tener una mirada inclusiva en los planes de reducción de riesgo de desastres», afirmó durante la presentación Amneris Santos, jefa del Departamento de Comunicaciones de Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil.
Santos reconoció que desde 2015 se desarrollan proyectos vinculados a la Gestión Inclusiva para la Reducción de los Riesgos de Desastres en la isla del Caribe, con acciones comunitarias, educativas e institucionales.
Entre los enfoques que promueve están el de género, la prevención de las violencias y la participación activa de las mujeres en la toma de decisiones en cada una de las fases del ciclo de reducción de desastres.
Según el Manual, la Gestión Inclusiva para la Reducción de los Riesgos de Desastres propone avanzar «hacia el logro de un desarrollo humano equitativo y sostenible, como requisito en la construcción de sociedades más seguras y con iguales oportunidades para todas las personas».
Elena Gentili, representante de Oxfam en Cuba, afirmó que incluir la perspectiva de género es justo en término de derechos, es necesario para la prevención y respuesta efectiva y es beneficioso para la sociedad en su conjunto. Insistió en que es necesario aprovechar las experiencias y saberes de las personas y garantizar entornos libres de violencia de género, a partir de la existencia y el conocimiento de una ruta crítica para denunciar el maltrato machista.
«Es muy importante tomar en consideración las necesidades específicas de hombres y mujeres, niños y niñas, antes y después de un desastre, comprender los impactos diferenciados, entender que las desigualdades de género que existían antes de un desastre tienden a reconfigurarse y acentuarse», dijo Gentili en la presentación virtual.
Reconoció, además, que la Gestión Inclusiva para la Reducción de los Riesgos de Desastres es una apuesta fundamental en un momento social complejo, de cambio climático, de pandemia y múltiples crisis que ponen en peligro la vida de muchas personas a nivel global.
«Para Cuba es un desafío mayor, al tratarse de un pequeño país insular, por demás bloqueado por Estados Unidos, que sabemos es una política que obstaculiza las capacidades para responder a esos embates», concluyó.