El triunfo electoral de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia pone de manifiesto la reivindicación histórica del pueblo colombiano, que en los años cuarenta del siglo pasado fue objeto de un brutal asesinato del extraordinario dirigente del Partido Liberal Eliécer Gaitán.
“Este domingo posiblemente- reflexionaba unos días antes del hecho electoral nuestro amigo Raul Borja- se realizara el sueño de Jorge Eliécer Gaitán, el líder liberal democrático colombiano que quiso llegar a la Presidencia de la República por medio de un triunfo electoral. No pudo culminar su sueño pues fue asesinado el 9 de abril de 1948. Y concluía con su reflexión:
“Justamente este domingo va a ganar la Presidencia de la República de Colombia, el binomio de las izquierdas: Gustavo Petro y Francia Márquez. ¿Meras coincidencias? Es como que está sucediéndose una feliz constelación de planetas. ¡Júpiter y Venus!!!
Al fin, entonces, en un acto lleno de tensión y de historia, el pueblo colombiano derrotó a la vieja y tradicional oligarquía colombiana, a la derecha de Uribe y Duque, reivindicando así a las fuerzas y a las tendencias de izquierda y democráticas que firmaron un gran pacto nacional (el Pacto Histórico), para superar, los límites de la historia colombiana y abrir una nueva perspectiva de desarrollo y convivencia social, ya entrado el siglo XXI.
Antecede, de manera inmediata, esta victoria electoral, la significativa acción insurgente, contra hegemónica, que vivió Colombia, cuando se levantó el pueblo en el 2019 en contra de las posiciones de derecha extrema de carácter neoliberal de Duque, e irrumpió ante la necesidad de avanzar a fortalecer y consolidar la paz, que el “uribismo” y la derecha reaccionaria habían esquivado en todos estos años.
Estamos ante un momento regional, donde estas elecciones son un síntoma, que abre un nuevo impulso, donde se reconocen las fuerzas progresistas y democráticas de Colombia y de la región, como aquellas que en la reestructurada geopolítica regional, cuestionan a la dominación norteamericana, que nuevamente quisiera volver a tratar a América como “patio trasero”. El fracaso de la Cumbre de las Américas muestra este nuevo signo regional.
Pero también el proceso electoral en que Petro derrota a la maniobra dominante, encarnada en un candidato populista, de corte fascista, como Bolsonaro en Brasil, dispuesto a entrar en una ofensiva contra la democracia y las fuerzas democráticas, es un signo de la singular historia colombiana. Pero también es un momento en que se derrota ese pensamiento empirista “marketero”, que creyó encontrar en los resultados, de primera vuelta de las elecciones colombianas, el inevitable triunfo de Hernández en contra de Petro, sin comprender que la historia y su concepción dialéctica permite avizorar más allá de la apariencia y acertar con la expresión fidedigna de los nuevos momentos históricos.
Para aquellos que nos identificamos con la necesidad de la autonomía, de la construcción de la fuerza desde abajo, vale decir, desde la necesidad de conformar la contra-hegemonía social y política, se requiere, comprender el nuevo momento regional de nuestra historia, donde- como diría Gramsci -se ha impuesto, en medio de un equilibrio instable, que se abre en la lucha política gubernamental próxima, una línea progresiva contraria a la recesiva del candidato populista Hernandez. Recuperar este momento para generar un proceso que vaya más allá es la principal atención de este resultado electoral. Y por tanto generar la unidad de toda Colombia, aislar al “uribismo”, y bajo el emblema de ese gran Líder Gaitan abrir el camino de la recuperación histórica, social y política.
Vivimos, entonces, un momento decisivo de la lucha y del momento social y político de la Región, en que se han reconocido diversidad de sectores subalternos, sociales y sindicales, y de género, que tienen en el dirigente Gustavo Petro una perspectiva estratégica.
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