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Se cumplen 68 años de la muerte del dramaturgo comunista Bertolt Brecht

El legado brechtiano: teatro dialéctico y poesía revolucionaria

Fuentes: Rebelión

¿Continúa vigente la obra del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956)? Cumplido el 68 aniversario de su fallecimiento, en 2024 pasó a considerarse de dominio público una de sus piezas teatrales, La ópera de tres centavos, estrenada en 1928 en Berlín; con varios números musicales, de Kurt Weill, representa una crítica al capitalismo con comerciantes, ladrones, policías, prostitutas, mendigos y cantores ambulantes.

En abril de 2024, Carro de Comedias de la Universidad Autónoma de México (UNAM) escenificó la obra dramática El alma buena de Sezuan, protagonizada por una joven prostituta (Shen-Tè); Brecht finalizó la pieza en 1943, cuando se hallaba en el exilio estadounidense.

Dirigida por Gabriela Ochoa, los 18 personajes de El alma buena de Sezuan tenían como intérpretes a jóvenes procedentes de los estados de Guerrero, Veracruz, Zacatecas, Coahuila, Sonora y Ciudad de México.

“La bondad (de Shen-Tè) es premiada por los dioses, que le dan dinero con la condición de que siga siendo buena, pero al poner un pequeño negocio todos los pobladores buscan sacarle provecho”, explicaban los programadores.

Teatro épico, dialéctico y el efecto distanciamiento son formulaciones teóricas y técnicas asociadas a la obra del autor comunista, perseguido por el nazismo; entre el listado de obras teatrales y libretos de ópera, figuran La vida de Galileo (escrita en 1939); Madre Coraje y sus hijos (estrenada en 1941 en Zurich); Terror y miseria del Tercer Reich o La resistible ascensión de Arturo Ui.

Brecht escribió también obras en prosa, como Los negocios del señor Julio César, publicada en 1957; el relato tiene, como punto de partida, el viaje de un investigador hasta la villa en la que reside el alguacil ejecutor y después financiero, Mummio Spicer; el objetivo del viaje es construir la biografía del político y militar romano.

Tras un recorrido de dos semanas, el biógrafo tiene acceso a las anotaciones del secretario de Julio César, el esclavo Rarus; el diario es uno de los puntos centrales de la narración.

“El Senado es el Estado, no hay vuelta que darle; son 300 familias, casi todas ellas dueñas de grandes posesiones. Se ha visto a estos hombres triunfadores recorrer las calles en carros de oro (…); cada una de esas familias tiene miles de clientes en la ciudad: pequeños comerciantes, artesanos, inquilinos, proveedores de guerra”, cuenta uno de los pasajes.

Una posible vía de acercamiento a la obra brechtiana es la antología Hablar en tiempos oscuros, editada por la Fundación Rosa Luxemburgo y Para Leer en Libertad AC (México, 2012); en la presentación se destaca cómo el autor alemán inició en 1926 su “dedicación intensiva” al marxismo: conoció a los filósofos Karl Korsch y Walter Bejamin.

Ya en 1930, el autor de La boda de los pequeños burgueses y la sátira Turandot o el congreso de los blanqueadores empezará a “tener más que contactos” con el Partido Comunista Alemán.

Cinco años después Bertolt Brecht participó, en París, en el I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (“¡Camaradas, hablemos de las condiciones de propiedad!”, concluyó en su discurso respecto al fascismo).

Otro hito biográfico y literario tuvo lugar en 1949; la actriz y directora teatral –comunista- Helene Weigel, y Bertolt Brecht, fundaron la compañía teatral Berliner Ensemble, en Berlín Oriental; las primeras representaciones de la compañía fueron textos del dramaturgo; en 1954, el creador nacido en Augsburgo recibió el Premio Stalin de la Paz entre los Pueblos, otorgado por la URSS.

Hablar en tiempos oscuros incluye una selección de poemas de Brecht; por ejemplo Elogio al comunismo: “Es razonable, cualquiera lo entiende. Es fácil./Tú no eres ningún explotador, puedes entenderlo./Es bueno para ti. Averigua cómo es./(…)”; y añade el poeta: “Los explotadores dicen que es un crimen./Pero nosotros sabemos:/es el fin del crimen”. 

O Entre los de arriba; así, “Entre los de arriba/hablar de comida es considerarlo bajo./Ésta es la razón: ellos/ya han comido (…)”; en otros poemas –Lectura del periódico mientras hierve el té- también hace alusión a las clases dominantes: “Por las mañanas temprano leo en el periódico los/magnos planes del papa y de los reyes, de los banqueros/y de los barones del petróleo (…)”.

En uno de los relatos breves de la antología, el autor apunta trazos biográficos de La anciana indigna: “Con escasísimos medios había criado a cinco de los siete hijos que tuvo en total. Debido a ello se había ido consumiendo por los años”.

Además de a la obra, dramaturgos como Javier Maqua (asimismo director de cine y novelista) se han referido a la metodología de Brecht; Maqua lo hizo en un artículo en la revista Triunfo (Bertolt Brecht: Trabajando el diario, abril 1979), sobre el diario de trabajo del escritor marxista; los periódicos, las lecturas, un compañero de la fábrica o cualquier tipo de objeto podían estimular sus reflexiones y figurar entre los contenidos de sus obras.

Maqua subrayaba cómo las escenas en Brecht “se suceden completamente aisladas, desnudas, una detrás de la otra y, a menudo, separadas por canciones, rótulos o efectos que garantizan el aislamiento y la distancia”; a ello se añade otro rasgo de su posicionamiento: “Su constante capacidad para la inquina y la disidencia son proverbiales”.

La izquierda (política y social) continúa teniendo como referente las artes escénicas y el compromiso brechtiano; así lo recordaba el Subcomandante Marcos, en un artículo de 2006 en el periódico Rebelión, Bertolt Brecht: teatro épico para la revolución; se cumplían 50 años de la muerte del creador, y el líder zapatista ponía de relieve el modo en que Brecht se definía:

“Soy un autor dramático. Muestro lo que he visto. Y he visto mercados de hombres donde se comercia con el hombre. Esto es lo que yo, autor dramático, muestro”.

También por la citada efeméride, el historiador y analista Higinio Polo sintetizó –en la revista El Viejo Topo- las representaciones de Bertolt Brecht como una guía para la acción; de hecho, el teatro épico brechtiano obliga al espectador a que tome decisiones, en contraposición al teatro dramático, en el que predominan los sentimientos y las emociones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.