Recomiendo:
0

Una espiral belicista de la que España también es parte y pone en jaque la paz y la seguridad mundial

El gobierno decide el mayor incremento de gasto militar de la historia reciente

Fuentes: Centre Delàs d'Estudis per la Pau

El gasto militar mundial alcanzó los 2,7 billones en 2024, lo que supone un aumento del 9,4% en términos reales respecto al año anterior según los cálculos del SIPRI, acumulando el mayor aumento de la historia reciente, cercano al 20%, en tan solo tres años.

La decisión del Gobierno español de inyectar 10.400 millones de euros más al presupuesto prorrogado, permite a España alcanzar el 2% del PIB ya en 2025 con un gasto militar récord reconocido por el Gobierno de 33.123 millones de euros. Según el Centre Delàs, será aún superior, alcanzando los 40.457 M€, que representan el 2,48% del PIB.

El acelerado aumento del gasto militar del Gobierno aleja a España de convertirse en un actor creíble de promoción de la paz y seguridad mundiales, al tiempo que sus compromisos de compra de armamento de 53 mil millones de € aumentan la dependencia militar de Israel y EEUU.

Las vías militares se imponen en Oriente Medio, con un aumento de su gasto militar del 15%, Europa, con un aumento global del 17%, liderado por Europa Occidental que incrementa sus partidas militares un 24%, y el Este y Sudeste asiáticos, con un 7,5% y 7,8% de aumento respectivamente. El liderazgo mundial lo mantienen los países OTAN, cuyos 32 miembros suman el 55% del total del gasto militar mundial (1.506 millones de $).
 
El gasto militar de Estados Unidos creció un 5,7% hasta los 997.000 millones, acaparando el 37% del total mundial en 2024. Rusia, que incrementa en un año su gasto un 38% (149 mil millones), e Israel, que lo hace un 65%, muestran su apuesta por una economía de guerra que sustenta proyectos políticos basados en el uso de la fuerza militar. China aumenta por trigésimo tercer año consecutivo su presupuesto militar, siendo de nuevo la segunda potencia en gasto militar con 314 mil millones en 2024.
 
Son algunas de las principales conclusiones de los nuevos datos de gasto militar en todo el mundo que publica hoy el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). En el marco de los Días Globales de Acción sobre Gasto Militar (GDAMS, por sus siglas en inglés), el Centro Delàs de Estudios por la Paz, analiza estas nuevas cifras y pide una reducción de los gastos militares mundiales y del Estado español, así como que se realicen esfuerzos reales hacia una nueva arquitectura de seguridad basada en la seguridad común, el desarme y la cooperación internacional.
 
“La apuesta por la militarización de las principales potencias junto a la incertidumbre política internacional alejan las opciones de paz en algunos de los principales conflictos armados y aumentan la probabilidad de optar por las vías militares en regiones con tensiones latentes. Además, el objetivo arbitrario del 2% del PIB mundial en presupuestos militares es sustituido por el 3,5% o incluso el 5% e impulsa las expectativas de negocio de las empresas de armas, siendo 3 de cada 4 de las principales industrias militares de los países del entorno OTAN”, analiza Jordi Calvo, coordinador del Centre Delàs y de la Campaña Global sobre el Gasto Militar (GCOMS).
 
El gasto militar impulsa la Europa belicista y aleja la paz del continente
 
El gasto militar de los países miembros de la Unión Europea alcanzó los 369.962 millones de dólares en 2024, un nivel superior al registrado al final de la Guerra Fría, con un aumento del 17 %, impulsado principalmente por los países de Europa Central y Oriental. Sin embargo, 4 de los 5 países europeos que figuran entre los 15 principales países que más gastan siguen siendo occidentales; Alemania, en particular, aumentó su gasto militar un 28 % en 2024, convirtiéndose en el mayor inversor de Europa Central y Occidental por primera vez desde su reunificación.
 
Esto va en línea con un discurso generalizado de belicismo europeo en el que la propia Unión Europea no queda atrás. Además de las subvenciones directas de la UE para la investigación, el desarrollo, la producción y la adquisición de armamento (que ascenderían a cerca de 1.500 millones en 2024 y a 5.000 millones en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz), la Comisión Europea ha facilitado el uso de programas civiles para proyectos militares, desde el programa medioambiental LIFE hasta los fondos de transporte y regionales, e instando a los actores financieros privados, incluidos los de financiación sostenible y el Banco Europeo de Inversiones, a invertir en empresas armamentísticas.
 
“Entre la exacerbación de la carrera armamentística mundial y la defensa de una disputada hegemonía, la militarización de la UE también supone una amenaza para la paz y la seguridad de sus ciudadanos. El reciente plan de 800.000 millones de euros adicionales en gasto militar para los próximos cuatro años implicará antes o después una reducción del gasto público en sanidad, pensiones, educación o la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias, alerta Laëtitia Sédou, responsable de incidencia europea del ENAAT, la campaña europea contra el comercio de armas.
 
El belicismo y rearme disparan un gasto militar récord en España
 
Según los nuevos datos lanzados hoy por el SIPRI, el gasto militar español para el año 2024 fue de 24.615 $ corrientes, con un incremento en términos reales del 0,4% respecto al año anterior.
El Gobierno español se suma a la espiral belicista y con su decisión de inyectar 10.471 millones de euros al presupuesto prorrogado español, permite a España alcanzar el 2% del PIB en 2025 con un gasto militar reconocido por el gobierno de 33.123 M€. Este gasto militar incorpora esta vez partidas militares (sin aclarar cuáles) repartidas en otros ministerios. Pese a esto, este nuevo cálculo sigue dejando fuera algunas partidas de carácter militar que, de incluirse, lanzan el gasto militar real de 2025 hasta los 40.457 M€, casi el 2,5% del PIB. Así lo concluye la nueva publicación del Centre Delàs,  El gasto militar y el rearme de España en 2025’.
 
La publicación también destaca cómo el plan presentado por el Gobierno el pasado 22 de abril, diluye de forma intencionada el peso que tienen las compras de armamento en esos 10.471 millones aprobados. “Bajo conceptos más amables como ‘Instrumentos de defensa y disuasión’ o ‘Condiciones laborales, preparación y equipamiento’ se incluyen asignaciones muy cuantiosas a programas de armamento (PEM). Resulta alarmante, como ejemplo, el caso del POD designador láser para aviones de combate, incluido en una abultada partida de ‘Modernización y mejora de capacidades de entrenamiento’, que además es producido por la empresa israelí Rafael”, explican los autores.
No es la única empresa israelí que saldrá beneficiada por esta nueva inyección de gasto militar, pues también se contemplan 350 millones para un Sistema Conjunto de Radio Táctica (SCRT) que fabrica un consorcio en el cual Elbit Systems es el socio tecnológico.
 
La mayor parte de estos incrementos, como vemos, se dirigen a las inversiones en programas de armamentos (PEM) que, en la actualidad, ya suman la exorbitante cifra de 53.415 millones €, y cuyo calendario de pagos de la próxima década anticipa que el gasto militar no solo no bajará del 2%, sino que se acercará al 3% del PIB.
 
Un gasto militar de esta magnitud no solo supone dejar de invertir durante este ejercicio en otros sectores que fácilmente podríamos considerar prioritarios para la ciudadanía (como son la salud, la educación, la vivienda o la lucha contra la crisis medioambiental), sino que también es de esperar que suponga recortes en otros ministerios”, alerta Pere Ortega, investigador del Centre Delàs y coautor de la publicación El gasto militar y el rearme de España en 2025’.
 
El hecho de que el gasto militar mundial sea en 2024 la octava economía mundial, su crecimiento exponencial y las expectativas de militarización futuras alejan las posibilidades de paz entre estados y de seguridad para los pueblos. “El Gobierno español tenía la posibilidad de elegir entre sumarse al delirio militarista y plegarse ante las exigencias de los EEUU o marcar perfil propio y defender un modelo alternativo de políticas de paz y seguridad no belicistas”, apunta Quique Sánchez, investigador del Centre Delàs i coautor de la publicación.