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El Congreso Ibérico de Ecología más importante del año moviliza a cientos de especialistas a favor de una ciencia más diversa e inclusiva

Fuentes: Rebelión

Del 2 al 6 de junio, Pontevedra ha sido la sede del Congreso Ibérico de Ecología más importante del año. La Sociedad Ibérica de Ecología (SIBECOL) y la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET) han conseguido reunir bajo un mismo paraguas “diversidad, decrecimiento y sostenibilidad en la investigación ecológica” a más de 900 profesionales dedicados al estudio de la conservación y los efectos del cambio global en especies terrestres, marinas y de agua dulce. Entre las más de 800 actividades realizadas, se han compartido cientos de trabajos científicos con un enfoque comunitario, feminista y/o sostenible. Se han abierto, además, espacios para el debate social en los que visibilizar y denunciar prácticas injustas que se dan dentro de la Academia, como el acoso laboral, ligado a la violencia de género, o la precariedad e inestabilidad dentro de la profesión. Un encuentro en el que han confluido, tal y como explican desde la organización, proyectos y prácticas científicas que “rompen con el modelo tradicional de hacer ciencia y que anteponen la sostenibilidad frente a lo económico, la diversidad frente a la exclusividad y la comunidad frente al elitismo”.

El programa científico de este Congreso, ha estado repleto de posters, ponencias y sesiones científicas sobre estudios y metodologías emergentes dentro de la Ecología, que buscan responder a desafíos ecológicos y sociales de hoy día como la desertificación, la conservación de los recursos y de la biodiversidad, la contaminación ambiental o la adaptación al cambio climático, entre otros. También ha habido espacio para actividades científicas abiertas, como talleres de divulgación a pie de calle, una exposición de ilustradores científicos y visitas de alumnos y profesorado de colegios de Vigo. “No estamos aquí para encerrarnos a deliberar en nuestra torre de marfil sino que queremos compartir lo que hacemos con la ciudadanía”, explica Ainhoa Magrach, profesora Ikerbasque del Centro Vasco de Cambio Climático (BC3) y presidenta de la AEET.

Entre todas las investigaciones presentadas, han destacado aquellas basadas en metodologías abiertas y colaborativas, en las que los datos recabados están disponibles para todo el mundo (Ciencia Abierta); y en las que el equipo científico trabaja en colaboración con la población local (Ciencia Ciudadana o Comunitaria). Dentro de estos campos, se han puesto de relieve trabajos como el desarrollado por la ecóloga Ximena Herrera de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), galardonada con el premio de Ciencia Abierta que otorga la AEET. Herrera ha diseñado herramientas de análisis de datos masivos que han permitido recopilar, en colaboración con las instituciones locales y otras redes forestales, los atributos ecológicos de más de 6.000 especies de árboles de la Panamazonía, incluyendo datos sobre la vulnerabilidad a escenarios del cambio climático y deforestación. Una labor que le ha llevado a definir, por primera vez, un concepto preliminar de “especie maderable Amazónica”, un paso clave para que las instituciones responsables puedan empezar a catalogar qué especies de árboles tropicales son maderables y cuáles no, así como regular qué especies están protegidas y cuáles están autorizadas para el uso de las comunidades locales e indígenas y cuales para la industria de la madera.

Otro de los proyectos de Ciencia Abierta que tuvo un lugar destacado durante las ponencias, fue PolinizAÇÃO presentado por su cocoordinadora Silvia Castro, investigadora del Centro de Ecología Funcional de la Universidad de Coimbra. Una iniciativa destinada a investigar, monitorear y coordinar planes de actuación destinados a proteger a los polinizadores en todo el territorio nacional, en el que están implicadas más de 70 entidades (académicas, administraciones públicas, ONG…) a través de la Rede polli.NET. Castro ha estado implicada también en la creación de CropPol, la primera base de datos abierta, dinámica y global sobre polinización de cultivos. Otro proyecto de Ciencia Abierta con el que se han recopilando datos en los 5 continentes, que permitirán estudiar patrones y establecer planes de conservación de los polinizadores en los cultivos. “Es crucial que datos como estos estén abiertos y disponibles para facilitar futuras investigaciones y programas de monitorización”, ha explicado Castro. CropPol es una iniciativa que ha sido cocoordinada por Ignasi Bartomeus, investigador de la Estación Biológica de Doñana – CSIC, que también ha estado presente en este Congreso y quien ha defendido durante su presentación oral la necesidad de impulsar planes de conservación de los polinizadores en tierras agrícolas y la importancia que está teniendo la Ciencia Abierta a este respecto. “Está siendo clave, ya que está contribuyendo a acelerar la recopilación de muchos datos que todavía desconocemos”, ha indicado.

Nuevos enfoques para responder al cambio global

Durante todo este Congreso, han estado muy presentes también las últimas investigaciones sobre epigenética, un campo de estudio que está revolucionado el modo de explicar la evolución y que está siendo clave para analizar la capacidad de adaptación de las especies al Cambio Global. A este respecto, han destacado estudios como el presentado por la ponente invitada Christina Richards. investigadora en la Universidad del Sur de Florida y la Universidad de Tübingen, que demuestra que hay especies invasoras como la hierba nudosa japonesa, con mucho éxito de colonización pero con una diversidad genética muy pobre. Investigación que contradice teorías evolutivas tradicionales basadas en que el éxito de las especies está conectado con la variabilidad genética, y que ha llevado a Richards a interesarse en cómo los estudios sobre especies invasoras en sistemas naturales pueden ayudarnos a comprender la diversidad de los cánceres humanos. Otros de los trabajos que están generando nuevos enfoques evolutivos, es el presentado por Carlos M. Herrera centrado en estudiar la diversidad de las variaciones naturales que se dan dentro de una una misma planta y que influyen en su capacidad de respuesta al entorno, como el uso de recursos o su tolerancia a los cambios ambientales.

La ciencia basada en el decrecimiento ha sido otra de las grandes protagonistas de este Congreso. Mario Pansera, profesor de la Universidad de Vigo y la Universidad Autónoma de Barcelona, especializado en investigación e innovación científica para el Decrecimiento, ha sido el encargado de poner en cuestión “el tecnooptimismo” como la principal solución a la crisis climática. Una tendencia dominante dentro de la ciencia que, según Pansera, nos lleva a más destrucción, ya que en palabras suyas: «más ciencia produce más innovación; más innovación, más creación; y más creación, más destrucción”.

Acoso y precariedad laboral, realidades muy extendidas en la Academia

De forma prioritaria y transversal a las actividades puramente científicas, desde la organización del Congreso se han abierto una serie de espacios en los que visibilizar, debatir y denunciar prácticas injustas dentro de la Academia, como el acoso o la precariedad laboral, que han sido liderados por los colectivos más afectados. Dos realidades que, según datos recogidos por la AEET y SIBECOL, siguen siendo muy frecuentes dentro de la Academia.

En el 2022, la Comisión de Igualdad de la AEET denunciaba que de las 250 personas encuestadas dentro de la organización, un 47% de las mujeres (de 200 entrevistadas) respondieron afirmativamente haber sufrido acoso laboral alguna vez o con frecuencia, frente a un 27% de los hombres (de 50 que participaron). Para abordar esta problemática, la organización del Congreso ha invitado a la investigadora y periodista Lara Graña, para contar cómo destapó el caso de agresión sexual y desaparición de Carmen Fernandez, camarera de a bordo en unos de los buques oceanográficos del CSIC. “Lo que saca a la luz la investigación de Lara y los testimonios que hubo durante el coloquio, es que no se están activando los protocolos contra la violencia de género dentro de las instituciones científicas”, denuncia Sara Gamboa, investigadora de la Universidad de Vigo y coorganizadora de esta actividad.

Otra de las problemáticas denunciadas y debatidas durante el Congreso, ha sido la precariedad de las personas investigadoras quienes se enfrentan a una situación de inestabilidad laboral grave. Según una encuesta realizada a 441 asistentes al Congreso, cuyos resultados se presentaron durante el evento, 3 de cada 4 de las personas entrevistadas no cuenta con un empleo estable, y 1 de cada 4 respondieron que tiene un contrato que vence antes de 6 meses. “Ser científica hoy, implica convivir con la incertidumbre, lo que hace casi imposible imaginar un futuro a largo plazo en esta profesión”, según explica Sara Varela, investigadora Oportunius de la Universidad de Vigo y cocoordinadora del Congreso.

Cuidar el entorno académico y a quienes lo habitan

Muchas de las personas de la Organización y del Comité científico de este Congreso han formado o forman parte de diferentes comisiones de Igualdad, tanto dentro de la AEET y SIBECOL, como en sus centros de trabajo, la Universidad o el CSIC. Experiencias, todas ellas, que “han sido fundamentales para integrar todas estas preocupaciones de forma transversal en este Congreso”, tal y como explica Mar Sobral, profesora de Geografía en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), coorganizadora y coordinadora del Comité Científico del Congreso, premiada por la AEET durante este Congreso por su “Contribución a la diversidad e inclusión dentro de la Academia” .

Desde la organización de este Congreso, se han puesto en marcha medidas y acciones para que la conciliación familiar esté presente de forma natural en todos los espacios, incluidos los científicos y profesionales. “Queremos que hacer ciencia en ecología, hoy, signifique también cuidar el entorno académico y a quienes lo habitan”, señala Isabel Reche, catedrática de Ecología en la Universidad de Granada y presidenta de SIBECOL. Para este evento, se han habilitado iniciativas inéditas como una Sala de Conciliación, con una zona para lactancia, descanso, juegos y alimentación, y se ha establecido un punto violeta para intentar recabar cualquier forma de acoso que ocurra durante la celebración, entre otras medidas. Prácticas todas ellas, que “son poco habituales en los congresos científicos, y que en muchos casos depende del compromiso de la organización” según explica Alexandra Rodríguez, investigadora de la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC) y cocoordinadora de este Congreso. Hoy en día existen algunos precedentes a este respecto, como los congresos de la European Geosciences Union (EGU), la British Ecological Society (BES), o la Association for the Sciences of Limnology and Oceanography (ASLO), pero todavía no hay un estándar consolidado dentro del mundo de la ciencia.

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