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No se trata de «no tirar la toalla», sino de tirar de la manta

Fuentes: Ganas de escribir

Todos los medios de comunicación coinciden prácticamente con un mismo titular: el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido «no tirar la toalla».

Me parece bien que exista esa voluntad, por lo que tiene de no sentirse derrotado y como expresión del deseo de seguir dando la batalla hasta el final. Estar dispuesto a no tirar la toalla es una muestra de valentía y coraje que se agradece, pero me temo que no es suficiente en las actuales circunstancias. De nada vale resistir a cualquier precio, dando golpes al aire como un boxeador desnortado.

No se trata de no tirar la toalla, sino de tirar de la manta, y eso significa depurar todas las responsabilidades y restablecer la dirección por la que se transita, porque ya no se puede seguir por el mismo camino.

La primera y más grave responsabilidad es la de Pedro Sánchez y no se ha depurado.

En un artículo anterior señalé que, a mi juicio, debía dimitir como secretario general del PSOE porque ha cometido sucesivos errores que le han hecho un daño brutal. En dos ocasiones consecutivas se ha equivocado eligiendo a la segunda autoridad de su partido, a las personas responsables de la buena marcha de la organización.

Cuando lo escribí, pensaba que su papel como presidente del Gobierno podía ser aún útil y decisivo. Creí que todavía estaba en condiciones de liderar como tal un proceso rápido y contundente de regeneración, teniendo en cuenta que la corrupción no es un problema de personas, sino ya endémico en nuestra vida política y económica.

No ha sido así, y lo único que percibo en Pedro Sánchez es la voluntad de mantenerse como sea en la presidencia del Gobierno, seguir a cualquier precio. No digo que sin razones, sino que las que da no son válidas, no van acompañadas de hechos que muestren un cambio de rumbo, y no proporcionan seguridad de que no volverán a darse nuevos escándalos vinculados a su persona o partido.

A mí me parece que no cambiar claramente de rumbo es una auténtica barbaridad. La crisis que va a ocasionar en toda la izquierda el seguir dando manotazos al agua desde una barca que se hunde puede ser histórica.

Las argumentaciones que se están dando para mantener a cualquier costa el Gobierno no sirven, ni son creíbles, ni coherentes. Sobre todo, porque lo imprescindible para poder seguir no es limitarse a mostrar el miedo a la extrema derecha que viene (aunque, desde luego, hay muchas razones para tenerlo), sino dar un golpe en la mesa, un paso adelante valiente, comprometido y decidido para poner en marcha una estrategia convincente de lucha contra la corrupción, tirar de la manta; consolidar y reivindicar la buena marcha de la economía; y generar apoyo y complicidad social en torno a un nuevo Gobierno. Es cierto que sería difícil incluso poder consensuar una estrategia de este tipo, puesto que la mayoría parlamentaria es exigua y Junts es un partido más de la extrema derecha y uno de los más intensamente implicados en la corrupción sistémica que se trata de combatir. Pero intentarlo es la única salida, lo único que podría devolver la credibilidad al actual Gobierno y, en este momento, su exclusiva razón de ser. No hay otra opción, y el problema es que esa estrategia, la única tabla de salvación de aquí a 2027, ya no la puede liderar Pedro Sánchez por una sencilla razón: él mismo ha sido quien ha provocado buena parte del problema y hacia él se dirigen todos los ataques, sin que nada pueda asegurar que vuelvan a aparecer nuevos casos de corrupción producidos por sus errores a la hora de vigilar o elegir, o cualquier otra causa peor.

Es la hora, por el contrario, del Partido Socialista Obrero Español para movilizarse él mismo y para tratar de poner en ebullición a la sociedad civil porque, hoy por hoy, a su izquierda no hay otro partido que pueda sustituirlo como motor de cualquier tipo de cambio e impulso reformador.

El PSOE es una organización de 146 años de antigüedad, en sus filas hay miles de personas honradas, mujeres y hombres bien preparados para dirigirlo con acierto, limpieza y éxito. A cualquier persona medianamente informada se le puede venir a la cabeza el nombre de un puñado de ellas que en estos momentos convulsos podrían dirigirlo para congraciarse con la sociedad española que no se merece lo que está pasando.

No hay derecho a hacer lo que se está haciendo, transmitir la idea de que simplemente se trata de resistir. Si la única opción para este Gobierno es esperar con el corazón en vilo a ver si aparece un nuevo escándalo, lo mejor es que renuncie a seguir. Hay que actuar y para ello la única opción es que el PSOE tome la iniciativa, tire de las riendas y se ponga en marcha bajo un nuevo liderazgo.

Si al Gobierno no se le ocurre otra cosa y si el PSOE no es capaz de afirmarse a si mismo, regenerarse e impulsar el cambio de rumbo con inmediatez, ofreciéndole a los españoles un nuevo horizonte con credibilidad y desde hoy mismo, será mejor, entonces, que se vayan cuanto antes y nos ahorren la vergüenza y el dolor que estamos sintiendo.

Fuente: https://juantorreslopez.com/no-se-trata-de-no-tirar-la-toalla-sino-de-tirar-de-la-manta/