En ocasiones, en demasiadas ocasiones, no puedo que menos mostrar cierta rabia ya no solo por el sentido en sí de lo que convengo a afirmar, sino a que algunos, entre los que me encuentro, nos dedicamos y nos hemos dedicado nuestra vida a trabajar, pensar, y sobre todo dar sentido de vida a través de la básica e imperiosa base de que somos seres sociales y la necesidad del otro/a para el mero hecho de ser uno mismo. Nos hacemos a través del otro incluso como es el caso que nos ocupa, nos hacemos personas inteligentes, saludablemente inteligentes, porque hay otras; indeseables e insalubres intelectualmente hablando pero ante todo valga la contradicción, humanamente hablando el humano es el único ser que puede decir ser inhumano y en esas estamos, volvemos y revolvemos a caer en esa miserabilidad, la estupidez nos decía el bueno de Einstein, cuando se le asignaba (nunca la profirió de manera literal) : «Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro sobre el universo«, pero que bien a las claras, si se le hubiera leído un poco más en las escuelas, refleja su reflexión sobre la vastedad del universo y la persistencia de la estupidez humana y captura su percepción de la limitación del conocimiento humano frente a la aparente ilimitada capacidad humana para cometer errores y tomar malas decisiones.
No seré especialmente excelso en este artículo pues los susodichos bien localizados, bien designados y sobre todo bien señalados, no se lo merecen, primero por mí mismo, no puedo desmerecer tiempo, mi valioso tiempo con estos supinos de la estupidez y tampoco ustedes deben dedicarle mucho; por favor ellos y sus secuaces, que no me lean ¿saben? Y como bien reza el título, esos estúpidos, que paralizan la reflexión y desarrollan obediencia ciega. Ya Platón afirmaba en sus paseos por la academia, que la gente sabe que no sabe y siento diferir una vez más del maestro, pues si se diera de bruces con estos 11 concejales/as seguiría afirmándolo¿?
Aprovecho y me pregunto más que de manera retórica que estos representantes políticos que somos hijos/as, cultura, costumbres, modos de vivir y convivir de más de 700 años de gobiernos árabes y religiosidad musulmana; es más sabemos lo que ha traído a lo largo de la historia humana las imposiciones y negaciones de las otras culturas… ¿? Basta ya de preguntas meridianamente dignas, para quienes se han mostrado tanto en forma como en fondo indigno. Fue Sócrates quien y ante el oráculo de Delfos animaba a la sacerdotisa a que le diera alguna pista al considerar que él era el más sabio de todos los sabios, pues lo único que sabía era que no sabía nada. ¿Entonces?
Resulta más que evidente que se me escapa tanta estupidez, es más, parece que ésta se ha puesto de moda y es que como nos recordaba el poeta francés Renard hablar de estupidez humana es en sí misma una redundancia, pues, ésta, la estupidez era una capacidad únicamente humana, de ser así, cosa que convengo, se podría entender algo mejor porque no era necesario aprobar dicha moción para sacar los presupuestos para adelante, sin embargo, en un ejercicio una vez más de ignorancia y sobre todo de contenido ideológico la alcaldesa de Jumilla del PP se sustenta en la falacia de… “es que si no, no salían los presupuestos”. Pues de conocer la Ley Orgánica 8/1999, de 21 de abril, del Régimen Electoral General, la que introdujo por primera vez un proceso de aprobación del presupuesto (y de sus modificaciones) alternativo al ordinario, con la introducción del artículo 197 bis e insisto con 10 concejales/as que son los que tienen en la corporación jumillana, el PP hubiera sacado dicho presupuesto sin la necesidad del voto del único concejal de Vox. Vaya ingenuidad la mía el que conozcan la legislación municipal y que sean honestos en sus designaciones corporativas.
El PP y Vox son tal para cual y es indisimulable, la estupidez puede ir cogida de la mano de la resignación cognitiva y sobre todo de la maldad humana. Estos representantes políticos espero poco representen y sobre todo poco signifiquen pero los que siembran vientos terminarán recogiendo tempestades y esas tempestades las tendremos que pagar todos/as. Vaya panda, digna de “La cena de los idiotas”. Sufrir toca.
José Turpín Saorín. Antropólogo y filósofo.
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