Asumimos una estructuración del pensamiento político en Colombia acorde con la praxis. Esto no puede desligarse de lo organizativo-partidario- comunicacional.
En el escenario de la lucha y movilización de masas corresponde aceptar la problemática dialéctica de relación entre el humanismo y la comunicación en relación con particulares coyunturas; sobre todo en momentos en que no existe una formación ética del ciudadano ante los intereses tecnocráticos de los medios, corriendo el riesgo de lo deshumanizante. Junto al proceso de producción material de subjetividades (actitud) surgen correlaciones de fuerzas de intereses de clase, ideología y comunicación hacia lo popular, que contribuyen a reproducir cultura y búsqueda de método de organización de poder; ello, mediante la constitución de conciencia y una cultura altruista de valores. Algo así como empoderarnos. Se parte de una concepción formativa del ciudadano bajo la semiótica de lo humano. Partiendo de la base de que hay “humanismos” colonizados, engañosos, hipócritas y justificativos y humanismos revolucionarios como los de Marx, Gramsci Mariátegui, Fanón, Freire o Camilo Torres Restrepo. Es en esa categoría en donde se presta atención a la organización hacia el poder, expresada en la búsqueda de un pensamiento humanista con modelos específicos de comunicación. Una forma de nombrar y representar lo humano se corresponde con la interrelación de medios comunicativos, modos y relaciones de producción en un área de experimentación y casos concretos. La propuesta consiste en una práctica de humanismo comunicador que, a su vez, sea emancipador y supere las subjetividades. Se trata de reinventar el campo comunicacional enfrentando el aparato de opresión en ejercicio de un método liberador. En eso se resume la actividad de la militancia, del militante.
Establezcamos la cadena de condición humana hacia lo comunicante y comprenderemos que humanidad y diálogo están interrelacionados. El reto es civilizatorio. No en lo uniforme sino en lo diverso. “Esa comunicación no puede ser impuesta desde arriba: debe ser gestada desde abajo, desde las organizaciones populares, desde los movimientos sociales, desde las radios comunitarias, desde las universidades públicas críticas, desde las culturas originarias, desde los feminismos populares, desde las pedagogías emancipadoras. Cada uno de esos espacios es un laboratorio vivo de nuevas formas de comunicar y, por tanto, de nuevas formas de ser humanos”, recomienda Fernando Abad Gómez Buendía. A su vez, esto encaja dentro de los retos de concepción del trabaja político, organizativo, y popular de partido.
DE LO ORGANIZATIVO PARTIDARIO
Asumimos una estructuración del pensamiento político en Colombia acorde con la praxis. Esto no puede desligarse de lo organizativo-partidario
El salto cualitativo político del movimiento popular colombiano no se hubiera dado sin el peso experimental de errores, falsificaciones, temores y conflictos ideológicos, en búsqueda de significados y de logros. Es como poder enfocar la respuesta de un sentido humano emancipado y emancipador con modelos específicos de comunicación. En lo ideológico esto abarca hasta lo mordaz, y así el uso del humor mordaz, por ejemplo, para comprenderlo, implica que el cerebro active una compleja relación, en el individuo, de habilidades sociales comparativas que trasciende lo colectivo, explicando el humor mordaz, caricaturesco, como elemento de uso político. Por ello se afirma que existe un campo de batalla comunicacional, que en últimas discute el significado de humanidad, encarnado en una simiosis de medios, modos, relaciones, tanto de producción como sociales, bajo formas de representación de lo humano, jerarquizando que no se ajuste o se rebele ante paradigmas. En esto de simiosis o simbiosis acojo lo definido como que la simbiosis es una relación estrecha y duradera entre dos o más organismos de diferentes especies, donde al menos uno de los organismos se beneficia.
En el escenario de la calle, se trata de superar lo de simiosis capitalista ante el fetichismo. Como en concreto y/o especulativo – por ejemplo- del uso de la palabra “democracia”; vacía de su verdadero sentido y contenido, que deviene en espectacular. Debemos liberarnos de las subjetividades asumiendo en disputas criticas lo estructural para comprender que se llega a un vaciamiento insulso de la palara “democracia” en una acción de lucha por el humanismo emancipador. En esto interviene la acción en el campo comunicacional en el que se pasa de la denuncia de la intoxicación masiva comunicacional a la construcción de narrativas, reinventando los mensajes y haciendo, como propios, la socialización de los medios. Esto se logra en los alcances de la práctica hacia un mecanismo comunicacional emancipador: la comunicación no puede ser neutra pero sí estructurada en intereses y fines; en este caso, de inspiración popular. De encontrarnos hoy bajo el dominio de la dictadura mediática, emerge la posición de la comunicación liberadora.
DE LO SIMBÓLICO HACIA UN HUMANISMO EMANCIPADOR.
No quedarnos en los referentes simbólicos, sino que un humanismo liberador de lo comunicacional nos conduzca y guie -con presupuesto organizacional- mediante el pensamiento crítico a la defensa de la memoria histórica y a la organización colectiva. Se requiere de estructuras limpias, no solo de discursos bien intencionados, imperando un diálogo culto bajo plataformas de contrainformación con “alfabetización crítica”, con medios populares, libres de tecnologías.
Tomando a Paulo Freire, no hay humanidad sin dialogo, siendo el dialogo constitutivo del ser pensante. Me haría extenso el explorar la hoy llamada “Guerra Cognitiva” o “Batalla Cultural”, pero sirva lo esbozado para sustentar que, en la proyección de lo organizativo, prima la superación de la censura, de la mentira mediática, la banalización de los sufrimientos del pueblo y toda manipulación del lenguaje hacia lo conservadurista. Se impone que las mayorías digan la verdad, cuenten sus historias y construyan sus alternativas.
Hay que lograr asimilar una actitud subjetivista del individuo-medio, un sujeto actuante que se enfrenta a los lastres del fetichismo tecnocrático. De la IA cito: “El fetichismo tecnocrático se refiere a la tendencia a idealizar o confiar excesivamente en la tecnología y en los expertos técnicos como soluciones para problemas sociales y políticos, a menudo ignorando o minimizando las dimensiones humanas, éticas y sociales. Es una forma de fetichismo donde la tecnología se convierte en un objeto de adoración o en la solución mágica a problemas complejos, desplazando la reflexión crítica y la participación ciudadana”, pues he de resumir que no se trata del uso de los lenguajes de diversidad en lo de resultados de la lógica publicitaria del espectáculo, sobreentendiendo que no hay humanismo sin transformación en la comprensión de las condiciones materiales que nos dan los sentidos. Solo así, con una “conciencia en movimiento”, logramos triunfar en todos los frentes enunciados, contra el fetichismo tecnocrático y la intoxicación mediática.
Por ello, comunicar objetivamente se traduce en una praxis de emancipación liberadora hacia una transformación´ auténtica en la manera de comunicar y ello se logra con el trabajo consciente en lo organizacional.
Asumamos el reto. Comunicar como activad diaria, cotidiana, subversiva, para liberar. De manera que en el enfoque comunicacional de lo liberatorio hay que partir de premisas como: lo práctico, como comunicación para el conocimiento verdadero; lo ético, reconociendo la autocrítica y el reconocimiento del otro; la poética, como aplicación en la comunicación de la pablara creadora, compartiendo la imaginación como sensibilidad transformadora que visibilice las injusticas, denuncie los privilegios y sea eco de lo descriptivo de lo inequitativo con proyección a la belleza.
Exigir una comunicación humanizante y por ende liberadora, bajo la argumentación civilizatoria de la justicia social, la igualdad, la disminución de la riqueza y la función social de la propiedad.
Se plantea una revolución en lo comunicacional que supere lo moralista, sin prácticas paternalistas. Que sea mensaje de diálogo, sin imposición, pero sí con claridad política. No de una comunicación con enunciados, sino con compromisos reales populares y desde todas las formas actuantes de la sociedad civil. Una comunicación no impuesta desde arriba, sino gestada desde lo organizativo-popular, desde todas las formas de práctica y actividades humanas, en la que entren en juego las radios comunitarias, las universidades públicas, lo generacional y las pedagogías emancipadoras bajo lo crítico de una nueva forma de ciudadanos liberados.
En resumen, para no expresarlo en una sola palabra, se trata de retomar la capacidad de relatar las experiencias propias, capacidad que nos fue arrebatada, mediante la búsqueda de vínculos organizativos y basada en la verdad permanente, duradera, material y dialéctica. Sólo con lo organizativo partidario se obtendrán los logros.
Artículos consultados. 1. El Marxismo de Luis Carlos Prestes. Por, Anita Locada Prestes. www.rebelion.org 18-12-2.024. 2. El Marxismo de José Carlos Mariátegui. Por, Julia Martin- Fontes. www.rebelion.org 04 – 05-2.024. 3. Humanizar implica Comunicación. Tele Sur. Agosto 2.025
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