Celebremos un año más de LOM y nunca dejemos de leer sus libros. Son para toda la gente, para los ciudadanos, para los que creen en el sueño de una sociedad mejor.
En esta tarde de fiesta y celebración me permitiré algunos recuerdos. Conozco a LOM desde el año 1993 cuando me invitaron a presentar uno de sus primeros libros editados. La editorial funcionaba en una casa ubicada en un pasaje próximo a la calle República y era fácil llenar el espacio destinado a las presentaciones. Pero, si el lugar parecía reducido, los planes de los jóvenes editores eran ambiciosos y su entusiasmo tan amplio como el convencimiento de que el libro debía jugar un rol importante en la mantención de la memoria histórica y la recuperación democrática del país.
Tiempo después volví a ese lugar para participar en la presentación de otro libro. No recuerdo su título, pero sí que entre el público estaba Geraldine Chaplin, famosa por su participación en la película El doctor Zhivago. Entonces me dije que estaba en una editorial de película. Y también recordé al sufrido poeta y doctor ruso, al que tanto le costó publicar los poemas dedicados a su amada Lara. Pensé que la figura del poeta tenía algo simbólico, porque ya en esa época LOM se estaba convirtiendo en una opción real para muchos autores interesados en publicar sus creaciones.
Durante mi tercera visita a LOM, el entusiasmo de los editores se mantenía en alto. Habían cambiado de casa y se hablaba de ella como una editorial que estaba dando de qué hablar en el medio. Corría 1999 y pronto iniciamos la publicación de las novelas protagonizadas por cierto detective de cuyo nombre no quiero acordarme, y de lo cual estaré siempre agradecido a quienes trabajan en los distintos ámbitos de la editorial.
Son 35 años, miles de páginas, ciento de sueños. Vino el cambio de siglo y numerosos libros fueron publicados sin cesar. Los libros de siempre, los históricos, los del estallido social y la pandemia. Son libros que nos han hecho pensar.
Hoy la editorial ha devenido en una novela de muchos capítulos e incontables personajes. Y sigue vigente la convicción de que el libro tiene un poder transformador y que esa transformación personal y colectiva es necesaria.
35 años es un importante recorrido para cualquier persona o empresa humana. Es un tiempo que implica madurez, metas alcanzadas, derroteros definidos para mirar hacia el futuro. En el caso de LOM, 35 años son un motivo de sobra para celebrar porque su accionar ha terminado por posicionarla como la editorial chilena de mayor envergadura en cuanto a la cantidad de autores que publica, los más de 2.000 títulos editados y desde luego la infinidad de lectores que han encontrado en su catálogo una respuesta a sus intereses.
Desde su creación, parte de su trabajo está dedicado al desarrollo de colecciones, con un catálogo que va desde la literatura juvenil hasta los ensayos relacionados con las ciencias sociales; desde la poesía chilena y universal hasta la narrativa de países europeos y asiáticos; desde la narrativa chilena clásica hasta sus expresiones más modernas; desde la historia hasta la sociología, pasando por los libros vinculados a la cronología histórica del país y a cientos de páginas dedicadas a la defensa de los derechos humanos en distintos ámbitos y épocas, en las que se han denunciado los atropellos ocurridos en Chile, Latinoamérica y desde luego en el actual genocidio del pueblo Palestino.
Y más y mucho más: libros de arte y fotografía, colecciones de pequeños formatos, clásicos de la narrativa social chilena, biografías y un largo etcétera que podría cuantificarse en miles de páginas o toneladas de papel. Creo que hay que retroceder mucho en el tiempo para encontrar otra editorial chilena con su espesor temático y una gran volumen de publicaciones. Y cabe recordar también que los libros publicados corresponden en su mayoría a obras inéditas o a textos necesarios de reposicionar por su importancia para los nuevos lectores.
Pero no sólo las cantidades o los volúmenes son valiosos a la hora de los recuentos. Es importante destacar los criterios editoriales, la búsqueda de autores que puedan interesar a los lectores y que al mismo tiempo contribuyan a incrementar el arcoíris de la producción editorial en el país.
Para todo esto no sólo son importantes los aspectos materiales que involucran activar y sacar hacia adelante a una editorial. Se necesitan personas como las que tiene LOM, encabezadas por Silvia y Paulo, con un profundo amor por el libro y su gestión; y con la inalterable convicción de que a través de los libros se puede hacer un aporte sustantivo al desarrollo de nuestro país, a la educación, al pensamiento y entretención de su gente, a las distintas causas que permitan iluminar entre los chilenos un espíritu más solidario, más inteligente, más justo y democrático que posibilite un mejor futuro para todos.
Eso es LOM. Una empresa generosa en sus objetivos que proyecta cada día el amor por el libro y por las causas humanas. Solo esta pasión permite que LOM crezca y avance por el territorio hostil de la producción de libros, superando durante más de tres décadas los escollos de los impuestos, el precio del papel, los vaivenes del mercado, las censuras embozadas del poder.
Como autor he visto trabajar a las personas que en distintas épocas han aportado de una u otra manera a su quehacer. Arrogándome la representación de otros autores, quiero agradecer el trabajo de todos y cada uno de quienes reciben y revisan los textos; de los encargados del diseño e impresión de los libros, a quienes los transportan, los difunden y venden. A todos. Y si olvido alguno que sea una errata más de esas con las que se lucha a diario.
Gracias a todos los que hacen que LOM sea una editorial de lectores fieles.
Que a los 35 se sumen otros años más y que la editorial siga con su valioso e indiscutible aporte a la edición chilena.
Celebremos un año más de LOM y nunca dejemos de leer sus libros. Son para toda la gente, para los ciudadanos, para los que creen en el sueño de una sociedad mejor.



