La entidad, creada durante el Gobierno de Rajoy en 2012, adquirió 400.000 inmuebles, y podría haber transformado el acceso a la vivienda. Ahora, solo una décima parte de esos bienes pasará al sector público a través de la sociedad Casa 47.
La Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria) fue creada en 2012 durante el Gobierno de Rajoy a partir de la transferencia de activos de cuatro entidades nacionalizadas (BFA-Bankia, Catalunya Banc, NCG Banco-Banco Gallego y Banco de Valencia), junto con otras en proceso de reestructuración. La entidad que surgió de allí podría haber cambiado el acceso a la vivienda en España, puesto que llegó a adquirir 400.000 inmuebles y 100.000 préstamos a promotores, provenientes de la gran crisis inmobiliaria. Ese patrimonio debería haber sido la base de un sistema público de vivienda similar al de otros países europeos como Francia o Austria. Pero sucedió todo lo contrario: pese a financiar aquellas compras con dinero público, el Estado ha malvendido los bienes para el provecho del sector financiero. De la privatización de Sareb se han beneficiado muchas personas bien conectadas con el mundo político y empresarial, dado que la venta de sus viviendas y solares se ha realizado de manera oculta, pero no ha redundado en provecho de la sociedad española.
Ahora, una pequeña parte de aquellos bienes que todavía le quedan a Sareb pasará al fin a formar parte del sector público a través de la sociedad Casa 47. Esta política debería haberse implantado desde la creación de la entidad hace trece años. A continuación, explicamos cómo se ha llegado a esto.
La creación de Sareb
Luis de Guindos fue la persona clave en la privatización de Sareb. El 25 de junio de 2012 solicitó la asistencia financiera a la Unión Europea para sufragar el rescate de las entidades bancarias. Así, De Guindos, representando al Gobierno de España, firmó el Memorándum de Entendimiento sobre Política Financiera con la Comisión Europea y el Banco de España.
Este contrato recogía las condiciones que imponía la Comisión Europea para rescatar a la banca española con un préstamo de cien mil millones de euros. A cambio, la troika –formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea– imponía su programa político al Gobierno español. Este programa incluía la pérdida de derechos de los trabajadores a través de la reforma laboral, los recortes de los servicios públicos y el fin del sistema de vivienda español basado en el endeudamiento hipotecario.
El dinero de aquel rescate provenía del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Los países de la Unión Europea habían dotado a este fondo con 700.000 millones de euros. Su finalidad declarada era rescatar a aquellos países que no pudieran financiarse en los mercados durante una situación de crisis. Pero la finalidad real fue crear un cortafuegos que protegiese a la banca europea de la quiebra de las entidades bancarias españolas, griegas o irlandesas que estaban fuertemente endeudadas con ella.
El contrato del rescate también incluía la creación de Sareb, puesto que se exigió la constitución de una entidad que asumiera los bienes inmobiliarios de las entidades financieras con problemas. Estos bienes estaban formados por las viviendas provenientes de embargos y de desahucios, así como por todos los préstamos a las promotoras inmobiliarias. Además, el contrato de rescate exigía la privatización de los bienes inmobiliarios adquiridos. Era urgente arreglar el problema de la vivienda en España. Pero, en lugar de cambiar de modelo mediante la gestión pública de esas viviendas, la troika obligó a seguir girando la rueda del negocio inmobiliario. Lo hizo para el provecho del sector financiero europeo y, sobre todo, de Estados Unidos. Todo esto en un país donde solo en el año 2014 se produjeron más de 70.000 ejecuciones hipotecarias según el CGPJ.
Los bienes de Sareb
Multitud de bancos y de cajas de ahorro quebraron cuando los deudores hipotecarios quedaron en paro. A su vez, los promotores tampoco podían atender los créditos con los que financiaron la construcción de viviendas. Sareb compró los bienes inmobiliarios de estas entidades financieras pagándoles 51.000 millones de euros. Ese precio era algo menos de la mitad del valor que tenían anotado los bancos por esos bienes (107.000 millones de euros). Los bienes estaban compuestos por más de cien mil viviendas provenientes de embargos, así como por los créditos de los promotores inmobiliarios. Aunque se tratase de promotores solventes que atendían sus créditos en plazo, Sareb se quedó con ellos. Estos préstamos estaban respaldados por locales, hoteles, suelos industriales, viviendas y solares. De esta manera, Sareb llegó a poseer 400.000 bienes inmobiliarios y 100.000 préstamos a promotores. Los había de todas las categorías: desde suelos sin urbanizar hasta solares y viviendas en las mejores zonas de las ciudades españolas.
El trampantojo de Sareb
Los grandes bancos españoles aportaron unos 2.600 millones de euros y el Estado, otros 2.200 millones al capital de Sareb. De este modo, Sareb disponía de 4.800 millones de capital, pero pagó 51.000 millones a las cajas y los bancos quebrados. ¿Cómo fue posible? La respuesta es que Sareb recibió un préstamo de 51.000 millones de euros del Banco Central Europeo. El objetivo declarado era devolver ese préstamo vendiendo sus bienes. Según expuso el Ministerio de Luis de Guindos a la Comisión Europea, Sareb tendría unas ganancias del 14 % anual. El entonces ministro prometió que “Sareb no costaría ni un solo euro a los españoles”.
Eran conscientes de que eso era imposible. Sareb estaba destinada a perder decenas de miles de millones de euros con cargo a la ciudadanía. El motivo era que el préstamo con el Banco Central Europeo escondía un truco: el Estado lo había avalado. Todo lo que Sareb no pudiese devolver recaería sobre la Administración. Esa es la razón por la que su quiebra en el año 2022 incrementó la deuda pública en 30.000 millones. La Unión Europea premió a Luis de Guindos por su gestión y actualmente es vicepresidente del Banco Central Europeo. Cabe preguntarse para quién se gobierna en Europa.
La opacidad de Sareb
La entidad vendió los solares y las viviendas de manera opaca. Gracias al trampantojo con el que había ocultado lo que realmente era –una gran inmobiliaria pública– pudieron funcionar como una organización de naturaleza privada y escapar de los controles administrativos.
La legislación exige que la Administración venda sus bienes a través de subastas públicas. Cuando la venta de bienes inmuebles supera los 20 millones de euros, el Consejo de Ministros debe rubricarla. Sin embargo, Sareb esquivó todos estos controles debido a su condición fraudulenta de empresa privada. De esta manera, las inmobiliarias de los tres grandes bancos que habían aportado capital en Sareb –Santander, La Caixa y Banco Sabadell– vendieron las viviendas y los suelos de Sareb de manera opaca. Se desconoce el precio de venta, quién las compró y dónde estaban ubicados. Las inmobiliarias de los bancos cobraban comisiones a la entidad por las ventas de su patrimonio, con las que recuperaban lo perdido en su capital. Sareb es probablemente la mayor estafa a la ciudadanía de las últimas décadas.
El fondo oportunista Cerberus se coló entre los vendedores de los bienes de Sareb. Cerberus es un fondo de inversión vinculado con el Partido Republicano: su fundador y consejero delegado es Steve Feinberg. Donald Trump lo nombró a comienzos de 2025 subsecretario de Defensa de los Estados Unidos, y desde ese cargo dirige el colosal presupuesto militar americano. Por otra parte, el principal enlace de los republicanos en España es José María Aznar desde que apoyó la guerra de Irak. Así que Cerberus contrató como consejero a José María Aznar Botella. También contrató como presidente de su inmobiliaria Haya a Juan de Hoyos, el mejor amigo del expresidente. Inmediatamente Sareb le encomendó a Haya las ventas de los bienes de la antigua Caja Madrid. Así, el entorno de los Aznar pudo vender con total opacidad los bienes de la caja que habían contribuido a arruinar con el nombramiento de Miguel Blesa.
La quiebra de Sareb
Sareb generaba pérdidas de miles de millones de euros cada año. A los tres años de su creación ya debería haber declarado su quiebra. Pero el Gobierno la eximió de esta obligación. Entre los compradores de los bienes de Sareb se encuentran los fondos oportunistas de Estados Unidos como Blackstone y Goldman Sachs. Adquirieron miles de viviendas, así como el suelo urbano por donde debían crecer las ciudades españolas. Así fue cómo perdimos la oportunidad de crear un potente parque público de vivienda.
A finales del año 2020, la Comisión Europea manifestó que el engaño de que Sareb fuese una entidad privada había durado lo suficiente. Eurostat exigió a las autoridades españolas que calificasen la deuda de Sareb como pública. En el año 2022, Sareb pasó a ser una empresa pública donde el Estado tenía más de la mitad del capital. A pesar de su condición pública, el Ministerio de Economía decidió que Sareb no tenía que seguir los mismos criterios de transparencia que cualquier empresa estatal. De este modo, encomendó a los fondos oportunistas Blackstone y KKR la venta de su patrimonio. Por supuesto, las ventas continuaron realizándose de manera opaca.
Casa 47: ¿Un final feliz?
Este año, el Gobierno ha anunciado la incorporación de una parte de los bienes de Sareb a una empresa pública de vivienda llamada Casa 47. La creación de Casa 47 es una noticia excelente. Se puede ver como una victoria de los movimientos sociales, e incluso podría ser el inicio de un cambio en el sistema de vivienda. Sin embargo, desde la perspectiva de lo que pudo ser Sareb es una noticia triste: solo se traspasarán 40.000 viviendas a Casa 47, junto con 2.400 solares para construir otras 55.000 viviendas. Esas casi cien mil viviendas públicas son una cantidad muy importante, pero apenas suponen una décima parte de los bienes que tuvo Sareb en su día.
Sareb podría haber sido el germen de una entidad pública con un millón de viviendas. Con ese volumen el gobierno habría sido capaz de intervenir en los precios y de crear unas ciudades más agradables. Aunque el Estado se ha quedado con un buen número de viviendas y solares a través de Casa 47, esa cantidad es insuficiente para determinar las condiciones del acceso a la vivienda. Además, Sareb nos ha causado unas pérdidas de unos 25.000 millones de euros. En suma: Sareb es la historia de un gran desfalco de proporciones históricas.


