Dice Teodoro Santana en rebelion que algún día «Canarias llegará a la historia. Dejará de ser una «patria» ajena, dura y desagradecida. Y será nuestra matria: democrática, libre, popular y acogedora». Y argumenta que los españoles cobran más, y trabajan en mejores puestos, que los nativos de las Islas. Es un complejo del independentismo canario, […]
Dice Teodoro Santana en rebelion que algún día «Canarias llegará a la historia. Dejará de ser una «patria» ajena, dura y desagradecida. Y será nuestra matria: democrática, libre, popular y acogedora». Y argumenta que los españoles cobran más, y trabajan en mejores puestos, que los nativos de las Islas. Es un complejo del independentismo canario, traducido en un infantilismo político paralizante, analizar la situación de las islas como una cuestión exclusivamente de invasión colonial y reducir todo al folclore, al absurdo de la identidad -como si existiese una raza española o canaria (mismo argumento que Adolf Hitler)- y a los símbolos de esa falsa identidad, como una bandera con siete estrellas verdes que un día pintaron Antonio Cubillo y sus amigos.
Lo cierto es que grupos de empresarios canarios, CANARIOS, compatriotas o comatriotas de los independentistas, facturan cientos de millones de euros cada año y se benefician de la Reserva de Inversiones tanto como cualquier otro empresario que venga de Madrid, Rusia o Italia a instalar su producción en este paraíso fiscal.
Lo cierto es que hay miles de gallegos, andaluces, colombianos, ecuatorianos, venezolanos, trabajando por unos salarios miserables, multiplicando las horas de trabajo, y no sólo los canarios son los que cobran menos. Para ser exacto, un trabajador de las Islas, haya nacido donde haya nacido, aquí o en la Patagonia, cobra muchísimo menos que la media de lo que cobran los trabajadores en el resto del Estado, especialmente que los trabajadores de Euskadi o de Cataluña.
Explicar la situación política y social de Canarias sobre la base de que la metrópoli nos tiene subyugados es no entender cómo funciona el capitalismo, el único sistema de producción, que se sepa, vigente en España y en Canarias.
La pobreza de todos los análisis que he podido leer y que suscriben independentistas, en mi opinión, se asienta en que nunca proponen una alternativa económica, por lo que da la sensación de que se quedarían muy a gusto si los canarios ocupáramos los mejores puestos de trabajo, y cobráramos más que aquellos a quienes llaman españoles, sean vascos, gallegos, catalanes o andaluces, y por supuesto que toda la morralla inmigrante extranjera; que estarían muy contentos si el folclore canario lo inundara todo, si no hubiera más cultura que la realizada por personas que tengan un DNI donde figure que han nacido en estos siete peñascos, y todo ello bajo una bandera tricolor con siete estrellas verdes colgada de las sedes institucionales.
Lo patético es que el independentismo canario vive anclado en el contexto de los años sesenta o setenta del siglo pasado y del análisis se infiere que de ser un país más grande, pasaríamos de colonizados a colonizadores, como ya están haciendo los empresarios canarios en Senegal y Cabo Verde.
Y lo absurdo es que se mantengan en el error del análisis durante tantos años, que sean incapaces de comprender la situación mundial de la actualidad, que persistan en un discurso acabado al que los ciudadanos de las islas han dado la espalda de forma contundente y mayoritaria, entre otras cosas porque muchos canarios, al ser inmigrantes o hijos de inmigrantes, no comparten la xenofobia subyacente que contiene.
¿Acaso tienen miedo de hablar de socialismo o es que para el independentismo no es una prioridad el sistema económico de producción, de recaudación fiscal y de distribución de la riqueza en el que vivirían todos los compatriotas o comatriotas canarios? ¿O sólo se trata de un quítate tú pa’ ponerme yo? Para ese viaje, aparquen el burro.