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Isidoro Álvarez, trayectoria biográfica de un empresario negrero

¿A qué responde la unanimidad en los elogios al fallecido dueño de El Corte Inglés?

Fuentes: Canarias-semanal.org

¿Quién murió hace apenas unos días? ¿El dueño de unos grandes almacenes o un presidente de gobierno? A la luz del tratamiento que los medios de comunicación han dado al fallecimiento de Isidoro Álvarez, diríase que se trataba de un alto mandatario institucional. Pero no. La prensa, la radio y la TV, en un inusitado […]

¿Quién murió hace apenas unos días? ¿El dueño de unos grandes almacenes o un presidente de gobierno? A la luz del tratamiento que los medios de comunicación han dado al fallecimiento de Isidoro Álvarez, diríase que se trataba de un alto mandatario institucional. Pero no. La prensa, la radio y la TV, en un inusitado despliegue laudatorio, dedicaron centenares de páginas, artículos, obituarios, biografías e, incluso, documentales, a la desaparición física del presidente de El Corte Inglés. Sorprende, igualmente, la sospechosa y cerrada unanimidad con la que los medios han tratado la imagen y la trayectoria del empresario. Ni un error, ningún desacierto en la gestión de sus negocios, nada que reprochar en el itinerario empresarial recorrido por Álvarez.

El buque insignia de la Transición española, el periódico «El País», entre convulsiones de emoción llegó a definirlo como «todo un empresario emblemático». Nada menos que cuatro páginas a texto completo le dedicó el rotativo madrileño que desde la sombra dirige Juan Luis Cebrián, antiguo ejecutivo de los espacios informativos de la televisión española del franquismo. En un artículo titulado «Muere el gran patrón del comercio», el periódico definía al empresario como el prototipo del hombre que se hizo a sí mismo en una España que se había puesto en marcha con el desarrollismo. Sin embargo, nada más alejado de la auténtica biografía de Isidoro Álvarez, que heredó todo su fortunón de manos de su tío el multimillonario Ramón Areces.

En el periódico «El Mundo», portavoz de la ultraderecha emboscada española, las lisonjas de las que fue acreedor Álvarez superaron todo lo previsible. El rotativo inundó sus páginas con un auténtico tsunami de loas que rayaron casi en lo metafísico.

«Con la desaparición de Isidoro Álvarez se va algo más que el presidente de un gran grupo empresarial», proclamaba a los cuatro vientos su editorial.

En algunas de las casi 11 páginas que el periódico dedicó al prócer de los grandes almacenes, el diario entrevistó a múltiples representantes del sistema. Carme Chacón, la que fuera ministra de Defensa del gobierno de Zapatero, rememoró en un artículo dedicado al gran mercader un emotivo encuentro que tuvo con él.

«Cuando nos encontramos le habían advertido de mi paso por «El Corte Inglés» como una joven dependienta. Yo era entonces Ministra de Defensa y él ya veterano presidente de la empresa. Conversamos largo rato sobre la coyuntura económica y la crisis de consumo. Al final, evoqué la anécdota de nuestro primer encuentro, cuando yo era una joven a punto de ingresar en la Universidad y a él le quedaban unas semanas para convertirse en presidente de El Corte Inglés… Recuperó aquella media sonrisa característica y me dijo con su voz ronca: «sigo pensando lo mismo sobre los clientes, Carme: siempre tienen razón». ¿A qué se trata de una anécdota muy conmovedora viniendo de una «socialista»?

Al nombre de la ex ministra vinieron a añadirse los de otros muchos personajes en la lista de sufridos condolientes, tales como Juan Rosell , presidente de la CEOE, la inefable lideresa Esperanza Aguirre, Pablo Isla, de Inditex, Juan Roig, de Mercadona, Ignacio Sánchez Galán, de Iberdrola, etc., etc. Incluso la mismísima hija del ex monarca participó en las exequias de Isidoro Álvarez, aunque a ella nadie se atreviera a preguntarle nada por si no sabía que contestar.

Ni que decir tiene que los panegíricos en el resto de la prensa, en muchos casos, multiplicaron el ranking alcanzado por «El País» y «El Mundo». Pero, ¿a qué se debió la contundente unanimidad en torno a la biografía de un personaje que, de acuerdo a como nos lo han presentado, no tuvo jamás mácula alguna?

Lo que nadie se atrevió a decirnos en las páginas de la prensa miserable es que El Corte Inglés es el mayor anunciante en los medios de comunicacion españoles. Solo en el año 2011, antes de que la crisis empezara a resquebrajar las cuadernas de la nave de estos grandes almacenes, la dirección de la empresa invirtió en publicidad nada menos que 148,5 millones de euros. Un volumen de inversión publicitaria solo superada por Procter And Gable, la empresa de bienes de consumo más grande del mundo. Resulta, pues, más que «razonable» que ninguno de los sumisos medios de comunicación españoles, tanto en las ondas como en el papel, se atrevieran a insinuar la más leve mancha en la «impecable» trayectoria vital de Isidoro Álvarez. Resultaba más rentable desde el punto de vista crematístico inventarse una biografía ejemplar del empresario negrero desaparecido.

UNA EMPRESA NEGRERA

La visión que ha proporcionado la prensa acerca de la vida y obra de Álvarez no coincide, desde luego, con la que de él tienen sus trabajadores, de los cuales más de 3.000 fueron despedidos en el curso del pasado año. Hemos extraído estos significativos párrafos de un dramático relato elaborado por trabajadores de Hipercor de cómo se cuece realmente la vida laboral dentro de la empresa, que contrastan con la versión rosa con la que los medios nos han bombardeado estos días.

«El poder económico, como tradicionalmente ocurre en el sistema capitalista, no queda reducido al ámbito de la empresa sino que extiende sus garras a otro negocio como es el de los medios de comunicación, donde ni tú ni yo seguramente hayamos visto o leído en la vida algo que vaya en contra de El Corte Inglés, de sus prácticas mafiosas o de la explotación a la que somete a sus trabajadores. La empresa parece un gigante invencible que fija precios, financia su propio dinero, domina a sus trabajadores y crece, crece sin parar».

«En lo profundo de todo este mundo de mercancías e ilusión que vende la empresa nos encontramos los trabajadores. Empleados, vendedores, reponedores, cajeras, limpiadoras, vigilantes, subcontratas, transportistas, etc. Todos trabajamos por un salario en el mismo centro de trabajo. Vivimos de ese salario aunque nos cuesta llegar a fin de mes. Tenemos intereses comunes más allá de que a la salida nos decimos «hasta luego» y no nos vemos hasta el día siguiente, aunque muchas veces no nos damos ni cuenta. En el piso, en la calle, en el bar… tenemos nuestras preocupaciones pero cuando entramos a trabajar es diferente. Aquí somos uno más, y tus problemas no pintan nada porque hay que trabajar».

«Nos tratan como una mercancía más, nos compran a cambio de un dinero, nos mueven a donde nos necesitan y a los que consideran que sobran…a la calle. Se dedican a calcular sus beneficios reduciendo personal, aumentando nuestras funciones, manteniendo nuestros salarios estancados, precarizando nuestras condiciones laborales, etc. Todo esto (nos repiten) en nuestro beneficio, ya que si la empresa va bien entonces «ganamos todos». Pero cada vez somos menos, cobramos poco y trabajamos más».

«Los trabajadores de la empresa cobran 600-700 euros según el convenio de comercio y grandes almacenes. Las subcontratas cobran por lo general menos, tienen diferentes convenios (limpieza, seguridad, etc.) o directamente están sin convenio (servicios auxiliares). Otros están en negro cobrando una miseria por jornadas de 12 horas (transportistas)».

«Arriba de nuestras cabezas se encuentra un entramado de mandos, jefes y «sindicalistas profesionales» de FASGA y FETICO. Este auténtico ejército de guardianes de la empresa está sobredimensionado en relación a la plantilla. No es casualidad. Es una estrategia utilizada en las grandes empresas del sector (Walt-Mart, por ejemplo) para mantener sometidos y vigilados a los trabajadores. Son los ojos y oídos de la empresa, con la inestimable ayuda, por supuesto, del dispositivo de «cámaras de seguridad» implantado por todo el centro con el pretexto de los robos».

«Existe además un sistema de incentivos que aparecen en las nóminas como «complemento personal», utilizado por la empresa para mantener de su lado a los jefes, para financiar a los mangantes de los «sindicatos» amarillos y también, más sutilmente, para aumentar la competencia entre los trabajadores, intentando dividirnos. Así podemos encontrarnos con nóminas de 6.000 euros que nos demuestran adónde va a parar una parte de los beneficios que la empresa consigue al exprimirnos».

«Prefieren mantener toda esta estructura antes que aumentar nuestros salarios. Por lo tanto, el objetivo de El Corte Inglés no es «mejorar nuestra calidad de vida» sino mejorar la de sus dueños y cómplices a costa de nosotros, los trabajadores. Así funciona el capitalismo en todo el mundo. Como el león que, para sobrevivir, se come a las cebras».

Como podrá deducirse de la lectura de estos párrafos, la visión que los asalariados tienen de la empresa en la que cotidianamente se ven obligados a dejar su pellejo, nada tiene que ver con la otra «cosmovisión» que un personaje tan siniestro como el ex director del periódico «El Mundo», Pedro J. Ramírez, daba del empresario expoliador:

«Pero tras esa resistencia el protagonismo, tras esa aversión casi enfermiza a los oropeles y a los focos, latía la audacia empresarial de quien presidía el acelerado cambio de la sociedad española, detectaba a vista de águila los nuevos hábitos de consumo… Por eso en El Corte Inglés había boutiques, corners y un club de gourmets. Por eso en el 2007 su imperio daba empleo a casi 100.000 trabajadores y no había prácticamente ninguna demanda que no pudiera satisfacer».

EL CORTE INGLÉS: UN FUTURO MUY AZUL

Pero la desaparición de Isidoro Álvarez, lejos de augurar buenas noticias para los miles de asalariados que trabajan en sus almacenes y empresas subsidiarias, indica todo lo contrario. De acuerdo con las informaciones que están proporcionando los medios, la jefatura de la macro empresa pasará a manos de su sobrino Dimas Gimeno Álvarez.

Como de casta parece venirle al galgo, el tal Dimas Gimeno, según obra en las hemerotecas, fue candidato de Falange Española Independiente (FEI) en al menos tres ocasiones: dos en las elecciones generales y otra en las elecciones catalanas de 1999.

Al parecer, la relación de Dimas Gimeno con el fascismo viene ya de viejo y tiene raíces familiares. Su padre, Miguel Ángel Gimeno García, casado con la hermana del presidente fallecido, Isidoro Álvarez, ha formado parte de varias candidaturas de Falange, entre ellas la de las europeas de 2004. Y su hermano mayor, Miguel Angel Gimeno Álvarez, llegó a encabezar la lista de FEI a los comicios también europeos de 1994. Una lista en la que también figuraba otra hermana del hoy posible nuevo capitán de los «ejemplares» grandes almacenes.

Quien presumiblemente ostentará el puesto de mando y vigilancia de la nave de El Corte Inglés es licenciado en derecho por la Universidad San Pablo CEU. Gimeno inició su carrera profesional como vendedor, después de su paso por la universidad. En 2.000, el mismo año en el que dejó su último rastro en las listas electorales, se incorporó a los servicios generales de la compañía, donde trabajó en distintos departamentos.

Parece claro que nos encontramos en una agitada época de sucesiones. Quizás sea este el signo de los tiempos que vivimos. Pero, ojo al parche, los cachorros suelen ser frecuentemente más agresivos y crueles que los viejos y cansados mastines en retirada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.