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A quien corresponda (preguntas sobre la Expo de Zaragoza)

Fuentes: Rebelión

¿Cuánto va a costar? En este momento (septiembre del 2004) no lo sabe nadie, ni siquiera la organización. No es un problema de cuentas, sino de ausencia de un proyecto real de Expo. Hasta la llegada de Zapatero a la Moncloa era un proyecto virtual que nadie se tomaba realmente en serio, y menos que […]

¿Cuánto va a costar?

En este momento (septiembre del 2004) no lo sabe nadie, ni siquiera la organización. No es un problema de cuentas, sino de ausencia de un proyecto real de Expo. Hasta la llegada de Zapatero a la Moncloa era un proyecto virtual que nadie se tomaba realmente en serio, y menos que nadie el Gobierno de José Maria Aznar. Todo cambia a partir del 14-M, cuando la EXPO parece convertirse en el «premio» a Belloch por los resultados en Zaragoza. No conviene olvidar que es un proyecto personal del Alcalde, que se vincula directamente con su supervivencia política. Resulta de lo más significativo que el Ayuntamiento no previese ninguna partida para la compra de los suelos en su presupuesto del 2004.

Se barajan cifras entre los 500 y los 1.100 millones de euros (83.000 y 183.000 millones de pts), que van ascendiendo según se plantan nuevas y más costosas actuaciones. Da la impresión de que la cosa se les ha ido de las manos, y que a partir una primera idea más «económica», en torno a los 400 millones de euros (66.550 millones de pts.) ha crecido una gigantesca bola de nieve con proyectos cada vez más disparatados y costosos. Estos proyectos van desde un balneario lúdico, un canal de aguas bravas, un acuario, un parque zoológico, o un canal temático de televisión. La torre del agua, la pasarela-pabellón, el jardín botánico y el azud del Ebro que parecen estar más concretados, aunque nunca se sabe, todo lo demás son castillos en el aire, pura realidad virtual, que dependerá del dinero del que realmente se disponga, y que sabremos probablemente a finales de este mes.

Por comparar, la EXPO DE SEVILLA, en 1992, estuvo presupuestada inicialmente en 183.733 millones de pts (110 millones y medio de euros aproximadamente), 102.000 millones en infraestructuras y 80.000 en gastos de explotación aunque acabó costando unos 225.000 millones de pts (135 millones de euros), aunque tampoco se sabe muy bien: la Sociedad Expo92 se disolvió sin presentar balance y el gobierno de Madrid debió aprobar un crédito extraordinario de 30.000 millones para tapar agujeros.

Conviene diferenciar Sevilla92 de Zaragoza2008: fue hace 12 años y se trataba de una Exposición Universal mientras que la de aquí es solo Internacional, de segunda división, para entendernos. Aquella fue además un proyecto personal del Presidente Felipe González que no puso ningún reparo en poner encima de la mesa el dinero que hizo falta para tapar el hoyo económico. Ni Zapatero es de Zaragoza, ni Belloch, Gonzalez. Conviene tenerlo presenta.

Téngase en cuenta que estamos hablando de gastos de infraestructuras. Los gasos de explotación van a parte, y esa es otra. Ningún responsable de la cosa se atreve a anunciar que la EXPO tendrá beneficios de explotación, como hicieron temerariamente los gerentes del FORUM de Barcelona en su inauguración: A falta de veinte días para el cierre, a final de septiembre, acumulaba un déficit de explotación de entre 35 y 40 millones de euros, sobre un presupuesto que rondaba los 400 millones. La EXPO de Sevilla es otra vez un referente: nunca se supo el déficit real (la sociedad se disolvió sin presentar balance y de las cuentas nunca más se supo). Lo que si se supo es que, pese a coincidir con las Olimpiadas de Barcelona, lo que ayudó bastante a su promoción internacional, la visitaron la mitad de los turistas previstos, y la mayoría fueron españoles. También se supo que algunos de los empresarios concesionarios de los servicios de hostelería huyeron con la caja antes del cierre, de jando, eso si, las existencias a los trabajadores para que pudieran sacarse lo que pudieran en las últimas semanas.

Ninguna Exposición Universal ni Internacional ha dado beneficios desde hace décadas. De hecho el pufo de Sevilla no es de los mayores. El problema al que se enfrenta el BIE, la entidad que se encarga de promover estos eventos es que cada vez hay menos ciudades dispuestas a meterse en una ruina semejante. Cada vez quedan menos «primos».

¿Quién lo va a pagar?

Los fondos públicos, es decir, sus impuestos y los míos y los de aquel o aquella. La inversión privada no existe, fuera de algunos millones de euros aportados por algunas empresas, testimoniales en el océano de millones del que estamos hablando, y que se han gastado o se gastarán en la promoción del evento o de su candidatura.

Al principio se habló de un 70% aportado por la Administración del Estado, la DGA con un 20% y el Ayuntamiento con un 10%. Claro que la cuenta no sale igual con 400 o 500 millones que con 1.000 o 1.100. El primero en desmarcarse fue el Gobierno de Aragón, que reclamó que ella y el Ayuntamiento aportaran a partes iguales, un 15% cada uno. Después el Delegado de Gobierno adelantaba que Madrid pagaría entre un 60 y un 70% del coste, incluyendo obras relacionadas que no son estrictamente parte de la Expo (ni de su presupuesto, claro), como el Puente del Milenio o la posible reforma del Aeropuerto. Al final, y puede ser a final de septiembre o principios de octubre, el estado fijará una cantidad y la DGA y el Ayuntamiento tendrán que adaptar las suyas a ésta. Si está es más reducida de lo previsto, habrá que aumentar las partidas de las instituciones aragonesas o reducir las expectativas del invento En todo caso, y sobre un término medio de 800 millones de presupuesto total, al Ayuntamiento le tocaría, en el mejor de los casos, poner unos 120 millones de sus arcas, que como sabemos están para pocas o ninguna alegría. El Alcalde ya ha dejado entrever que con la adquisición del suelo (unos 70 millones, adelantados por Ibercaja, a cambio de aproximadamente un 30 % de la edificabilidad disponible en Arcosur), ya ha cumplido. Los excesos de obra, tan infrecuentes, van aparte. ¿Tiene esto algo que ver con las recientes y desmesuradas subidas de impuestos o la anunciada reducción de inversiones municipales? ¿Alguien quiere «hacer caja» por lo que puede pasar? La revista «La Calle» de la Federación de Barrios señalaba en el último número que la EXPO podía hipotecar las finanzas municipales para los próximos 50 años. Yo había calculado en un artículo anterior entre 20 y 30. Se ve que hice corto. Sigo siendo un optimista. ¿Merece la pena?

¿Beneficiará a Zaragoza?

Las Exposiciones las inventaron los ingleses, en concreto el marido de la reina Victoria (se ve que se aburría de Rey consorte) en la década de 1850, y fueron adoptadas rápidamente por Francia y los Estados Unidos. En una época sin televisión era una oportunidad de promocionar productos exóticos de cada país y sus imperios coloniales desconocidos por las clases pudientes de esos países. En una sociedad globalizada como la nuestra, con pautas de consumo y cultura (por llamarlo de alguna manera) cada vez más universales, donde hemos visto las calles de Paris, Londres, Beijing o Tokio, las selvas, la tundra y los desiertos y hasta la luna por la pantallita, es evidente que las EXPOSICIONES dejaron de tener sentido hace décadas.

Se nos intenta convencer, ya que como hemos visto que lo del beneficio monetario no se lo cree nadie, con las inversiones que «transformaran la ciudad», los puestos de trabajo o la «proyección internacional de la ciudad.

Vayamos por partes.

No se ustedes, pero Zaragoza está «transformándose» desde que me acuerdo. No se que manía les entra a los Alcaldes, que todos tienen que hacer una macro obra, tan faraónica y costosa, al menos, como la del anterior: Triviño tuvo su «salón» en la Plaza del Pilar, Rudi-Atarés, Independencia, y Belloch nos quiere dejar la EXPO y, si no lo remediamos, el Metro. Así vamos, con el Ayuntamiento en bancarrota, atracando al personal, y los servicios por los suelos. Que les voy a contar. A veces pienso que si no sería mejor que se dejasen un poco de tanto «transformación» y tanto futuro esplendoroso y se ocuparan un poco del presente y de conservar y mejorar lo que tenemos.

Hablemos en serio. Las obras que Zaragoza necesita no tienen nada que ver con la EXPO, y son mucho más asequibles y rentables a largo plazo. Parense un momento a pensar la de centros, de salud, colegios, institutos, museos, como el del Ferrocarril o el Cine, o el famoso «Espacio Goya», que podrían financiarse con una parte de lo que pretendemos gastarnos en una verbena de tres meses.

Lo de los puestos de trabajo es otra. La experiencia de otras Expos o del FORUM nos dan la pauta. Trabajo abundante en construcción durante las obras, en condiciones extremas de precariedad e inseguridad debido a las prisas, pues se trata de ir «contra reloj», las 24 horas del día, todos los días. La Estación de Delicias, con su rosario de accidentes y muertos nos da la pauta. Durante la EXPO, tres meses, se trata de trabajos precarios de hostelería, limpieza, mantenimiento, etc, con la agravante de muchos pretenden cubrirse con voluntarios. Zaragoza, a diferencia de Sevilla en el 92, no tiene ninguna necesidad de ese tipo de empleos: al contrario, en estos momentos, sin EXPO, esos sectores son cubiertos por población inmigrante.

Además, una vez acabada la EXPO, se acabó el trabajo. De Cartuja 93, con sus promesas de grandes industrias «de alta tecnología» (¿les suena?) nunca más se supo, como de las multinacionales que se instalarían en la Villa Olímpica que convertirían a Barcelona en la «capital del sur de Europa». Una vez más, el cuento de la lechera.

Por fin, lo de la «proyección internacional». Ya hemos visto que tanto la EXPO de Sevilla (de primera división, recuerden) como el FORUM no han cubierto ni de lejos el número de visitantes previstos, y que la inmensa mayoría han sido españoles. ¿Por qué ha de ser distinto en Zaragoza, donde el tema de la EXPO (de segunda) es mucho más limitado? La oferta de parques temáticos, rutas, dinópolis varias, es inmensa en todo el Estado, como para suponer que la celebración de una EXPO de segunda división con el monotema del agua va a captar una enorme masa de turistas. Una prueba práctica: ¿puede alguien nombrarme una sola EXPOSICIÓN INTERNACIONAL en los últimos, pongamos, 50 años? (No vale Sevilla ni Lisboa, son Universales, o sea de primera). Pues eso.

Por cierto que la hostelería de la ciudad no vive precisamente momentos de crisis. La ocupación de los hoteles en verano se acerca mucho al 100%, por lo que para acoger a esa virtual masa de turistas haría falta nuevos hoteles. El FORUM nos sirve de modelo: ante el exceso de plazas hoteleras con motivo del FORUM, acabado este se reconvierten en viviendas libres. Un «pelotazo» nos lleva a otro.

¿Y el Medio Ambiente?

La EXPO se ha vendido también, en determinados ámbitos, como una reivindicación de la explotación racional y de la «Nueva Cultura» del agua. Los proyectos anunciados, sin información ni participación alguna, apuntan directamente a lo contrario. La Expo 2008 es un proyecto que recalifica y urbaniza completamente el Meandro de Ranillas, incorporando paulatinamente al proyecto ferial o expositivo lo que todos nos temíamos desde el principio: parques temáticos, canales de aguas bravas, jardín botánico, balnearios, un Pabellón-Puente, azudes que interfieren en la dinámica natural del río y un largo etcétera que, sin alternativa posible, destruye o arrincona completamente los últimos sotos y huertas supervivientes a las puertas de la ciudad, abriendo serias incógnitas sobre los riesgos de inundación que todas estas infraestructuras y edificaciones pueden generar en el contexto urbano de Zaragoza, sin contar el aumento del tráfico de vehículos y lo que eso ocasiona. Por el contrario , las prometidas actuaciones tendentes a la protección, conservación y recuperación de los valores naturales y paisajísticos de las riberas del Ebro zaragozano y más concretamente del Meandro de Ranillas, no sólo se hallan prácticamente paralizadas, sino que incluso hemos podido observar cómo Ranillas y otros enclaves de nuestras riberas se iban deteriorando poco a poco sin que nadie pusiera remedio durante todos estos años.

¿Qué es lo que hay detrás?

Si algo ha caracterizado a la ciudad de Zaragoza durante las últimas décadas ha sido su manifiesta incapacidad de gestión urbanística y ambiental. En estas circunstancias de ausencia de planificación urbanística y ambiental (ambas íntimamente vinculadas con el concepto «calidad de vida»), desde el Ayuntamiento de Zaragoza se han propiciado todo tipo de «pelotazos» especulativos (recompras y revalorizaciones abusivas en los terrenos afectados por el Tercer Cinturón de Ronda, o los proyectos de expansión urbana en Arcosur, al sur de la urbe), que han convertido Zaragoza en un paraíso de la especulación urbanística.

Sólo responde a la intención de sacar partido urbanístico a unos terrenos, que van más allá del meandro y se extienden a todo el entorno de la Ronda del Rabal, el tercer y cuarto cinturón y el entorno de la Estación de Delicias, que en los últimos años se han visto revalorizados con la construcción de la estación del AVE y del futuro puente del Tercer Milenio, y a derivar una ingente cantidad de dinero publico a las manos de las empresas que realicen las obras.

La EXPO representa el penúltimo «pelotazo» de la burguesía zaragozana, y como todos los anteriores (PGOU, Tercer Cinturón, AVE) viene rodeado de una intensa campaña publicitaria de todos los medios de comunicación de la ciudad, vendiéndonoslo como la panacea que resolverá todos nuestros problemas. ¡Ay de quien se atreva siquiera a dudarlo! Caerá sobre él toda la furia de la «opinión publicada».