«Mueren 6 soldados ¿españoles El domingo, seis soldados de un destacamento del Estado Español murieron en Líbano, mientras realizaban labores, como siempre, humanitarias. Todos tenían entre 18 y 21 años, edad óptima para ser carne de cañón de la precariedad laboral en nuestro país. En www.soldados.com, el portal de alistamiento a las Fuerzas Armadas, la […]
El domingo, seis soldados de un destacamento del Estado Español murieron en Líbano, mientras realizaban labores, como siempre, humanitarias. Todos tenían entre 18 y 21 años, edad óptima para ser carne de cañón de la precariedad laboral en nuestro país.
En www.soldados.com, el portal de alistamiento a las Fuerzas Armadas, la noticia no era considerada de interés, ni para aparecer en la página de inicio de portal, ni buscando en sus entrañas. Por el contrario, se insiste en que alistarse al ejército profesional español es una auténtica aventura, sin avisar, por supuesto, de los riesgos que conlleva.
Según la publicidad oficial, espots televisivos y campañas del Ministerio de Defensa, los soldados españoles nunca van a la guerra, sólo ayudan a los niños desfavorecidos de países «en conflicto», viven mil aventuras y, por supuesto, no sangran. Además, se les brinda la oportunidad de aprender un oficio. ¿Alguien da más?
Como educador de jóvenes en riesgo de exclusión social, frecuentemente me veo en la obligación de frustrar las aspiraciones militaristas de demasiados de ellos, muchos de ellos inmigrantes o hijos de inmigrantes con dificultades para regularizar su situación administrativa que tienen, de manos del ejército-aventura, una oportunidad para «integrarse» en la sociedad española y convertirse en ciudadanos ejemplares. «Si eres hispanoamericano o ecuatoguineano y quieres aprender una profesión mientras trabajas, tu futuro está en las Fuerzas Armadas Españolas. Aquí puedes encontrar un empleo estable y mejorar tu grado de integración en la sociedad española«, así reza textualmente el citado portal de internet. Tres de los seis muertos eran colombianos en un trágico sendero a la españolidad.
El problema es que la aventura del ejército español compuesto por los nuevos excluídos nacionales y extranjeros no es virtual, como los videojuegos, sino real, como la vida misma. Como las vidas de los seis jóvenes, sacrificadas, lo lamento por sus familias, por nada. Su ejemplo debería servir no para reforzar el patrioterismo español, sino como ejemplo de todo lo que esas campañas del Ministerio de Defensa y el gobierno superprogresista de Zapatero esconden: ¿qué oportunidades de trabajo tienen los jóvenes que viven en los suburbios? ¿Quiénes ocupan las plazas ofertadas en el ejército? ¿Son informados de que una de las perpectivas posible de su futuro profesional es la muerte?
Y la última, a vueltas de la Educación para la Ciudadanía: después de todo lo dicho, ¿son tras su paso por el exitoso sistema educativo español ciudadanos autónomos y libres para elegir un futuro así?
* David Abril es educador. Palma de Mallorca.
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