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¡Abajo el falso nacionalismo!

Fuentes:

En Colombia se cree erróneamente que denunciar con crudeza lo que viene ocurriendo, es hacerle el juego a las FARC o al presidente Chávez. Muchos políticos no abordan temas «gordos» por temor a perder votos. Debemos reiterar: los gringos están detrás de las acciones de Uribe. Los crímenes de la alianza mafiosa apoderada del Estado, […]

En Colombia se cree erróneamente que denunciar con crudeza lo que viene ocurriendo, es hacerle el juego a las FARC o al presidente Chávez. Muchos políticos no abordan temas «gordos» por temor a perder votos.

Debemos reiterar: los gringos están detrás de las acciones de Uribe. Los crímenes de la alianza mafiosa apoderada del Estado, el déficit presupuestario y fiscal, el endeudamiento creciente, la permanente violación de la legalidad jurídica, etc., son la gran debilidad del gobierno uribista. Esa fragilidad real – ocultada hábilmente al pueblo – es conocida y utilizada por sus «socios» estadounidenses.

Tal situación lo convierte en una herramienta sumisa e incondicional de la política norteamericana. Algo muy similar le ocurrió a Manuel Antonio Noriega, el dictador panameño, que por mucho menos terminó siendo sacrificado por sus patrocinadores (hoy está preso en los EE.UU.). Uribe intenta escapar a un destino inexorable que él construyó.

Debemos denunciar que los grandes capitalistas de los EE.UU. son los promotores y principales beneficiarios de la economía del narcotráfico. Han convertido esa actividad en una herramienta de intervención territorial, dado que el negocio relacionado con la producción de hoja de coca descompone las relaciones sociales y económicas de comunidades campesinas e indígenas que se resisten a la globalización, y les permite apropiarse de extensos territorios ricos en recursos naturales.

Además, el tráfico de insumos químicos les genera inmensas ganancias a las transnacionales que controlan su producción y comercio; los recursos ilegales que mueve son canalizados hacia la guerra, tráfico de armas, corrupción estatal y privada, y en un gran porcentaje, son drenados hacia la estructura financiera especulativa del mundo desarrollado. El narcotráfico es actualmente un componente muy importante de esa economía globalizada. [1]

Y finalmente, al igual que con la heroína, el alcohol y otras drogas, la cocaína les sirve para embotar, adormecer y narcotizar a amplios sectores de la población de sus países, que de otra forma serían fuerzas sociales anti-sistémicas o rebeldes. Así enfrentan la crisis espiritual de una sociedad sin futuro, dependiente del consumismo alienante y de ilusiones mediáticas.

Develar la verdad, una obligación de los demócratas

Los dueños plutocráticos del mega-capital, fusión de la elite financiera y el complejo militar-industrial, son los que utilizan al gobierno colombiano para atizar la guerra con los vecinos, así como desde Afganistán están agrediendo a Pakistán. Es su estrategia para intentar recuperar el control de Latinoamérica.

Para ello utilizan un falso nacionalismo «colombiano», que ha sido una creación ideológica de la oligarquía antinacional, históricamente servil del imperio norteamericano. Ese falso nacionalismo es un arma ideológica; más peligrosa que cualquier otra. Es el «nacional-socialismo uribista«. [2] Para lograrlo, tratan de convertir al «chavismo-bolivariano» en el nuevo «enemigo comunista», que se ha tomado a Venezuela y que viene – supuestamente – por las riquezas de nuestro país.

Hay que desenmascararlos. Los gringos están desesperados por recuperar el control sobre los recursos estratégicos de Latinoamérica: dentro de una década agotarán su petróleo doméstico. La crisis económica los obliga a intentar re-apoderarse de los riquísimos recursos naturales que existen en nuestros países. Ese el motivo principal de la guerra que se quiere fomentar entre Colombia y Venezuela.

La oligarquía colombiana y su alianza mafiosa se juegan el destino del país. A cambio de traicionar al bloque suramericano y sabotear su definitiva integración, anhelan poder recibir un «usufructo energético». La oligarquía zuliano-tachirense juega a lo mismo, aspirando a recuperar su papel de administrador colonial del petróleo del golfo de Venezuela, el lago de Maracaibo y la cuenca del Orinoco.

La dirigencia uribista está dispuesta a cometer la torpeza fatal de poner todos los huevos en el canasto de los Estados Unidos. Van en contravía de la transición al multi-polarismo que vive el mundo. Es la única forma de prolongar-mantener su Estado pre-moderno, fundado sobre el conflicto, sostenido por una economía criminal paralela, soporte de la institucionalidad fragmentada que sufre nuestro país. No debemos permitirlo.

Vemos con preocupación que entre algunos sectores de la izquierda colombiana surgen temores o reservas al enfrentar el problema. Creen que este tema se puede obviar. No entienden que – en un eventual conflicto bélico internacional -, la oligarquía colombiana intentará ocultar la verdad y calificará de antipatriota o antinacional a quien se le oponga.

El momento nos exige asumir una posición vertical y diáfana. Hay que señalar con absoluta claridad y firmeza que lo que se está montando es una guerra imperialista, y oponernos a ella. Ser tibios o indiferentes frente al «falso nacionalismo» que por mandato gringo viene alimentando Uribe, además de oportunista raya en la complicidad.

Al presidente Chávez también debemos hacerle entender que hoy la guerrilla colombiana no tiene un sustento político popular en Colombia. Han cometido errores muy graves que la han descalificado como actor político creíble. Para recuperar un rol político tendrán que hacer grandes rectificaciones y demostrarlo con hechos.

Por ello, hay que pedirles a los hermanos venezolanos que confraternicen con nosotros, de pueblo a pueblo. Que se levanten las restricciones económicas y demás medidas gubernamentales que son odiosas para ambos pueblos. No les llevemos el «son» a Uribe y a los gringos. Derrotemos los falsos nacionalismos que sólo le sirven a las guerras imperialistas.

Todos debemos decir… ¡No al falso nacionalismo! ¡Si a la Paz y a la integración de los pueblos!


[1] ¿Es una casualidad la presencia militar beligerante en Afganistán y Colombia, sin que el narcotráfico disminuya? Ver: Piovesana, Enrico. ¿Qué hay detrás de la guerra de Afganistán? http://www.rebelion.org/noticia.php?id=92847

[2] Ver: http://lahistoriadeldia.wordpress.com/2009/03/02/desentranando-el-proyecto-uribista/