Acebes, aseguró ayer que se trata de una «maniobra» para que se no se hable de cuestiones tan importantes como la inmigración, los incendios de Galicia, o el «desafío» de ETA y Batasuna. Sin embargo, han sido varios los dirigentes del Partido Popular que han salido a la palestra para hablar precisamente en contra de […]
Acebes, aseguró ayer que se trata de una «maniobra» para que se no se hable de cuestiones tan importantes como la inmigración, los incendios de Galicia, o el «desafío» de ETA y Batasuna. Sin embargo, han sido varios los dirigentes del Partido Popular que han salido a la palestra para hablar precisamente en contra de la retirada del monumento al dictador.
El alcalde de Toledo Para el alcalde de Toledo, José Manuel Molina (PP), ciudad en la que hay otra estatua de Franco , el PSOE «parece que está en las trincheras» al devolver al primer plano la II República, la Guerra de 1936 y la Dictadura. «Los españoles nos hemos recuperado de aquellos momentos trágicos porque la transición fue ejemplar y los representantes que protagonizaron el enfrentamiento civil miraron hacia el futuro olvidándose del pasado», dijo el regidor toledano. El alcalde del PP no quiso pronunciarse sobre la futura retirada de las otras cuatro estatuas de Franco que quedan en España. Recordó tan sólo la que existe en Toledo, «no es competencia del Ayuntamiento ni mía como alcalde».
«Es radical», dijo Arias Cañete
La primera respuesta del PP a la desaparición de Franco y su caballo de piedra la dio Miguel Arias Cañete. Acusó al Gobierno de «acabar con símbolos que son parte de la historia» y lo tachó de «radical» por la retirada de la estatua. Arias Cañete fue aquel ministro de Agricultura con Aznar que dijo que el Plan Hidrológico del PP saldría «por huevos» y que su aprobación sería «un paseo militar».
Cortina de humo
El discurso de los dirigentes del PP coincide con la opinión de la prensa que le es afín, el diario ABC tituló ayer su editorial Las estatuas como cortina de humo y, en él, escribía que «el comienzo de los trabajos para desalojar la estatua de Franco coincide sospechosamente con una etapa de dificultades para el Gobierno». Establecida la relación, la calificó de «operación de imagen poco justificada».
Falsa legitimación
ABC introdujo en el mismo saco la política sobre simbología franquista y el debate autonómico. «Reabrir viejas heridas provoca un daño notable a la convivencia basada en la Constitución», «pero Zapatero parece dispuesto a recorrer ese camino con objeto de buscar una falsa legitimación en su proyecto de ruptura del modelo territorial», sostenía.
Criminalización Por su parte, El Mundo se centró en el fondo de la cuestión y atribuyó a la «la eliminación de símbolos del pasado, en el mejor de los casos, deja en evidencia una clamorosa desmemoria histórica, y en el peor», continúa, «contituye un intento de criminalizar a media España y aislar al PP».
Los retratos del Rey
El periódico de Pedro J. Ramírez, al grito de «si se retiran unas, habrá que retirarlas todas», se preguntaba si «deberíamos eliminar» los retratos del Rey «realizados antes del 78», teniendo en cuenta que don Juan Carlos «fue nombrado sucesor por Franco». En sus conclusión, reclamaba al PSOE que no se empeñe en «ganar la Guerra del 36».