En el debate público, especialmente en el ámbito político-ideológico, es normal que se expresen ideas diferentes. El reconocimiento de la pluralidad implica aceptar la existencia de opiniones distintas a la propia y ser rigurosos en su análisis y evaluación. En mi artículo «Podemos no es totalitario» (Rebelión, 4 de marzo) salgo al paso de las […]
En el debate público, especialmente en el ámbito político-ideológico, es normal que se expresen ideas diferentes. El reconocimiento de la pluralidad implica aceptar la existencia de opiniones distintas a la propia y ser rigurosos en su análisis y evaluación.
En mi artículo «Podemos no es totalitario» (Rebelión, 4 de marzo) salgo al paso de las críticas infundadas contra Podemos por sus supuestas tendencias antipluralistas y totalitarias. Uno de los autores que cito, Eugenio del Río, ha escrito una réplica («Debatir sin tergiversar», Rebelión, 5 de marzo) con la acusación de que tergiverso su posición con la afirmación de que él no critica a Podemos de antipluralismo. No obstante, no responde claramente a los fundamentos de mi valoración.
Tal como explico en mi artículo, Eugenio del Río, a diferencia de los otros dos autores que cito (Álvarez Junco y Ruiz Soroa), refleja una posición ambivalente. En el plano político concreto reconoce algunos ‘méritos’ de Podemos y constata la realidad ‘estimulante’ que se abre. Pero en el plano político-ideológico, en el que me centro, su texto conlleva una valoración negativa, ya que de él se deduce su carácter antipluralista.
El comienzo de su artículo, con el análisis del Frente Nacional francés como modelo del populismo europeo, el marco de referencia y uno de sus hilos conductores es el emparejamiento de Podemos con esa corriente política. Se añade un elemento teórico clave del populismo (que desarrollan más los otros dos autores): la dicotomía ‘pueblo/antipueblo’, achacando una concepción de pueblo ‘compacto’, es decir, que no reconoce su diversidad, no admite su pluralismo interno. Esa asociación y ese enfoque distorsionan la valoración política del lector respecto de Podemos; e insisto, genera sectarismo ideológico y perjudica las dinámicas alternativas en España.
En contestación a mi artículo, Eugenio del Río no se cuestiona su planteamiento. En ese sentido me ratifico en mi interpretación. No es tergiversación. No juzgo sus intenciones. Ahora él dice que Podemos no es antipluralista. Estupendo. No obstante, el contenido de su artículo permanece: la vinculación de Podemos con el populismo europeo reaccionario y excluyente, el destacar sus semejanzas sin remarcar el significado político tan opuesto que hay entre ellos. Ello cuando el aspecto principal a valorar, en el actual contexto sociopolítico, sería reafirmar la labor social y democratizadora de Podemos y las fuerzas alternativas en España, destacando su superioridad política, ética y democrática respecto del poder establecido y en particular de la cúpula socialista, tal como detallo.
Se han abierto grandes expectativas de cambio político progresista y Podemos puede desempeñar un papel fundamental. Hay que evaluar bien esas oportunidades, apostar por fortalecerlas y, aunque haya opiniones distintas, desarrollar un debate constructivo.
Antonio Antón. Profesor honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
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