“Si llevan metralletas, misiles, granadas, morteros o antiaéreos no entrarán…”. Fue una de las consignas lanzadas el 28 de agosto en una manifestación contra el atraque de los denominados “barcos de la muerte”, organizada en el núcleo urbano del Port de Sagunt (Valencia) por la Plataforma Antimilitarista de Port de Sagunt y la red estatal Caravana Abriendo Fronteras.
Más de un centenar de participantes denunciaron que el puerto valenciano se inserta “dentro del circuito internacional de armas, lo que facilita el negocio de la guerra y provoca los grandes éxodos”. Además se desplegaron pancartas con los lemas “Sagunt per la pau. No volem ser còmplices” o “Ninguna persona es ilegal”. La movilización concluyó con una actividad artística y el encadenamiento a la valla del puerto por parte de los activistas.
La acción reivindicativa tuvo antecedentes. En marzo, integrantes de Antimilitaristes-MOC y Acció Ecologista Agró documentaron –con fotografías y vídeos- la presencia en la terminal sur del Port de Sagunt del buque Bahri Jazan, de la compañía naviera y logística estatal de Arabia Saudí, Bahri. Las organizaciones sociales alertaron que el barco podría estar cargando y transportando armamento –que se uniría al procedente de Estados Unidos y otros puertos europeos- para que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) perpetren “más crímenes de guerra” en Yemen. Poco después que el bajel se arrimara al puerto, los activistas fotografiaron -en el recinto portuario, muy cerca del resto de la carga del buque- cuatro camiones con las señales de “mercancías peligrosas” y “material explosivo”; asimismo podía distinguirse el color rojo (“mercancías peligrosas”) en la bandera del barco.
La monarquía saudí y los EAU encabezan la coalición de países que desde 2015 bombardea Yemen. El pasado 15 de marzo el Proyecto de Datos y Localización de Conflictos Armados (ACLED) cifró en más de 112.000 los muertos en el país árabe desde 2015 “como resultado directo de la violencia” (el balance incluye más de 12.600 muertes de civiles, la gran mayoría atribuible a Arabia Saudí y sus aliados). En 2019 Naciones Unidas y el Frederick S. Pardee Centre señalaron que, si se suman las víctimas mortales (indirectas) por la falta de alimentos, servicios de salud e infraestructuras, los fallecidos en Yemen se aproximarían a 250.000. Además de las 3,6 millones de personas desplazadas de sus hogares, el 80% de la población yemení –más de 24 millones de personas- requieren algún tipo de ayuda humanitaria y protección, informa la ONU.
El 6 de marzo –la noche previa a la llegada del Bahri Jazan– la plataforma Sagunt per la Pau convocó una vigilia cerca del puerto, para reivindicar su cierre a los “traficantes de armas”. Además, los colectivos sociales recordaron que la exportación de armamento a Arabia Saudí y EAU podría considerarse “ilegal”, según el Tratado sobre Comercio de Armas de Naciones Unidas, ratificado por el Estado español en 2014. El Artículo 6 del Tratado prohíbe la “transferencia” de armamento convencional –como carros de combate, misiles, armas pequeñas y ligeras o munición- si los estados tienen conocimiento, en el momento de la autorización, que pueden utilizarse para perpetrar “crímenes de guerra”.
Sagunt per la Pau señaló también complicidades empresariales; por ejemplo de la compañía Bergé Logistics, “que se está lucrando indirectamente con la guerra de Yemen, ayudando a Bahri en el transporte de armas españolas”; en abril de 2016, la empresa Cantabrian Integrated Logistics Services (CILS), del grupo Bergé, comenzó a actuar como representante o agente comercialen el estado español de la naviera saudí. “Nuestro objetivo es ayudar a la industria española a través de sus intermediarios logísticos a exportar hacia los países del Golfo Arábigo”, destacó la portavoz de CILS en un comunicado. El grupo Bergé y Compañía, que surgió en 1870 vinculado a la burguesía bilbaína, se centra hoy en la distribución de automóviles, la logística y los servicios portuarios. “Grupo Bergé logra el respaldo de la banca con 750 millones de euros para su plan de negocio hasta 2021”, informó Europa Press en enero de 2017.
En diciembre de 2019 se organizaron movilizaciones contra la llegada a Sagunt de otro mercante saudí, el Bahri Abha. “Muy probablemente transporta armamento cargado en Estados Unidos y también es posible que cargue armas españolas en el puerto valenciano”, advirtieron los activistas (en mayo de 2019 Trump aprobó –mediante una declaración de “emergencia”- la venta de armas a Arabia Saudí y EUA por valor de 8.000 millones de dólares).
Las organizaciones sociales pidieron al Gobierno español que comprobara si el Bahri Ahba transportaba material bélico y, en ese caso, no permitiera la entrada en Port de Sagunt; asimismo apelaron a la objeción de conciencia por la paz de los trabajadores (por ejemplo en 2017 el bombero Ignacio Robles se enfrentó a un expediente por falta “muy grave”, cuando se negó a participar en un cargamento de armas en el puerto de Bilbao rumbo a Arabia Saudí; en mayo de 2019, los estibadores del puerto de Génova convocaron una huelga contra el atraque del Bahri Yanbu).
En el Port de Sagunt y otros puertos del estado español: “La guerra empieza aquí”. Fue el título del manifiesto, promovido por Antimilitaristes-MOC, con el que más de 70 colectivos pacifistas, de apoyo a migrantes y refugiados, ecologistas, feministas y sindicatos subrayaron en diciembre de 2019 su rechazo al Bahri Abha en Sagunt; entre otros puntos, señalaron que es “un falso dilema que tengamos que elegir entre puestos de trabajo aquí y muertos refugiados en Yemen y otros lugares”. Además del manifiesto, el 10 de diciembre un grupo de pacifistas y ecologistas realizaron una acción de desobediencia civil no violenta en el perímetro del puerto; llegaron de madrugada cerca del muelle destinado al anclaje del buque saudí, y mostraron pancartas con las consignas Stop the war y “La guerra empieza aquí”; en el exterior, una concentración de activistas se sumó a la protesta.
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau también se opuso a la llegada del carguero a Port de Sagunt. Y recordó que no se trataba de un caso excepcional; otro barco saudí, el Bahri Yanbu, partió con armamento desde el puerto de Santander en mayo de 2019; se da la circunstancia que este buque no pudo entrar –en una escala anterior- en el puerto francés de Le Havre, por la resistencia de organizaciones de derechos humanos. Ya en septiembre de 2018, el Bahri Jazan salió de la capital cántabra con 40 contenedores de granadas; otros ejemplos son la escala el pasado 14 de enero del Bahri Hofuf en el puerto de Motril (Granada); o en febrero, del Bahri Yanbu en el puerto de Bilbao.
Según el Centre Delàs, el estado español exportó armamento a Arabia Saudí por valor de 1.943 millones de euros entre 2010 y 2019 (es el primer país de Oriente Medio y quinto del mundo que más armas compra a España). En septiembre de 2018, “el entonces ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, confirmaba el envío de 400 bombas láser por parte del Gobierno español a Arabia Saudí, en virtud de un contrato de 2015”, recuerdan los analistas. En cuanto a los EAU, las exportaciones españolas en la última década ascendieron a 996 millones de euros (en 2018 y 2019 los Emiratos Árabes adquirieron a España municiones, partes y piezas de aviones, cámaras infrarrojas, aviones de transporte o sistemas lanzagranadas).
A la declaración de “malvenida” a los buques saudís en Port de Sagunt se adhirieron, asimismo, Amnistía Internacional (AI), FundiPau, Oxfam-Intermón y Greenpeace, entidades que forman parte de la Campaña Adiós a las armas. Desde el inicio de la guerra de Yemen, el buque Bahri Abha “ha transportado en ocho viajes -desde Estados Unidos a Arabia Saudí- armas valoradas en 143 millones de euros; se trata, en su mayoría, de componentes de aviones militares”, explicó Alberto Estévez, portavoz de la Campaña. Más allá del conflicto yemení, las cuatro organizaciones criticaron –el pasado 26 de junio en un informe- la tendencia general del estado español: “Entre 2018 y 2019, las autorizaciones de exportación de armas españolas (en todo el mundo) alcanzaron una cifra sin precedentes: 21.825 millones de euros. El importe de las exportaciones realizadas en estos dos años fue de 7.880 millones”.