Las víctimas del 3 de Marzo consideran una auténtica provocación bautizar la estación de autobuses con el nombre de un miembro del gobierno que mandó masacrar a la clase trabajadora de esta ciudad. La decisión del alcalde Javier Maroto de homenajear a Adolfo Suarez dándole su nombre a la nueva estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz […]
Las víctimas del 3 de Marzo consideran una auténtica provocación bautizar la estación de autobuses con el nombre de un miembro del gobierno que mandó masacrar a la clase trabajadora de esta ciudad.
La decisión del alcalde Javier Maroto de homenajear a Adolfo Suarez dándole su nombre a la nueva estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz ha llegado en un momento clave en la lucha contra la impunidad de una dictadura de la que el recientemente fallecido formó parte. Casualidades al margen, es evidente que estos días se están produciendo noticias importantes en el proceso judicial abierto en Argentina contra los crímenes del franquismo. Por un lado este jueves en la Audiencia Nacional de Madrid se analizará la extradición del guardia civil Jesús Muñecas Aguilar solicitada desde Buenos Aires y la próxima semana será el turno del policía Juan Antonio González Pacheco, alias «Billy el Niño», ambos acusados de practicar torturas.
Pero además los impulsores de la querella internacional contra la impunidad del franquismo acababan de hacer público apenas 24 horas antes del anuncio del primer edil vitoriano que ya han solicitado a la jueza Servini nuevas imputaciones de responsables políticos, judiciales y policiales de la dictadura. Entre ellos se encuentra Jesús Quintana Saracibar, nacido en la capital alavesa en 1941, capitán al mando de la actuación policial que se saldó con cinco trabajadores asesinados en Vitoria-Gasteiz. En el listado también se ha incluido a Alfonso Osorio García que junto a Rodolfo Martín Villa ya imputado anteriormente, eran dos ministros del gobierno de España bajo cuyas órdenes actuaron los policías que provocaron la matanza obrera el 3 de marzo de 1976: Martín Villa y Osorio García, estaban al frente de los ministerios de Relaciones Laborales y Presidencia, respectivamente.
Adolfo Suarez González también era miembro de ese gobierno como ministro secretario general del movimiento, pero además la responsabilidad en su caso es doble porque en el momento del crimen ocupaba de forma interina la cartera de Gobernación por estar Fraga Iribarne fuera de España. Por lo tanto, Adolfo Suarez era, aunque de forma temporal, el máximo responsable político al mando de la policía y la única razón por la que la Asociación de Víctimas 3 de Marzo no ha solicitado a la jueza su imputación es porque ha fallecido, al igual que Manuel Fraga Iribarne y otros muchos ministros de la dictadura que se han ido sin ser juzgados por su implicación en la vulneración sistemática de Derechos Humanos que practicaron durante décadas desde las estructuras del Estado en las que tenían cargos de responsabilidad.
Desde Martxoak 3 elkartea seguiremos trabajando con toda la fuerza que nos da la impresionante solidaridad y el apoyo de la sociedad gasteiztarra. Por todo ello, nos parece una auténtica provocación la propuesta que ha realizado el alcalde vitoriano de homenajear bautizando con su nombre la nueva estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz a uno de los responsables del gobierno que mandó gasear, tirotear y masacrar a la clase trabajadora de esta ciudad.
En nuestra opinión Adolfo Suarez no se merece ningún homenaje en Vitoria-Gasteiz, todo lo contrario, lo que debería hacer una institución como el ayuntamiento con su alcalde al frente, es liderar la lucha contra la impunidad del mayor crimen contra su ciudadanía que ha sufrido la capital alavesa en su historia reciente. No nos corresponde decidir el nombre de ninguna estación, pero sí tenemos la obligación de denunciar la hipocresía de Javier Maroto y el PP. Es una farsa posicionarse a favor de recordatorios de homenaje a las víctimas del 3 de marzo y a continuación enaltecer a los responsables de la dictadura criminal que las provocó, avalando su impunidad.