Hace ya unos cuantos años, un dirigente de la autodenominada Euskadiko Ezkerra, de cuyo nombre no quiero acordarme, afirmó públicamente que los agentes políticos vascos debieran actuar «como si ETA no existiera». La ocurrencia del izquierdista de salón es un buen precedente de las que a diario nos ofrece el inquilino de la Moncloa. Ayer […]
Hace ya unos cuantos años, un dirigente de la autodenominada Euskadiko Ezkerra, de cuyo nombre no quiero acordarme, afirmó públicamente que los agentes políticos vascos debieran actuar «como si ETA no existiera». La ocurrencia del izquierdista de salón es un buen precedente de las que a diario nos ofrece el inquilino de la Moncloa. Ayer mismo, el señor Rodríguez Zapatero proclamó ante el comunicado de Sortu que «tienen que saber que, con ETA viva, tendrán dificultades». Hoy mismo, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, ha reiterado que el camino más seguro para la legalización de Sortu es la desaparición de ETA. El argumento para proclamar semejante sofisma es que «con violencia no puede haber política».
Se entiende que no puede haber política de la izquierda independentista, claro, pero con violencia sí puede haber política del PSOE, del PP o del PNV. Ahora bien, cuando el GAL campaba a sus anchas y el señor Jáuregui ostentaba el cargo de Delegado del Gobierno español en la CAPV, su partido sí que podía hacer política, y de la buena. Aquel PSOE de Ricardo García Damborenea e Iñaki López hacía política y hasta llegó a absorber a la amortizada Euskadiko Ezkerra, citada más arriba.
El ministro de la Gobernación, ahora convaleciente, ha repetido en mil ocasiones que la izquierda abertzale tiene dos oportunidades: o se distancia de ETA o ésta termina. Pues bien, gentes tan poco sospechosas de simpatías con el independentismo como el Ararteko Iñigo Lamarka, el «padre» de la Constitución española Miguel Herrero de Miñón o el fiscal superior del País Vasco Juan Calparsoro han reconocido los pasos dados por Sortu, iniciados con la presentación de sus estatutos. Hasta el lehendakari López ha dicho que el comunicado últimos es «muy importante». Sin embargo, desde Madrid se sigue insistiendo en colocar obstáculos al proceso y en poner en marcha estrategias para que parezca que ETA no está en tregua general, permanente y verificable.
Remedando la frase del lider de EE, intentan hacer política «como si ETA sí actuara», lanzando noticias sobre supuestos atentados a las torres Kio o al propio López, atentados que nunca se han producido y que, en todo caso, pudieron ser en su día hipótesis. Pero un estado mínimamente serio no puede actuar en base a hipótesis, fabricando una realidad ficticia, creando angustia y desazón entre la población, en vez de enviar un mensaje de tranquilidad, de esperanza, de que las cosas van a ir a mejor.
Los dirigentes del PP y buena parte de los del PSOE, así como medios de comunicación indecentes como «El Mundo», se aferran a ETA, porque saben que en el nuevo escenario, que tarde o temprano se va a construir, se les acaba el chollo de la política antiterrorista que tantos réditos les ha otorgado, sobre todo del Ebro hacia el sur. Ellos seguirán empeñados en que los noticieros abran todos los días con asuntos relacionados con ETA, una organización que ni tan siquiera está enviando cartas a los empresarios, como éstos han reconocido. Mientras tanto, nosotros seguiremos empeñados en abrir una nueva situación en la que todos los derechos de todos los ciudadanos sean respetados, incluidos los derechos de los detenidos, acusados de ser presuntos militantes de ETA.