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Ahora responsabilidad

Fuentes: Iniciativa Debate

Mientras se seguían fusilando «rebeldes», mientras la cacería continuaba en los montes, mientras la gente moría por falta de penicilina y el cumplimiento de la moral católica se hacía estricto, también se celebraban fiestas repletas de glamour y sin inhibiciones en Chicote o Pasapoga todas las noches. La moral quedaba fuera, aunque dentro hubiera alguno […]

Mientras se seguían fusilando «rebeldes», mientras la cacería continuaba en los montes, mientras la gente moría por falta de penicilina y el cumplimiento de la moral católica se hacía estricto, también se celebraban fiestas repletas de glamour y sin inhibiciones en Chicote o Pasapoga todas las noches. La moral quedaba fuera, aunque dentro hubiera alguno de sus representantes disfrutando de la naturalidad de un pecho al descubierto, o de aquel polvo blanco que traían los actores americanos que aunque no alimentaba ni curaba, sí divertía.

Parece que a tanto llegó el descaro, que las autoridades solicitaron a los distinguidos clientes discreción en el atuendo previo y en especial en la ostentación pública de joyas, reservándolas para su exhibición en el interior de las salas.

Una misma ciudad y dos realidades, las mismas que en cualquier otra ciudad y los mismos que en cualquier otra guerra o crisis. Los causantes, los responsables, aumentando su poder y diferencia con los que padecen el resultado de su miseria ética. Para eso se hace. No es importante poseer algo, sino que los demás no puedan. Siempre empiezan los problemas cuando se reducen los márgenes de desigualdad.

En cualquier caso, no era la primera vez que se pasaba por ese valle, o por muchos otros con distinta localización geográfica o temporal. Continuamente se dan casos así. Nunca deja de haberlos y siempre parecen tener otra explicación. Lo mismo revisamos las causas para la caída del Imperio Romano, que el nacimiento de la China de Mao, la guerra de Yugoslavia o la situación de Haití o Somalia. Reputados historiadores o analistas nos darán su completa versión de los aconteceres desde los hechos puntuales.

Si revisamos minuciosamente esos análisis posteriores, encontraremos sin duda historias y personajes de lo más variopinto, culturas y focos de conflicto que no guardan ninguna relación entre ellos. Pero en un plano abstracto, si queremos hacerlo, sí podremos determinar algo más que similitud entre causa, causantes y damnificados.

La causa es siempre el afán de poder y dominación, la imposición ego-teo-etno-céntrica. Los causantes son una minoría enferma, carente de empatía o juicio, y capaz de dedicar su vida a su fanático fin. Y los damnificados son siempre unas mayorías incapaces de entender lo que ocurre, porque lo único que buscan es transitar por su vida de la manera más cómoda y feliz posible.

No dudemos de que ahora mismo está volviendo a ocurrir. Que mientras nos hablan de crisis y la padecemos, el poder se está volviendo a concentrar. Que como decía Juan Torres López hace pocos días » Es verdad que ocurre, como señaló el economista polaco Michael Kalecki, que los empresarios a veces prefieren tener menos beneficios imponiendo desempleo y, por tanto, bajos salarios, porque así tienen más poder político. Por eso es importante entender que cuando la gran patronal reclama recortes salariales no está buscando que la economía funcione mejor sino tener más poder.»

Pero debemos ser la primera generación que acabe con este círculo vicioso, y ahora debemos ser nosotros los que impongamos.

Vamos a imponer la democracia. Pero la de verdad. La democracia en que las medidas a tomar partan del pueblo y en lo que nada se pueda hacer sin consultarle. Se acabó el hacer uso de una presunta ignorancia e incapacidad de los «plebeyos» para comprender los asuntos de Estado.

Entre nosotros, los de abajo, hay economistas, historiadores, politólogos, médicos, ingenieros, filósofos, y mucha gente que no necesita serlo para concluir y decidir que los bancos deben pagar sus deudas o que nada se nos ha perdido en guerras por poder e interés en países que ni conocemos. Tampoco hace falta serlo para saber que cada día perdemos poder adquisitivo, derechos laborales o que necesitamos una sanidad pública sin «repagos».

Esta semana que viene, vamos a poner en comunicación a los y las compañeras de los diferentes territorios por medio de la nueva página web, y con ello la constitución del partido ILP con aquellos que queráis formar parte de la misma. Y lo vamos a hacer porque nadie lo hace, porque ningún partido se atreve a democratizarse de verdad. No queremos que ellos decidan por nosotros, o que nos preparen un programa (que incumplirán) para elegir al menos malo. Queremos que eso de la «soberanía popular» no sea un bonito eslogan legitimador y queremos ser dueños de nuestra vida y entorno, y sobre todo que se acepte la voluntad (informada) de las mayorías. Todo lo demás es jugar a un viejo juego, tan viejo que deberemos darle sepultura.

Me comentaba un amigo ayer, que la gente no quiere oír hablar más de lo mal que está todo, y que quiere soluciones. Y es verdad, lo comparto. Pero no esperemos que nos den nada hecho, hoy no vale la comodidad ni la falta de compromiso. Hay que sumar esfuerzos, y saber (no hace falta creer nada, en el fondo lo sabemos) que somos nosotros los que podemos cambiarlo todo.

No nos quejemos más de la situación y hagamos aquello que podemos hacer.

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http://iniciativadebate.wordpress.com/2011/08/14/ahora-responsabilidad/