Si los gobernantes no construyen escuelas, en 20 años faltará dinero para construir cárceles.
Darcy Ribeiro
La derecha recalcitrante o la extrema derecha fascistoide, siempre buscando culpables donde no hay, por fastidiar, si no para joder, culpan de todo a Petro: responsable de la devaluación del peso, de la trepada del dólar, del alza en los alimentos. Sin considerar tres asuntos básicos: el narcotráfico; la guerra en Ucrania; el desequilibrio entre exportaciones e importaciones. Sin ser economista, basta revisar ciertos renglones de la vida cotidiana para conocer causas y efectos de tales problemas. No puede desconocerse la influencia de los medios que ayudan a difundir lo que cacarea una gaseosa oposición: que el dólar alcanzó niveles históricos en 17 años al llegar a los COP$ 4.800 y que de ahí la devaluación del peso. Sin considerar, v. gr., que por debajo están la libra esterlina, el yen japonés, la corona sueca. Sin contar que el euro está abajo del peso, con Colombia en el puesto 24 de países con mayor inflación, pero no en el primero como se especula: de ahí el narcoestado como hijo natural del Estado fallido.
Para nadie es un secreto que la inflación genera descontento entre las masas desempleadas, las amas de casa, las personas con bajo nivel adquisitivo. Mucho más, cuando la extrema derecha se encarga de desvirtuar las cifras y su origen para señalar una ‘política’ o un ‘régimen’ al que llaman de izquierda, sin serlo, solo para atizar el fuego de la guerra. Pero, eso sí, no dice nada acerca de que el 30% de los alimentos se importan, que las importaciones en general superan el 70%, que la economía subterránea del narcotráfico solo deja fuga de capitales. Además, se dice que Petro está tratando de impedir que el Banco de la República suba sus tasas de interés, lo que afectará de modo negativo el bolsillo de los colombianos, según Salomón Kalmanovitz. (1) Lo cual no es cierto, porque Petro acaba de decretar, por vía del ministro de Hacienda, José A. Ocampo, preciso, el alza en las tasas de interés, dizque para proteger los ingresos de los más vulnerables, los empobrecidos y los caídos en la miseria.
Los que durante más de 200 años ha causado la extrema derecha en Colombia. La misma que ahora reclama, en menos de tres meses de Gobierno una mejoría tangible a Petro. ¿Por qué antes jamás reclamó y ahora sí, en destemplado coro CD, prensa y jueces corruptos pretenden la solución mágica a antiguos problemas de continuidad en política, despilfarro y corrupción? ¿Por qué callan ante el escándalo de la ex DNE, al ‘mando’ mafioso de Carlos Albornoz, y de la actual SAE, que otorgó más de 28.000 predios a ‘La Madrina’ J. Márquez, madre del (in)noble Duque (causa de un déficit fiscal de 83 billones) o al Gral. Palomino, quien arrendó a la SAE una finca del narco Pedro Orejas por 8 mil millones mensuales durante cuatro años? (2) ¿Por qué nada dicen del desangre, por más de 480 mil millones al ICBF o al OCDE Paz por 618 mil millones o los más de 700 mil millones que se ‘abudineó’, adivinen quién, en la remodelación del aeropuerto E. Cortissoz, y apenas se citan los 70 mil millones de Min Tics?
Buena parte de lo que alega la extrema derecha contra Petro, porque no es contra su Gobierno, obedece a oscuras tramas sobre cómo las iglesias evangélicas, pentecostales y adventicias del 7º Día, como en el Brasil de Bolsonazi, se fueron lanza en ristre contra la representante Katherine Miranda, por ‘hostigar a los seguidores de las iglesias cristianas’. (3) Acaso, ¿son de verdad cristianas, como desde la idea del amor eficaz las veía el cura guerrillero Camilo Torres o son solo muestra de voracidad por el dinero? Si pudiera creerse que no es así, basta mirar a algunos predios en Sincelejo u otros en B/quilla o en Miami, verdaderas mansiones de ‘pastores’ que se enriquecieron quitándole la lana a sus ‘ovejas’. Si lo de fondo es que no son empresas sin ánimo de lucro, sino sinónimo de lucro, ¿por qué se resisten a la atracción vital de pagar impuestos? ¿No ayudan así a los feligreses que tanto dicen cuidar, proteger y amar? Desde luego, todo el mundo tiene derecho a soñar así sea solo paja, como en este caso.
Así como quieren hacer creer que con Petro Colombia se fue ‘a la izquierda’ y en Brasil que con Bolsonazi ‘giró a la derecha’, cabe señalar que no: o es que, ¿acaso el ex milico es de extrema izquierda?, ni lo eligió presidente, sino que el sistema capitalista, sus subalternos las iglesias evangelistas (en particular, la Iglesia Universal, de Edir Macedo, a quien Bolsonazi le imploró ‘una jalada de 10 millones de votos’; la Iglesia Asamblea de Dios, de Silas Malafaia, quien puso en su órbita 12 millones de in-feligreses) y pentecostales, ayudadas por el corrupto Lawfare y los medios de desinformación e incomunicación, todos bajo el mandato de EE.UU, lo pusieron en el poder. Sin parecer pesimista, esto es un optimista bien informado, debo aclarar: el que el ex milico haya llegado a Planalto, solo significó entrar en la órbita guerrerista, de tráfico de drogas y del incremento de la población carcelaria, de mayoría negra y de estratos bajos, solo por obedecer a la industria militar/carcelaria gringa.
Ya que se habla de guerra, narcotráfico y presos, ellos derivan del aporte de los narcos al incremento, no desarrollo, de la construcción, compra de tierras, expulsión de campesinos, a los que se les expropia sin clemencia, amenaza, secuestra y/o mata. Para no hablar de indios y negros, los más ‘blanqueados’ en la cadena de movilidad social ascendente: para ellos, solo existe descenso, caída, marginalidad, en suma, ninguneo. Son el símil de la aporofobia o miedo/odio al pobre, por no tributar y así caer en la categoría de ‘no-personas’, lo que hoy son para Academia, statu quo y, más allá, Sistema, los seres humanos empobrecidos a causa de inequidad, injusticia, violencia del Poder. Si en 1992 Alejandro Reyes concluyó que en 251 municipios del país se presentó ‘una compra significativa de tierras’ por narcos y que en 1995 se elevó a 409 municipios, solo resta saber a cuántos de los 1.103 en total asciende 27 años después el arrebato masivo de tierras por Fedegán, terratenientes y narcos más cercanos.
Aupado a esto, va el alza exponencial de los feminicidios en Brasil y, más allá, en México y Colombia y en toda América Latina, lo mismo que la caída vertiginosa del sistema educativo, la criminalización del microtráfico y el macrotráfico aun mayor desde la tierra de los golpistas hacia Europa, Asia y África. Habría que preguntarle a EE.UU por qué con 90 bases militares en América Latina, el tráfico de drogas aumenta en vez de disminuir, por qué todo el mundo habla del mayor narcotraficante brasileño Augusto Basílio, radicado en Manaos, y las autoridades se hacen las de la vista inflada, por qué, finalmente, Drácula Temer aprobó el PEC 55 que congeló el presupuesto de salud y educación pública durante 20 años, pero, eso sí, incrementó en un 36% el presupuesto militar, lo que continuó el depredador de brasileños, indios y selva, Jair M. Bolsonazi, con la ayuda del narco/ex preso Joesley Batista, dueño de la mayor industria carnícola del mundo, la JBS, y de la cadena alimenticia gringa Cargill. (4)
Por eso, durante su desgobierno, plagado de delitos y narcotráfico, no hizo más que pagar favores a él, Batista, y a ella, Cargill, a Macedo y Malafaia, llevando al Brasil al caos, como en Colombia Duque, otro desgobierno plagado de narcotráfico y delitos, como quiera que terminó con la mayor cifra de Has sembradas de coca, la planta sagrada del Amazonas, como dijo Petro en su memorable discurso ante la ONU: no de ‘cocaína’, como de forma perversa, no se sabe si por ignorancia o por un acto deliberado, habló Pastrana para salpicarlo ante la opinión pública nacional e internacional, por vía de otra ignorancia supina, la de los medios masivos, que cual rayo corrieron a publicar cuanto decía el idiota por su propio enlodamiento con el narcotráfico: recuérdese que él criticó a Samper, por figurar en la nómina del Banco de los Trabajadores, de los Rodríguez Orejuela, y por ser ‘presidente’ antes que él, para luego ser víctima de su lengua al viajar por Aerorepública, empresa fachada de los extintos narcos.
A los que, vaya ironía, no los extraditó el propio Samper: no obstante, es factible que los 13 tiros que recibió en 1989 en El Dorado, cuando mataron a José Antequera, sean producto de una retaliación, que la prensa nunca dio siquiera como opción: suena raro, en todo caso, que haya dicho: ‘El atentado no era para mí sino para él’ o que ‘los dos estábamos en la lista de peligrosos para Gonzalo Rodríguez Gacha’. Por ahora no, para los Rodríguez O., a quienes Uribe extraditaría en 2004, como a los paracos en 2008. (5) Todo ello, habla de los estrechos nexos política/delito, narcotráfico/Gobierno, economía falseada e inflación: la que ciertos analistas, siempre buscando razones del conflicto afuera y no adentro, ubican en Argentina en el 83% (6) y aquí, apenas, en un 9.23%. (7) Lo cual de por sí se cae de su (falta de) peso. Máxime cuando se habla, en ambos casos, de ‘economías basura’, en las que por causa de la recesión se lleva a la fuga de capitales y al tiempo a que la gente se refugie en el dólar (USD).
Todo eso, es lo que así, ‘de golpe’, me pregunto sobre el incierto futuro de Brasil y sobre lo que se cierne sobre una población que supera los 300 millones de personas, de los que más de 50 millones volvieron a los gélidos galpones del desamparo, la discriminación, el racismo, la xenofobia, la violencia y la muerte, de la mano sucia e impiadosa del ex milico Bolsonazi, títere puesto, gracias a un autoatentado, como el de Uribe en 2002, sin el menor reparo y la mayor falta de ética, por el imperio sionista/gringo y con la rodilla en pie del resto del mundo, para el pajizo y exclusivo beneplácito de los nazifascistas, que ahora se sienten con carta blanca para actuar por el planeta. Por lo cual, ya es hora de empezar a organizarse, sin titubeos y con la más fiera decisión para desarticular todo foco neonazi y de corrupción, ojalá sin tener que recurrir, como en México, a la delación pagada, hecho que ya ocurrió en Brasil con ‘Drácula’ Temer/Bolsonazi/Moro/Cunha y su cueva de bandidos que sacó a Lula y a Dilma.
En conclusión, la revaluación del peso frente al dólar depende del efectivo, no hipotético ni virtual, combate al narcotráfico, toda vez que el mayor surtidor de cocaína para el mundo y, en particular, para EE.UU. es Colombia, entre un 70% y 90%. Además, la mayor fuente de ingresos, con un 70% del capital de los cinco bancos gringos más importantes, proviene del narcotráfico. Al respecto, la opinión pública se pregunta, con total licitud, ¿si EE.UU. tiene 900 bases militares en el mundo entero, 90 de ellas en América Latina y en Colombia 9, por qué no para el narcotráfico? Responde Perogrullo: ‘Sencillo: porque no les interesa’. Lo único que importa es retener los flujos del dinero producto del narcotráfico que, se reitera, es el factor principal para que la devaluación del peso se siga dando. Una economía subterránea, con la famosa ventanilla siniestra del Ban/República desde la época de ‘Satanás’ López Michelsen, 70% de importaciones y solo el 30% de exportaciones, solo puede traer ese efecto.
Efecto que proyecta la figura del Estado fallido, cuya incidencia en la sociedad es irrefutable. Si el desgobierno Duque terminó con la cifra histórica más alta de Has sembradas de coca, de paso quiere decir vía narcotráfico es el mayor responsable (y no Petro) de la caída del peso frente al dólar, de la devaluación o de la inflación. Máxime cuando las importaciones superan de lejos a las exportaciones y estas sobre todo están basadas en la salida de cocaína con una casi inverosímil (por tan cierta) cifra de entre el 70% y el 90% a escala mundial. Por lo cual, ya es hora de empezar a organizarse, sin titubeos y con la más fiera decisión para desarticular todo foco fascista y de corrupción, sin tener que recurrir, claro, como en México, a la alianza con el narco, que ya se dio en Brasil también, con Bolsonazi y sus ‘delikatessen’. Para cerrar, la elegida hoy fue la inflación, la misma que campea por el planeta entre la falta de ética, el exceso de deshonestidad/corrupción y el Estado fallido, al que solo sustituye el narcoestado.
Narcoestado que, a propósito, por ninguna parte cita Kalmanovitz en su columna ‘Las malas ideas de Petro’ y cuyas opiniones cabe desvirtuar con hechos: Petro no va a acabar con las exploraciones de Ecopetrol, si no su directriz de cambiar a Carlos Gustavo Cano por Saúl Kattan (y sacar al otro ‘eterno’ paisa, Luigi Echeverri) perdería sentido: ‘La acción de sus representantes en la nueva junta directiva, es elevar el valor de Ecopetrol’, así que las acciones de exploración/explotación seguirán; la extinción de las EPS, por una pública, solo derivará en ‘pesadilla burocrática’ para Kalmanovitz pues ya la vivió como miembro de la Junta Directiva del Ban/República: el de la ventanilla siniestra, sobre la cual nunca dijo nada; el que Petro no vea con buenos ojos el metro elevado de Bogotá, no significa que lo vaya a cancelar, sino que sigue siendo más rentable/ecológico el subterráneo; proteger más a la producción nacional, no significa ‘generar la devaluación del peso’, como dice el columnista.
Igual que revisar el TLC con EE.UU. por lo contrario significa mejoría/redención del campo, recuperación vital y económica del campesino, garantizar la seguridad alimentaria, hoy perdida. Para terminar, por ahora, con Kalmanovitz, quien aspira a hacerlo en realidad con Petro, pero hablando de Duque, resta decir que, en efecto, cita el déficit fiscal del 2021, por USD$ 15.425 millones, 6% del PIB, es decir, USD$ 5.300 millones más que en 2020, pero omite sus causas: por contraste, entre más produzca el país, más podrá exportar y así iniciará el desinfle de la inflación. No es que a Petro le haya gustado la devaluación que puso el dólar a COP$ 4.000 en dic.21, lo cual encareció el trigo y ‘todos los bienes importados’, sino que la invasión de Ucrania por EE.UU. y la OTAN, así el fardo lo echen los mass media a Putin primero y luego a Rusia, acabó con la exportación de fertilizantes y de paso los puso por las nubes. Concluye: el ‘incompetente Duque’ llevó el déficit fiscal del gobierno al 8% del PIB.
Sin temor a exagerar, puede decirse que entre el narcotráfico, el TLC y más de 200 años de malos gobiernos se ‘esnifaron’ el campo, acabaron con los campesinos, negros e indios, mataron de hambre y sed a los niños de la Guajira… lo que, sumado a la guerra en Ucrania por EE.UU. y la OTAN, pero por la que se demoniza en exclusiva a Rusia y en particular a Putin, (8) a las sanciones unilaterales de EE.UU al resto del mundo, pero jamás al revés, hace que el narcotráfico sea la causa básica de la inflación junto a las economías subterráneas, encabezadas por los gringos y sus principales bancos en los que está depositado el 70% por concepto de las astronómicas cifras que moviliza: especialistas señalan que un 10% del PIB mundial se debe a ingresos por narcotráfico: según ello, ¿cómo se le explica al ciudadano común que de ahí deriva no solo el problema de la inflación/recesión, sino la extinción del campo, el acabose de la seguridad alimentaria, en fin, el desequilibrio en la balanza de pagos?
Es decir, la diferencia entre las cantidades de bienes y servicios que se exportan y las que se importan. Se estima que el narcotráfico produce beneficios anuales por 400 mil millones de USD, es decir, más o menos el 10% del comercio mundial. Si entre las causas principales de la inflación están el aumento de la base monetaria, la inflación autoconstruida, el incremento de la demanda y de los costes, así como el alza constante de los precios, por bajo poder adquisitivo del peso, es posible concluir que todo ello depende del narcotráfico, de la economía falseada o subterránea, de tratados de libre comercio (TLC) desiguales/arbitrarios e injustos, que han llevado al exterminio del campo colombiano, a la inseguridad alimentaria, a la eliminación de campesinos, hechos de los que deriva un Estado fallido que, al filo del tiempo, fue sustituido por un narcoestado como el que imperó entre 2002 y 2022. El que a su vez se espera sea reemplazado por el Estado que prometió el hoy presidente Gustavo Petro.
Bastaría citar unos puntos de su programa que, de cumplirse, echarán por tierra no solo más de 200 años de oprobio sino las quejas infundadas de quienes fomentaron dicha situación y hoy se quejan sin razones de peso e ignorancia de sobra, y endilgan todo lo que pasa a quien no lleva ni tres meses en el poder y ya ‘debería’ haber resuelto cualquier disparate/entuerto. Entonces, bastaría con que cumpla con la ley contra el hambre; la reforma tributaria, política, del congreso y al sistema general de regalías; la ley de baldíos; el presupuesto para 2023; trasladar la Policía al MinInterior; prohibir el fracking y recuperar el campo; en fin, la educación de calidad para que no se hagan más cárceles, sino escuelas y universidades públicas en el país: como hizo Lula, quien ahora regresa al poder. (9) Solo así el narcoestado que hasta hoy tiene Colombia se sustituya, al fin, por un Estado de bien-estar, así no se le dé aún crédito a la vida sabrosa, la que con afán metafísico y de igualdad cita Francia Márquez.
En tal sentido, una inmensa motivación invade al pueblo colombiano, de toda etnia y color, frente al cambio efectivo/eficaz que, por vez primera en más de 200 años, marca otro derrotero para el país. Hasta hoy sus irresponsables gobernantes previeron recursos hasta para los daños que genera la intervención extranjera, los que fueron destinados a lo social, los DDHH y la justicia, a la vez vinculados a la táctica que consistía en justificar dicha injerencia/intervención: con la lógica pérdida de la soberanía por la vía del globalismo. Hoy con los pretextos del virus/negocio, la vacuna apartheidista, la ‘austeridad’ presupuestal del desgobierno Duque. (10) Con respecto a las cárceles, ojalá la participación decidida del Pte. Petro y sus ministros y con el debido respeto por las víctimas, los montajes a las Primeras Líneas se desvertebren del todo, mientras se dan los pasos iniciales para que los ex presos y ex guerreros se sumen a la sociedad en mejor condición y el país llegue a la deseada paz total.
Cabe esperar de su Gobierno que cumpla con parte del rosario de promesas y ya su objetivo estaría logrado. Huelga decir que, aunque no sea de izquierda, lo más deseable es que mantenga la soberanía frente al globalismo, ponga énfasis en la justicia social, piense con decisión en la eficacia de su plan de Gobierno y en repartir la riqueza a la mayoría, no a unos pocos y hacer la reforma agraria. (11) Sin verse alienado por la extrema derecha que durante más de dos siglos usó/apretó al pueblo, lo reprimió hasta la saciedad y eliminó de a poco hasta convertir a Colombia en un pozo de sangre, que aún no para de botarse sin control alguno y con muchas garantías de aumentar su torrente. Pero que, ojalá pronto, haga un corte radical a partir de unión socio/política y solidaridad: de un pacto histórico justo y coherente. Sin narcotráfico, con dinero circulante y no fugado, la inflación bajará, el narcoestado actual ya no tendrá sentido ni vigencia y en su lugar se habrá erigido el Estado democrático a secas.
Notas, enlaces y bibliografía:
(4) https://rebelion.org/primero-el-exterminio-indigena-luego-el-de-la-amazonia/
(5) https://www.elespectador.com/judicial/el-atentado-no-era-para-mi-sino-para-el-article-122547/
(6) https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=Llv-qu8bGAE
(7) https://www.canalinstitucional.tv/inflacion-colombia-por-que-tan-alta-que-subio-precio-costo
(8) https://rebelion.org/como-pagara-ucrania-su-enorme-deuda/
(9) https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-63434638
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine, de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Colaborador de El Magazín Cultural de EE, desde 2012; columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre Manuel Zapata Olivella y su novela Changó, el gran putas, fue lanzado por UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en portal Rebelión, EE y Las2Orillas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.