Tal y como hiciera Pablo Iglesias hace dos meses, Alberto Garzón se presentó el lunes 24 de abril en el Teatro del Barrio dispuesto a hacerse oír. Sabemos de él que es un líder bien valorado, quizás por su carácter amable y por su predisposición a contestar a las preguntas de las que se sabe […]
Tal y como hiciera Pablo Iglesias hace dos meses, Alberto Garzón se presentó el lunes 24 de abril en el Teatro del Barrio dispuesto a hacerse oír. Sabemos de él que es un líder bien valorado, quizás por su carácter amable y por su predisposición a contestar a las preguntas de las que se sabe la respuesta y a reflexionar en alto sobre las que desconoce. Se suele decir (y suele ser cierto) que un político siempre tiene mil caras. La ventaja -o el descuido- de Alberto Garzón, es que sólo tiene una. La última vez que estuvo con Contexto se comió medio plato de churros. Ayer no había churros (ya nos perdonarán) pero había público y flamenco, y olía a periodismo en este nuevo espacio de CTXT que hemos llamado ‘Fuera de Contexto’.
La noche empezó con una entrevista a tres: Cristina Fallarás, periodista incorporada recientemente a nuestro medio, y Miguel Mora, director de esta publicación, presentaron al líder de IU como una de las pocas personas que tienen las cosas claras en la izquierda. Cristina Fallarás arranca fuerte (como no podía ser de otra manera) y pregunta, directamente, por Esperanza Aguirre, esa mujer que ha pasado de ser la más popular del Partido Popular, «la que destapó la Gürtel», a ser despedida con una nota de prensa de dos párrafos en la que el mayor halago que se le dedicaba era este: «persona relevante» para la organización.
Garzón parece tener que claro que la dimisión previene lo que vendrá, y no lo que ha venido ya: «Yo creo que una persona como Aguirre, que ha dimitido con esta dos veces más y con todo lo que estaba cayendo con esta operación se negaba a dimitir, cuando lo hace es porque todavía tiene que venir mucha más información. Cuando Esperanza con toda esa información no dimite sino que dimite más tarde… Creo que realmente ve que su círculo más cercano está en la cárcel y dice: a lo mejor la siguiente soy yo«.
El líder de IU no se queda ahí, señala al partido y a la estrategia que el PP está llevando a cabo para desvincularse (dícese de la acción favorita del PP) de los «casos aislados» de corrupción que ha habido en el partido: «Quizás nos hemos acostumbrado mucho al hecho de que la corrupción tiene nombre y apellido y es algo moral; y no se trata de eso, se trata de una estructura que va más allá de lo personal: la estructura mafiosa que tiene dentro el partido popular. A lo mejor si no estuviera Aguirre sería otra persona, pero estaría jugando el mismo rol. Ahora van a intentar decir qué buena que es Cristina Cifuentes que no es como Esperanza Aguirre. A eso va a jugar una parte del PP y nosotros debemos de estar alerta».
Garzón recuerda que, en 2013, IU denunció la ilegalidad del Partido Popular: «Con otras formaciones pusimos una querella contra Bárcenas. Entonces Rajoy llegó a decir que era un insulto al pueblo español. Ya entonces una de las razones que se esgrimían en la querella era que dentro del PP había una organización criminal y eso está demostrado. Cuando dicen no hay que criminalizar a todo el PP, cuidado; cuando estamos hablando de mafias se criminaliza a toda la organización porque se considera que actuaban como red».
«Y, sin embargo, la gente les vota», replicaba Cristina Fallarás. Garzón relaciona esos votos con el pasado, la ruptura de una sociedad y hacia dónde debe mirar la izquierda :»En mi generación te decían: estudia primaria, secundaria, ve a la universidad, aprende idiomas, si haces todo este camino tendrás trabajo, podrás formar una familia, tendrás acceso a una vivienda… Y el dispositivo que se encendía es: vivirás mejor que tus padres. Cuando eso se ha roto, la gente ha cambiado su concepción del mundo. Si somos hábiles en la izquierda, el porvenir será positivo, si nos quedamos atontados, el porvenir será tener que elegir entre la extrema derecha y el liberalismo ultra de Ciudadanos»
Respecto a su concepción de izquierda, el líder de IU define su aspiración como «una sociedad distinta al capitalismo, una sociedad donde no funcione la ganancia y el motor no sea la propiedad privada y la búsqueda incesante de ganancia por encima de cualquier otra cosa».
En su idea de izquierda no entra el PSOE actual. Garzón quiere una izquierda que esté en las instituciones pero también en la calle: «A mí no me gusta el Congreso, pero creo que es una herramienta»(…). «Las instituciones solo sirven cuando son desbordadas por fuera por la movilización, por los limites populares». En este sentido, Garzón aspira a formar una organización estructurada y unida, y critica a quienes no favorecen o no quieren esa unión y sólo buscan su propio beneficio o la repercusión en los medios: «Hace falta organización, estrategia política y unidad. Yo soy defensor de la unidad, pero no solo para presentarse a las elecciones sino para convocar una manifestación. ¿Qué es esto de cada formación política convoque su manifestación sobre el mismo tema, para qué nos sirve? Podríamos estar organizando una manifestación multitudinaria de aquí a un mes que consiguiera los objetivos. Esa es una crítica que tenemos que lanzar a la izquierda».
A pesar de sus diferencias con algunos compañeros, Alberto Garzón tiene claro quiénes son adversarios y quiénes compañeros: «Yo tengo importantes diferencias con Íñigo (Errejón), que son académicas y que son de práctica política pero cuando tienes a uno del PP y te dice cualquier cosa tú sabes cuales son los tuyos, y yo creo que este país necesita a Íñigo Errejón y necesita a Pablo Iglesias y a mucha otra gente… Tienes diferencias de opinión pero sabes que tu adversario no está dentro». Eso sí, esas diferencias no son nada si las comparamos con las que mantiene con Gaspar Llamazares: «lo sufro mucho más», dice Garzón, que, tal y como observa Miguel Mora, parece dolido aunque él insiste en que no, mientras aprovecha para zanjar el tema con un «no es dolido, Gaspar Llamazares sacó el 4% y yo el 75».
Una parte de la entrevista se dedica a hablar sobre la manipulación informativa que existe actualmente en nuestro país, y también de la represión brutal que, como recuerda Mora, ha supuesto la Ley Mordaza y aquellas reformas del Código Penal que intentan reprimir la opinión y el pensamiento crítico. Garzón apunta a que esta restricción de la libertad representa una debilidad del Gobierno: «El autoritarismo creciente del gobierno popular no sólo es una herramienta para desincentivar la movilización ciudadana, sino la muestra de que hay un gobierno que antes convencía, y no hablo del PP solo sino de los que mandan sin presentarse a las elecciones, que defendían un orden social que convencía a la mayoría de la gente. Ahora que ya no pueden convencer, solo les queda pegar y eso lo que hemos visto desde el 15-M en muchísimas de las manifestaciones. Y funciona. Es una forma de desincentivar».
¿Cómo cree que va a acabar este ciclo? «Creemos que se están dando todas las características en Europa para una implosión en la UE. Ya está sucediendo de hecho, solo hay que ver la trayectoria de la socialdemocracia actual, el último caso el de Francia, para darse cuenta de que están pasando cosas muy graves en nuestro país y en Europa; y con graves me refiero a que generan riesgos aunque también abren oportunidades «.
Mora termina la entrevista preguntando si será posible echar a la derecha del gobierno alguna vez si Pedro Sánchez no llega a ser el líder del PSOE. Alberto Garzón suspira, sonríe y acaba con un contundente «Yo qué sé». Enseguida, el líder malagueño se viste el traje de anfitrión y presenta al público al artista elegido por él mismo para cerrar la sesión golfa de CTXT. Juan Pinilla, el cantaor de Granada, comunista y experiodista. «Hemos discutido mucho sobre cuál es la música del pueblo, si Coldplay o Bruce Springsteen. La música del pueblo es el flamenco».
Fuente: http://ctxt.es/es/20170419/Politica/12338/fuera-de-contexto-alberto-garzon-iu-teatro-del-barrio.htm