Recomiendo:
0

Alexandria Ocasio Cortez: hacia la gran rebelión mundial de las masas plebeyas

Fuentes: Rebelión

La gran resonancia que está teniendo en EU, el protagonismo político de la congresista del partido demócrata, A. Ocasio Cortez, de solo 29 años, elegida como representante del distrito electoral Nº14 de NY, en noviembre de 2018, es un indicio de que algo muy importante está gestándose en ese país. En la década de 1970, […]

La gran resonancia que está teniendo en EU, el protagonismo político de la congresista del partido demócrata, A. Ocasio Cortez, de solo 29 años, elegida como representante del distrito electoral Nº14 de NY, en noviembre de 2018, es un indicio de que algo muy importante está gestándose en ese país.

En la década de 1970, apareció un libro titulado Ni Marx Ni Jesús, de Jean Francois Revel, escritor francés, muy publicitado. El libro fue publicado por partes en muchos periódicos de la época y Revel planteaba que la próxima revolución de resonancia mundial se registraría en los EU. Si bien lo fundamento desde una perspectiva ideológica muy particular y heterodoxa, el planteamiento de Revel no solo en su momento fue interesante, sino que desde una perspectiva genérica está vigente y que la posibilidad de una revolución política de grandes proporciones en EU es un camino que se está abriendo pasó. La historia, que es el desarrollo de la actividad humana a través del espacio y el tiempo es un proceso contradictorio, asimétrico, accidentado y el registro de grandes convulsiones sociales y políticas en cualquier sociedad no es una puerta cerrada.

En el caso de la historia de los EU la misma nos revela cuatro episodios de carácter revolucionario: La guerra de independencia (1776-1783) que consolido el camino hacia el fortalecimiento de los Estados Nacionales y de la democracia representativa; la Guerra de Secesión de 1861-65 que dio paso a la abolición de la esclavitud; el New Deal de Franklin Delano Roosevelt que dio origen al Estado del Bienestar en la década de 1930 y la promulgación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 por L.B. Johnson, que le otorgo derechos económicos y políticos efectivos a las minorías sobre todo a los negros. Estos hechos históricos fueron el resultado de desarrollos muy contradictorios, llevando a la sociedad hacia procesos de democratización social y político.

En el caso de las reformas de Roosevelt la misma fueron una consecuencia de la catástrofe que significo la Gran Depresión de 1929 y que tuvieron al borde de hundir al capitalismo a un punto de no retorno y en el caso concreto de la Ley de Derechos Civiles de 1964, la misma fue precedida por las grandes movilizaciones populares encabezadas por el movimiento de los Derechos Civiles bajo el liderazgo de M. L. King. Sin embargo, los hechos también revelan que con la promulgación de la ley de Derechos Civiles, esta regularidad democratizadora alcanzo su límite y desde entonces EU registra en términos reales un proceso de involución económica y política y que inicia con las políticas económicas y sociales de Ronald Reagan de la década de 1980.

Las políticas de Ronald Reagan y de su par Margaret Thatcher implicaron la profundización del proceso de financiarización del capitalismo que se inicia en Agosto de 1971 con el fin del Tratado de Bretton Woods. La financiarización ha llevado a la concentración de la riqueza y del ingreso.

La tendencia a la concentración del ingreso es un fenómeno que ha sido destacado por muchos economistas estadounidenses. Entre 1950 y 1970, por cada dólar adicional que percibían las personas de la franja del 90% inferior de los perceptores de rentas, las personas que pertenecían a la franja del 0,01% superior percibían 162 dólares adicionales. En contraste, desde 1990 a 2002, por cada nuevo dólar que sumaban las personas de la franja del 90% inferior, las del 0,01% superior (unas 14.000 familias en la actualidad) percibían 18.000 dólares adicionales. En los Estados Unidos de 2001, el 1% superior de los dueños de la riqueza poseía conjuntamente más del doble de lo que poseía el 80% inferior de la población. Si se tiene en cuenta únicamente la riqueza financiera, es decir, si se excluye el patrimonio en forma de primera vivienda, el 1% superior poseía más de cuatro veces lo que poseía el 80% inferior. Entre 1983 y 2001, el 1% superior acaparó el 28% del incremento de la renta nacional, el 33% de las ganancias netas totales y el 52% del incremento total del valor financiero. (John Bellamy Foster y Fred Magdoff. La Vuelta a la economía real: El problema del Estancamiento. 2013)

Estos marcados procesos de incremento de la desigualdad tanto en EU como en el resto de los países desarrollados se ha profundizado después de la crisis financiera y ha dado origen a movilizaciones sociales como Ocuppy WS, el de los indignados en España y más recientemente el de los chalecos amarillos en Francia. Estas protestas se dirigen contra las políticas de austeridad y contra la incidencia de las altas elites económicas en las decisiones políticas de los Estados. Lo anterior se traduce en la pérdida de derechos efectivos tanto de las capas medias como de las masas del mundo del trabajo.

En EU el precandidato presidencial Bernie Sanders con un discurso socializante logro atraer millones de votos sobre todo de la juventud en el proceso electoral del 2016. Sanders ya inicio a principios de marzo su campaña electoral para el año 2020 y en su discurso pronunciado ante sus seguidores insto a la instrumentación de una revolución política para transformar los Estados Unidos. Y lo más interesante es que ese discurso sigue permeando a facciones dentro y fuera del partido demócrata y ha sido adoptado como bandera por la Congresista Ocasio Cortez a través de una propuesta denominada Nuevo Acuerdo Verde que se centra en la lucha contra el cambio climático y la desigualdad. Cortez se define como socialista.

Lo interesante de ambos casos, el de Bernie Sanders y A. Ocasio Cortez, es el hecho de que aparezca en el léxico de su discurso la palabra revolución y socialismo, y que sus propuestas impliquen la necesidad de un cambio radical del sistema lo que hace necesario la movilización de amplias capas sociales de la población y esto no es casual. No se trata de que Ocasio Cortez sea dinámica, que caiga bien o que sea simpática. Lo que revela es que su discurso político está canalizando el descontento de amplias capas de la población frente a un hecho que es evidente: las elites económicas que promueven la financiarización se han divorciado de la sociedad. Es decir, Wall Street está muy alejado de Main Street y ni siquiera se entera que existe.

El caso de los chalecos amarillos en donde todos los sábados, ya en 19 jornadas, se manifiestan en las ciudades de Francia, participan trabajadores, profesionales, emprendedores, cuentapropistas, pequeños empresarios, estudiantes, jubilados y pensionados, etc. La movilización y protesta de las masas del mundo laboral, es el preámbulo de la gran rebelión mundial de la plebe contra la opresión económica y política del gran capital monopolista financiarizado promotora de la desigualdad, la pobreza y la exclusión. Mientras en Francia y en Europa la movilización es en las calles, en EU las masas rebeldes del mundo laboral apoyaran ya sea a Bernie Sanders o a Ocasio Cortez. Esta rebelión se extenderá al mundo entero.

Tanto Sanders como Ocasio Cortez lo que en el fondo plantean es la necesidad de instrumentar políticas que pongan fin a la enorme incidencia de los bancos de inversión en la vida económica de EU. Desde la crisis financiera de 2008, los gobiernos de las grandes potencias respaldaron a sus grandes empresas financieras, varias de ellas insolventes. Si bien se logró evitar una catástrofe como la de 1929, no restableció la ley Glass Steagal de 1934, propuesta por Paul Volcker a Barak Obama e incluso planteado por el propio DT en su campaña electoral. Esto indica que los lobbies bancarios han logrado evitar su restablecimiento y se continúan las políticas de flexibilización cuantitativa de los bancos centrales orientadas a respaldar a los mercados financieros, generando una insostenible inflación de activos. Esta inflación de activos tiene que ser desinflada para liberar enormes masas de fondos y desviarlas hacia la economía real a través del nuevo paradigma macroeconómico propuesta por A. Ocasio Cortez: la economía verde o Nuevo acuerdo verde.

Lo anterior implica un choque frontal contra el peso político del gran capital financiero cuyo poder solo puede ser anulado con una amplia movilización social y cumplir con ello la regularidades de los ciclos largos de la economía, que establecen que estos ciclos se dividen en dos ondas: la A expansiva y la B declinante. La fase A predominan las actividades del capital productivo y en la fase B del capital financiero especulativo. La onda B se centra en actividades financiero especulativo promoviendo con ello la desigualdad, la pobreza, la exclusión social, la corrupción, la precarización laboral, la delincuencia común, organizada y de cuello blanco. Al finalizar esta onda B se desencadenan procesos de cambio político destinadas a desmantelar todo el aparato institucional e ideológico que sostiene el poder político del capital financiero para dar paso a una nueva onda A y en esta transición es en la que actualmente el mundo se encuentra y que explica el Brexit, la elección de DT en el 2016 y el auge de la derecha radical.

Lo anterior se complementa con los ciclos políticos de Karl Polanyi (1886-1964) que establece que al quebrarse los mitos e ilusiones de la Utopia Liberal de la fase A, se produce una fase B caracterizada por la rebelión generalizada de las masas plebeyas y que se expresan en dos corrientes: una corriente socialista o de izquierdas y otra corriente de radicalismos de derecha que se disputan la cooptación de dichas masas. Estos procesos bastante complejos han sido deliberadamente degradados por los medios de comunicación calificándolos de manera ambigua y tergiversada como corrientes populistas con el objetivo de confundir a la opinión pública de la verdadera naturaleza del fenómeno.

Desde el advenimiento del Brexit en el 2016 todo el andamiaje ideológico, político e institucional de la mal denominada «globalización» que no es más que la financiarización de la economía, ha entrado en una crisis irreversible y que no dará marcha atrás. Es decir, se ha abierto la puerta a un periodo de cambios revolucionarios y con múltiples manifestaciones.

Siguiendo con el Brexit, este capítulo ha dado paso a que las bases del sistema político británico basado en el papel dominante del partido conservador y del partido laborista haya saltado por los aires y abierto una crisis política de naturaleza estructural que ha sacado a flote toda una serie de contradicciones que se mantenían sumergidas. Es necesario recordar, el largo conflicto armado de Irlanda del Norte y que se saldo con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998. A esto se le añade las corrientes separatistas de Escocia que sin duda saldrá reforzada de esta coyuntura. Dicho en pocas palabras, el Brexit manifiesta los límites de la democracia liberal británica, lo que está dando paso al descrédito de la sociedad política dominante y las masas plebeyas del Reino Unido saldrán a las calles a protestar como efectivamente ya lo esta haciendo. Con todo lo anterior, es evidente que Occidente ha entrado en un nuevo ciclo político: la rebelión de la plebe.

Miguel Ángel Ramos Estrada es economista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.