«Ohne Rücksicht auf die Folgen habe ich es allen meinen Kameraden erzählt…», se recoge en el tomo 6 de los 23 que contienen las actas del proceso de Nuremberg, celebrado entre el 14 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946. «Asumiendo las posibles consecuencias, narré los hechos a mis camaradas, esperando […]
«Ohne Rücksicht auf die Folgen habe ich es allen meinen Kameraden erzählt…», se recoge en el tomo 6 de los 23 que contienen las actas del proceso de Nuremberg, celebrado entre el 14 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946. «Asumiendo las posibles consecuencias, narré los hechos a mis camaradas, esperando que alguien lograra salir con vida de aquel infierno y contara al mundo…», pronunció aquella mañana del 28 de enero de 1946, ante el presidente del tribunal de los vencedores, el catalán Francois Boix nacido en Barcelona el 14 de agosto de 1920, uno de los 1600 supervivientes de los 8000 españoles encerrados en el campo de concentración de Mauthausen. A su arrojo y valentía debe hoy la historia la mayoría de las fotos, que este reportero nos legó del campo de Mauthausen.
La primera referencia a Lope de Aguirre se encuentra en La Jornada de Omagua y Dorado de Francisco Vásquez y Pedrarías de Almesto. Esa crónica se centra en dicho soldado para describir el intento realizado entre 1559 y 1661 por la expedición organizada por Pedro de Ursúa con la finalidad de conquistar El Dorado, tierra descrita en crónicas anteriores y cuyo rey se suponía que se bañaba en polvo de oro todas las mañanas.
Los hechos o anécdotas fundamentales narrados por el mencionado texto son los siguientes: Pedro de Ursúa y su grupo parten por el río Amazonas, junto con Inés de Atienza, amada de aquél, a quien, según la crónica, dedica más atención de la que los soldados consideran conveniente. A pocos meses de embarcarse Ursúa es asesinado por Lope de Aguirre y otros confabulados, quienes eligen como gobernador y después como príncipe a Fernando de Guzmán, rompiendo el vasallaje respecto del rey de España. El poder de hecho, sin embargo, lo detenta Lope de Aguirre, un soldado de 50 años, quien sigue tan pobre como al pisar por primera vez territorio americano. Posteriormente Lope asesina a Guzmán y, con el gobierno en sus manos, continúa por el río al objeto de alcanzar el Atlántico y adueñarse del Perú. Llegan al océano, navegan hasta Venezuela y allí se apoderan de algunas localidades, todo en medio de matanzas, en los pueblos que encuentran a su paso y por parte de Lope hacia sus hombres. Finalmente es acorralado por las tropas del rey, momento en que asesina a su hija. Poco después muere de un arcabuzazo de uno de sus hombres. Los autores de la Jornada, Francisco Vásquez y Pedrarias de Almesto, ambos soldados de la expedición, no sólo escriben la crónica, sino que citan en ella una carta de Lope de Aguirre a Felipe II, la cual se ha convertido en célebre. Esto la vuelve en texto singular entre otros textos de la época, ya que junto con el relato en tercera persona se encuentra la visión que da Lope de sí mismo y de sus circunstancias. Esa cita, destinada a condenarle ante la historia cuando ya Lope estaba muerto, será pieza esencial en la construcción de lo que en novelas posteriores será el personaje Lope de Aguirre. La figura de Lope de Aguirre domina el discurso sobre aquel intento de conquista1
«Aguirre oder die Willkür der Nachwelt. Die Rebellion des baskischen Konquistadors Lope de Aguirre in Historiographie und Geschichtsfiktion«2 es un denso e interesante libro de la alemana Ingrid Galster, reflejo y compendio de su tesis de habilitación en su oposición al puesto de catedrática de Literatura y Lenguaje de la Universidad Católica de Eichstätt en julio de 1993, hace ahora 13 años. «Aguirre o la arbitrariedad de los que escribieron sobre«, una tesis convertida en libro e ilustrada con multitud de notas a pie de página, constituye un verdadero modelo en el abordaje de esta figura histórica: recoge y analiza lo que en el mundo entero se ha escrito sobre Lope de Aguirre, escrutando con detalle quién, en qué momento y con qué objetivo ha escrito quien ha le ha descrito. Y cuyo resumen, en palabras de la autora, es que: a.- En la época colonial palidecen los motivos que llevaron al conquistador a su rebelión, resaltando la violencia que empleó para llevar a cabo sus fines: mata por matar, convirtiéndose en prototipo de crueldad, b.- Los criollos, que consiguen la independencia, hallan en él la figura que puede representar al prototipo del represor español odiado, del que se han liberado, c.- Con el cambio de siglo del 19 al 20, la desmitologización se troca en nueva mitología: se camuflan los intereses concretos, que persiguió Aguirre con su intento subversivo y la violencia de la que se sirvió, tras ideales sublimes -que se le supone encarna- y se le convierte en el primer mártir de la independencia de América, d.- Corriente, que se acentúa y remarca cuando el individuo aristocrático se convierte en el abanderado de tendencias igualitarias, en defensor de todas las razas, e.- En los 70 del siglo pasado se da un nuevo viraje, ahora Aguirre aparece nuevamente como el arquetipo del conquistador español, sobre todo como el represor de los indios.
Alfonso Sastre pudo muy bien introducir su excelente obra «Lope de Aguirre que estás en los infiernos«3 con el relato de la masacre perpetrada el 31 de mayo en aguas del Mediterráneo: «Al menos 19 pasajeros murieron como consecuencia del asalto de comandos israelíes, que abordaron en aguas internacionales una flotilla humanitaria que se dirigía a Gaza, según informó France Presse citando a la televisión israelí Canal 10, que añadió que el balance de heridos ascendía a 26. El ejército israelí impuso un férreo bloqueo informativo y no dio datos ni sobre la identidad de los fallecidos y heridos ni sobre en qué condiciones se encontraban los alrededor de 700 activistas, que ocupaban los barcos abordados, que fueron desviados al puerto de Ashdod, situado entre Tel Aviv y Gaza. Las informaciones que Israel difundió se limitaron a justificar la agresión, señalando que los ocupantes de los buques atacaron a los soldados. «Los soldados fueron atacados al llegar a uno de los buques. La organización de IHH, que está detrás de este barco rebelde, es un grupo violento y radical», declaró el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, responsable político de la matanza de Gaza del año pasado. Porque con Alfonso Sastre uno se interroga ¿si Lope de Aguirre fue, entonces, un asesino de tanta envergadura qué cabe decir de Harry S. Truman, que lanzó la bomba en Hiroshima, u hoy mismo del primer ministro Benjamin Netanyahu o del presidente de Israel Shimon Peres y su eterno genocidio palestino?
Las imágenes que grabaron una televisión turca y Al-Jazeera en el momento del abordaje desmintieron a Barak, ya que en ningún momento muestran a los ocupantes del barco con armas. «Izamos la bandera blanca. Pero ellos dispararon contra nosotros», declaró una activista a bordo del «Mavi Marmara», el principal buque de la flotilla. Posteriormente Israel difundió varios videos en los que supuestamente aparecían activistas golpeando a soldados con palos en un intento de justificar el elevado balance de muertos. Algo que ya nos contó Galster que ocurrió con Lope de Aguirre
Alfonso Sastre sienta a este personaje de gran tragedia en escena en una sala de actos culturales de la Donosti de nuestros días con tres micrófonos frente a tres sillas y con el público presente. Se abre el proceso al conquistador de Indias, verdugo y víctima, y una pregunta en el aire: ¿A este vasco maldito, si está en los infiernos, habría alguna razón o razones para rehabilitarle? Alfonso Sastre, con un lenguaje de delicia y miel, nos recrea el personaje desde sillas distintas y asumiendo, como Boix en Mauthausen, las posibles consecuencias. Dos actores en la tarea: el profesor Santiago Mendoza de la Universidad del Opus Dei de Navarra, con trabajos bastante conocidos contra las bandas terroristas, y Marta Usandizaga, escritora y periodista con colaboraciones en la página Rebelión de Internet y un público activo, que se revuelve en la sala, pide la palabra y la toma. Y la violencia se hace presente, Lope de Aguirre y su marañonada asoman en la sala: «Por favor, las personas que hayan intervenido en el coloquio hagan el favor de mostrar sus DNI ahora, a la salida».
Y al igual que en nuestros telediarios, en las Crónicas de Indias y en los partes de Israel hay mentira, los hechos son distintos según los cuente el ministro de Defensa israelí, un defensor del imperio español, una activista de la flotilla o uno de los numerosos torturados del mundo. En 1989 la editorial Contracanto editó «1492-1992. Palabra india. Cinco siglos de la lucha kheswaymara contra España» del indio kheswa Wankar, «tambor de guerra», cristianizado por los curas como Ramiro Reynaga. Y luego de cinco siglos de resistencia india sigue sosteniendo el autor indio en nuestros días, al igual que Evo Morales, que «descolonizar Los Andes significa indianizarlo».
En un bando de entonces, fijado en las calles de Burburata y anunciado con el sonido de atabales y trompetas se leía: «todo español que no luche a favor de nuestra causa será castigado como traidor e irremisiblemente arcabuceado«. Y hoy el profesor Mendoza dirá en escena en la obra de Alfonso Sastre: «Lope de Aguirre es, desde luego, un vasco de una índole que se puede reconocer todavía hoy (rumores en la sala) entre los vascos de nuestro tiempo, de manera que esta reunión espero que transcienda los límites históricos en que parece recluirse, y nos ayude a aclararnos sobre nuestra situación en el tiempo actual».
Es verdad Alfonso, también hoy la cruz se usa como arma de combate y se llama paz al orden público.
Lope de Agirre que estás en los infiernos de Alfonso Sastre es una obra breve de amplio horizonte, cuya lectura sabe a poco y merece leerse.
«¿Qué os pasa, marañones? ¿Es que tiráis a las estrellas?»
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