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La partidocracia vasca, como en otros lugares, se muestra incapaz de dar respuestas a la sociedad

Algo huele a podrido en Euskadi

Fuentes: eutsi.org

En los últimos días hemos tenido la constatación, después de las sucesivas sentencias judiciales antidemocráticas, de que en el reino de España la democracia formal es una farsa. No creo que quepan demasiadas dudas de ello si revisamos los argumentos empleados por las instancias políticas y judiciales españolas que despojan del derecho al sufragio universal […]

En los últimos días hemos tenido la constatación, después de las sucesivas sentencias judiciales antidemocráticas, de que en el reino de España la democracia formal es una farsa. No creo que quepan demasiadas dudas de ello si revisamos los argumentos empleados por las instancias políticas y judiciales españolas que despojan del derecho al sufragio universal a miles de ciudadanos por estar «contaminados».

Pero existe otro aspecto de la cuestión que creo es necesario sacar a la luz pública. La podredumbre del sistema partidocrático vasco que no ha sido capaz de plantar cara a la imposición sino que, más bien, se ha enredado en cálculos electorales e intereses particulares (económicos y políticos) dando finalmente por buena la suspensión de las garantías democráticas en Euskalherria. Muchos ciudadanos vascos hemos asistido con una mezcla de vergüenza y hastío a la retórica partidista, al regate en corto de los dirigentes políticos vascos, que trataban de confundir a la población con argumentos peregrinos: para unos había un pacto entre la izquierda abertzale y el gobierno español para perjudicar al PNV; para otros, sin embargo, todo esto es en beneficio de la propia Batasuna y todos sacaron la calculadora del bolsillo e hicieron cuentas de cómo afectará esta decisión a sus perspectivas electorales. La partidocracia vasca es el soporte político de la política económica neoliberal y desarrollista en Euskalherria; el campo de juego de la política limitada dentro de los márgenes del capitalismo realmente existente y de la ordenación territorial también realmente existente. Cualquier intento de salirse de esos márgenes se considerará antidemocrático.

Tantos años hablando de paz, de diálogo, de críticas a la derecha española, para esto, para que el dirigente de Comunión Tradicionalista* Renovada (señor José Jon Imaz) vuelva a sugerir pactos con la ultraderecha española y se apunte a la tesis de que «algo habrán hecho para estar contaminados». Todo para salvaguardar sus negocios, sus prebendas… Una actitud en la que, como era de esperar, han colaborado los grandes medios empresariales de comunicación, estrechamente ligados al sistema de partidos, incluida la radio televisión pública vasca.

La partidocracia vasca, como en otros lugares, se muestra incapaz de dar respuesta, de reflejar, las contradicciones y debates de la sociedad vasca (una sociedad diversa y dinámica) y se vuelve sobre sí misma con discursos de cartón piedra. Y así las cosas, el proceso de paz se vuelve cada vez más difícil. Amenazado al norte y al sur por las derechas autoritarias (tras las elecciones francesas y la presión del PP). Una derecha autoritaria que arrastra a supuestas opciones de centro o de centro izquierda, el PSOE y el PNV, que, como nos tienen acostumbrados, se arriman al sol que más calienta.

Nota:

* Partido de la derecha católica que pactó con el PNV durante la República constituyendo un bloque de derecha foralista, dando lugar así a la escisión de ANV que se consideraba nacionalista, republicana y laica.

http://www.eutsi.org/kea/content/view/380/30/lang,es/