Cuando uno mira a su alrededor, es decir, a los países que nos rodean, uno se plantea cómo leches nos han afectado las décadas anteriores en este país, incluso a muchos que no las hemos vivido. Pues cómo se entiende si no, que mientras las huelgas se suceden en Grecia, Italia, Francia, Reino Unido, Irlanda… […]
Cuando uno mira a su alrededor, es decir, a los países que nos rodean, uno se plantea cómo leches nos han afectado las décadas anteriores en este país, incluso a muchos que no las hemos vivido. Pues cómo se entiende si no, que mientras las huelgas se suceden en Grecia, Italia, Francia, Reino Unido, Irlanda… en cambio, en España hasta hace seis meses y con cuatro millones de parados, no se había producido ningún movimiento ciudadano importante.
La clase política de este país se ha encargado muy bien durante años de hacernos sentir miedo por manifestarnos e incluso, a los pocos que se han manifestado en estos últimos años, se les ha criminalizado para que su voz no fuera escuchada por el resto de la sociedad. Se han encargado durante años de separar a la sociedad por sectores, por religiones, por sexos: nos enfrentan a hombres frente a mujeres a través de los derechos de unos y otros, de los malos tratos… como si todos los hombres fueran unos criminales; nos enfrentan a cristianos contra musulmanes, como si todos los musulmanes fueran terroristas; nos enfrentan a españoles frente a extranjeros; nos enfrentan a funcionarios con controladores aéreos, a mineros con sindicatos de empresarios… a la sociedad con la sociedad.
Podemos estar o no de acuerdo con las propuestas y con las formas de los diferentes sectores, religiones, culturas, sexos… pero los controladores aéreos no son criminales por ser controladores, los ecuatorianos no son criminales por ser ecuatorianos, la mujer o el hombre no son criminales, los mineros no son criminales, los musulmanes no son criminales…al igual que los profesores y enfermeros no son criminales. Los ciudadanos de a pie no somos criminales.
Los funcionarios de educación y sanidad no somos unos privilegiados. Un privilegiado es alguien que tiene algo que los demás no pueden tener. Un funcionario de educación y sanidad eligió una opción de vida: estudiar una carrera (a veces trabajando al mismo tiempo para poder costearla y si no con becas, lo cual puede hacer la inmensa mayoría de población de este país), se preparó durante dos, cuatro, seis años o más una oposición; aprobó esa oposición; tuvo que rodar años y años de un lado para otro dejando de disfrutar cuanto quisiera de amistades y familiares hasta que le dieron su plaza definitiva, ya con treinta y tantos… En cualquier caso, es una década sacrificada para conseguir un sueldo y unos derechos como los que tenían hasta hace unos meses. No comenzar a ganar un sueldo decente hasta los 25 o 30 años (frente al que dejaba de estudiar y en época de vacas gordas cobrara a los 18 años 3000 euros de albañil). A nadie se le ha negado la opción de vida del funcionario, todos pueden optar a ella. Los funcionarios nunca han tachado las demás opciones y ahora el resto de la sociedad no puede tachar la opción de los funcionarios.
Pero eso es justo lo que pretenden ahora en la Comunidad de Murcia, criminalizar a funcionarios de Educación y Sanidad para que nuestra voz no sea escuchada. El gobierno autonómico del PP con Valcárcel a la cabeza, ha multiplicado con creces los recortes sociales criticados a Zapatero por parte del PP nacional (por parte de Rajoy). Da igual los colores. Las medidas son las mismas, y los medios para llevarlas a cabo, también. Los afectados… los de siempre. ¿Cuándo vamos a reaccionar?
Unos 2000 funcionarios nos manifestamos en Murcia el miércoles 22 de diciembre y al día siguiente en Cartagena por la nueva ley de recortes del gobierno murciano. La segunda comunidad más endeudada de toda España en 2010, pretende convencer a la población de que somos unos privilegiados para seguir enriqueciéndose a nuestra costa y con la excusa de que el gobierno central no les deja endeudarse aún más. Pero no hay que confundirse: un privilegiado es alguien que tiene lo que los demás no pueden tener. Por ejemplo, el señor Manuel Campos Sánchez era diputado en la región de Murcia hasta agosto. Gracias a que este señor tiene amigotes, entre las altas esferas de la política regional, y la mayoría de la población no los tenemos, consiguió que en época de crisis y con el dinero que se le recorta a todos los murcianos, se le haya creado exclusivamente para él una nueva consejería, la de justicia, que aún no existe en muchas comunidades españolas. Es decir, los que piden sentido de la responsabilidad son los que le quitan dinero a la sociedad para, usando su mayoría absoluta, metérselo directamente en sus bolsillos. Y para que nos creamos el cuento, enfrentan a toda la sociedad consigo misma y van criminalizándonos por sectores para dividirnos.
Los funcionarios de la Región de Murcia no solo protestamos por dinero, como pretenden hacer ver los medios de comunicación, siempre al servicio del poder. Ninguno de esos medios nos ha dado voz como sí se la han dado a los tecnócratas que nos roban. Los medios han hablado por nosotros pero ustedes no habrán visto aún una entrevista seria a ningún funcionario para que podamos explicarles todo esto de forma coherente y sosegada. Igual que no le hicieron con los mineros, ni con los controladores, ni con los ecuatorianos, ni con los musulmanes. Ellos nos crean e imponen una visión de las cosas, una visión de los otros sectores sociales. Nosotros no podemos seguir creyendo esas patrañas que nos han tenido durante años de crisis sin movilizarnos en condiciones.
Aparte de lo que toda la sociedad conoce, el recorte de 75 euros mensuales (que ya es bastante, sumados a los 600 de extraordinaria de diciembre y a los 80 mensuales aplicados por el gobierno central), protestamos por otras medidas que los medios de comunicación no citan: se nos anula el plan de pensiones al que optábamos gracias a nuestras desmesuradas reducciones (entre un 15% y 25% lo habitual); se nos retira el 25% del sueldo por pedir una baja por cualquier enfermedad común, lo que provocará que muchos sustitutos no puedan trabajar durante mucho tiempo; se limitan las licencias y permisos; se eliminan horas de apoyo en el aula… entre otras medidas.
No nos confundamos, eso eran derechos adquiridos durante años para el funcionariado público, que como hemos explicado antes, es una opción que toda la sociedad tiene, y se trata de derechos que deberían existir también en la empresa privada. Si no han existido en la empresa privada no significa que los funcionarios cobremos mucho, significa que los grandes empresarios han robado más que los gobiernos (central y autonómico). Los ladrones son ellos, no somos el resto de la sociedad. Los funcionarios docentes, tan bien valorados en otra época en la que incluso se nos consideraba autoridad, no somos delincuentes ni criminales, somos los que pretendemos enseñar herramientas y transmitir conocimientos a vuestros hijos para que no se dejen pisotear por sinvergüenzas ni lleguen a ser sinvergüenzas como esos de los que venimos hablando.
Abramos los ojos y no tengamos miedo a ver lo que está sucediendo, solo entonces podremos afrontarlo. En plena democracia, se usa como excusa una crisis para robar derechos ciudadanos, como ha sucedido en tantas y tantas empresas de este país gracias a la inestimable ayuda del gobierno central, que se reúne hace unos meses en Nueva York con los grandes causantes de esta crisis, los dirigentes del Citigroup o de Morgan Stanley, y en España con los grandes empresarios, como Rodrigo Rato o Florentino Pérez, en vez de con las pequeñas y medianas empresas y después de haber roto el diálogo con los sindicatos. . Eso es de lo que no nos informan coherentemente los medios de comunicación que nos criminalizan a todos los que luchamos por este país: mineros, profesores, sanitarios… hombre y mujeres, ciudadanos en general.
¿Es que debemos seguir creyendo que nos hemos metido en más de lo que podíamos? Nos hemos metido en lo que nuestros sueldos nos permitían. Pero aquí ha habido varias formas de atraco a mano armada: si los sueldos no crecían como los precios, cinco años después… ¿resultaba que usted se había metido en más de lo que podía? No, significaba que le habían ido robando de forma sutil. Cuando las grandes empresas han echado a gente a la calle para seguir ganando los mismos millones… tampoco se había metido en más de lo que podía, eran otros los que para ganar lo mismo le robaban a usted su sueldo en época de crisis. Incluso con la inestimable ayuda del gobierno central, abaratando el despido. Pero el banco no entra dentro de ese grupo que debe arrimar el hombro, y si tiene que desahuciarle no se andará con exquisiteces. Cuando el gobierno central ha dado dinero público a las cajas para que se fusionen y ahora despiden a gente… ¿ha sido usted el que ha endeudado a España o han sido los mismos los que han endeudado al país para que los bancos sigan manteniendo sus beneficios? Ahora que tocan los «sueldos intocables» de los funcionarios ¿debemos creer también que nos habíamos metido en más de lo que podíamos? ¿O le explico a los comprensivos bancos que ellos también deben arrimar el hombro para que no opten por el desahucio.
Nos está tocando a toda la sociedad y al que no le haya tocado aún -y aún no sea un privilegiado- no debería seguir esperando mucho más, dado que tarde o temprano también le llegará su turno. Y más vale que sea temprano cuando comenzamos a entender esto, no sea que llegamos a ser griegos o irlandeses o argentinos en 2001 o mexicanos de 1994. Este nuevo juego que presenciamos es muy viejo para los tecnócratas ya lo conocen muy bien, no dejemos que lo pongan en práctica otra vez y ahora con nosotros. Unámonos definitivamente, ninguno de nosotros somos el enemigo del otro, aunque sea eso de lo que intentan convencernos.
David Cotilla Vaca es profesor de Educación Secundaria
Su blog personal: http://dadacotilla.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.