La llegada a las costas canarias y andaluzas de cayucos y pateras llenos de inmigrantes en busca de un futuro que se les niega en sus países de origen, es aprovechado por la derecha y sectores de la Unión Europea para recrudecer la protesta contra el último proceso de regularización del gobierno de Zapatero. Vuelven […]
La llegada a las costas canarias y andaluzas de cayucos y pateras llenos de inmigrantes en busca de un futuro que se les niega en sus países de origen, es aprovechado por la derecha y sectores de la Unión Europea para recrudecer la protesta contra el último proceso de regularización del gobierno de Zapatero. Vuelven a la carga con el manoseado argumento del «efecto llamada» que según ellos provocan las regularizaciones. Más allá de la demagogia de los Rajoy y compañía y del cruce de recriminaciones, saben perfectamente que las regulaciones no son una cuestión de principios que separa a la derecha de la «izquierda» sino un recurso político para ajustar la demanda de mano de obra al mercado y sujeto al difícil equilibrio de congraciar intereses patronales con la disputa del voto de las temerosas clases medias que se ven «invadidas» cada vez que se sientan a ver el telediario. Los griteríos y los roces crecen al ritmo de subida o bajada de la demanda de mano obra o de la proximidad de la cita electoral.
Un festival de demagogia y cinismo
El debate de la inmigración esta salpicado por una auténtico ejercicio de cinismo. Hablan de «buscar soluciones de fondo» y comienzan por hacerse los distraídos con el hecho sobradamente conocido por todo el mundo: la inmigración entra por avión y carretera, los cayucos y las pateras no son más que una parte muy minoritaria, aunque sea la mas dramática y sobrecogedora.
Demagogia y cinismo porque saben que no estamos ante un efecto llamada sino ante un verdadero efecto huida de la miseria y las medidas que se apuntan lejos de atajar los problemas de fondo los agravan.
Los inmigrantes seguirán llegando por mas muros, verjas y patrulleras que pongan porque es uno de los signos distintivos de este agónico y bárbaro sistema imperialista. La inmigración se ha convertido para muchos países coloniales y semicoloniales en fuente de exportación de la principal materia prima, la mano de obra. Una materia prima que envía divisas al país de origen y se convierte así en un mecanismo esencial de supervivencia.
Gobierno y PP saben que la mano de obra inmigrante es el moderno «ejército industrial de reserva» en una sociedad como la europea occidental sumida en una crisis de crecimiento demográfico. Ese ejército industrial de reserva es el que se utiliza para presionar a la baja los salarios y las condiciones de trabajo. Cinismo y demagogia porque saben que un elemento esencial del verdadero efecto llamada se basa en una economía sumergida de la que se nutre mas del 22,6% del PIB (datos del informe «Doing Business 2007», del Banco Mundial) y que permite que miles de trabajadores inmigrantes en la construcción, servicio doméstico, agricultura o la hostelería trabajen en condiciones de miseria mientras los capitalista de turno hace su acumulación o las acomodadas clases medias de la grandes ciudades sustituyen con esa mano de obra inmigrante las guarderías o la atención de los mayores, que el Estado abandonó con las privatizaciones de los servicios sociales.
¿Ayudas al desarrollo o mas mecanismos de expolio?
Zapatero dice que se tienen que combinar ayudas para el desarrollo y control europeo de fronteras, o sea, medidas policiales. La vicepresidenta Fernández de la Vega amenaza con la expulsión de todos los inmigrantes irregulares y el ministro Caldera insiste en que no habrá más procesos de regularización.
El llamado plan África es el que ejemplariza la idea que tiene el gobierno de cómo enfrentar la continua llegada de inmigrantes. Las ayudas al desarrollo que proponen están supeditadas a los acuerdos comerciales con los países de origen, a la implantación de las multinacionales, patrullas conjuntas y el establecimiento en tierra y costas africanas de guardias civiles, policías y la armada. Las expulsiones de inmigrantes han llegado a los 59.000 hasta el mes de agosto. Los acuerdos de repatriación han permitido las deportaciones de inmigrantes senegaleses a los que les espera la cárcel por haber cometido el «delito» de abandonar ilegalmente el país. Van convirtiendo así a los países africanos en prisiones de miseria de las que no se puede salir.En nombre de la ayuda humanitaria proponen una mayor dependencia de los países africanos de los países imperialistas. Es parte del proceso de recolonización de los países del llamado tercer mundo. Multinacionales como Pescanova controlan países como Namibia, realizan algunas obras de infraestructura (que sirve a sus negocios) a cambio de esquilmar los caladeros. REPSOL en Bolivia es una de las empresas que han convertido a ese país en uno de los más pobres de América. El BBVA, el Banco de Santander, Telefónica y las empresas eléctricas se están quedando con muchas entidades bancarias yempresas estatales de América Latina, las reestructuraciones y «modernizaciones» que han realizado se han quedado en el despido masivo de mano de obra y en la dependencia tecnológica.
Este es el panorama que intenta extender el Gobierno Zapatero a los países africanos y asiáticos en los que realiza visitas acompañados por decenas de empresarios españoles, ligados en buena medida a capitales europeos y norteamericanos.
¿Por qué el «progresista» Gobierno Zapatero no incluye entre su mediadas de «apoyo» al desarrollo la condonación de la vergonzosa Deuda externa? Mientras los países imperialistas, incluido el estado español, no dejen decobrar la deuda externa del resto del planeta, no devuelvan las empresas que han arrebatado en los procesos de privatización y mantengan el monopolio del comercio mundial, no dejarán de llegar inmigrantes.
Gobierno y PP: Un Pacto… contra los inmigrantes
El Gobierno de Zapatero propone al PP un gran «Pacto nacional para la inmigración». De contenido el gobierno ha optado, una vez más, por ceder a la derecha e implementar las medidas que el PP proponía: ninguna regularización más, expulsiones masivas y control militar y policial de las fronteras con el apoyo de la Unión Europea.
Sin embargo hay más de un millón de trabajadores sin papeles en el Estado Español. Al menos 300 mil están sin papeles porque el proceso de regularización quedó en manos de los empresarios por la ley del gobierno. Otros muchos no han podido renovar sus tarjetas de residencia por el mismo motivo. La amenaza de expulsión empuja a que muchos trabajadores inmigrantes tengan que vivir en la clandestinidad y por lo tanto en la mayor dependencia de sus empleadores.
Hace falta otro Pacto, un Pacto entre las organizaciones de inmigrantes, las organizaciones y colectivos sindicales y de la izquierda para salir juntos al paso de esta infame campaña que prepara las expulsiones, la persecución a los trabajadores sin papeles y facilita los planes patronales. Un acuerdo que permita la movilización de todos los trabajadores y a nivel internacional.
El papel que pueden cumplir asociaciones de inmigrantes como ATRAIE, que buscan la unidad de todos los trabajadores inmigrantes y de las organizaciones que estén dispuestas a luchar contra estas medidas, así como las organizaciones sindicales y políticas, que recogen las tradiciones de unidad de la clase obrera que abandonaron CCOO y UGT, es fundamental para impulsar una gran campaña unitaria contra las expulsiones y por la regularización sin condiciones de todos y todas las trabajadoras inmigrantes.
* A Luchar por el Socialismo es una publicación mensual del PRT-Izquierda Revolucionaria