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Andalucía, Extremadura, IU y la democracia

Fuentes: Rebelión

Los resultados de las elecciones andaluzas vuelven a poner en el foco la dificultad, ambigüedad y contradicciones en que se encuentra instalada Izquierda Unida. En este caso no sólo por lo que supone el propio resultado andaluz de cara a tomar una decisión política, sino porque se aprovecha ese hecho para tensar y alimentar fracturas […]

Los resultados de las elecciones andaluzas vuelven a poner en el foco la dificultad, ambigüedad y contradicciones en que se encuentra instalada Izquierda Unida.

En este caso no sólo por lo que supone el propio resultado andaluz de cara a tomar una decisión política, sino porque se aprovecha ese hecho para tensar y alimentar fracturas en otras comunidades, en concreto Extremadura. Resulta difícil de aceptar ese afán por autoinflingirse daño, espoleados por la caverna mediática y política del PSOE.

Es indiscutible que los escenarios tras las elecciones extremeñas y andaluzas hacen que cualquier decisión que se tome no sea fácil y deje descontento a algún sector de militantes y votantes de IU.

En los últimos meses parecía que IU asumía de verdad esa consigna tan coreada de «PSOE-PP, la misma mierda es». Al menos los discursos de los dirigentes de IU parecían atestiguarlo no sólo en relación a las políticas económicas sino también en las laborales y sociales. En lo que respecta a los PSOE’s regionales de Extremadura y Andalucía, no han sido pocas las denuncias de corrupción, caciquismo, servilismo a las grandes fortunas y a los grandes depredadores del territorio, represión de las protestas, desprecio a los movimientos sociales y a la propia IU; todo ello aderezado con la connivencia y mezcla personal y empresarial de una parte importante del PSOE con las burguesias regionales.

¿Cómo se puede olvidar todo eso de la noche a la mañana? ¿Es posible que toda esa característica intrínseca del PSOE se redima porque pierda las elecciones y necesita a IU?

No voy a plantear que IU no deba impedir que gobierne el PP en Andalucía. Pero tampoco hay que aceptar que IU deba dejar que gobierne el PSOE en Extremadura, al menos de momento.

La gran asignatura pendiente de IU sigue siendo su complejo de «muletilla» del PSOE. Anguita intentó darle la vuelta a este complejo y generó mucha ilusión. Pero fueron a degüello a por él y su política: desde fuera y desde dentro. Y consiguieron que IU se hundiera hasta lo más profundo ya que realmente dejó de haber diferencias prácticas importantes con el PSOE.

En el colmo de la infamia mediática, se ha instalado la idea de que el descalabro vino por la política del propio Anguita, cuando la realidad de los resultados electorales demuestran que fue el abandono de aquella línea política lo que hizo que muchas personas dejaran de militar o apoyar el proyecto. En los últimos meses IU había vuelto a ser más autónoma lo que le ha vuelto a reportar simpatias y esperanzas de mucha gente que nos habíamos alejado.

IU tiene muchos retos pero al que me quiero referir ahora es al que tiene que ver con cómo se coloca ante el PSOE. Resulta inaceptable (e incomprensible) seguir considerando al PSOE un partido de izquierdas, independientemente de que en su seno haya mucha gente que se considere y tenga valores de izquierda. Como mucho puede llegar a ser considerado como un partido algo progresista en determinados temas sociales, algo parecido al PNV sin la carga regionalista.

Y o se entiende y se asume este asunto, o IU estará autoimponiendo límtes para la acción política y nunca tendrá capacidad de hacer una política autónoma que responda a las realidades concretas de cada pueblo y región del estado español. No existe la política en abstracto. Siempre es concreta y hecha por personas, actitudes y procedimientos que les colocan en el eje derecha-izquierda independientemente de los discursos, la historia e incluso la «base social» que tengan detrás. No habría que dar por sentado que en todo lugar y momento es «Guatepeor» el PP que el PSOE.

Reiteramos que parece que cualquier decisión que se tome en Andalucía o Extremadura va a ser «mala». ¿Es posible tomar una decisión adecuada y buena?

Parece que la única manera de salir airosos de estos asuntos es mediante consultas vinculantes a las bases. Una consulta con tiempo para debatir y pedir opinión a los sectores cercanos sería algo que dotaría de la suficiente credibilidad y legitimidad a la decisión.

Nadie mejor que las personas que están día a día en la calle, conociendo la opinión de la vecindad, para decidir lo que es más acertado; e incluso para equivocarse.

Un proceso como ese, sea cual sea la decisión, reforzaría a IU a la vez que la pondría en la senda de los cambios que mucha gente está demandando en la forma de actuar de las fuerzas políticas. Y es también una prueba de si realmente IU apuesta por otras formas de hacer política o es mero discurso sin contenidos.

Con esta convicción, es por lo que muchos no entendemos la obsesión por «torcer» la decisión que tomaron las bases de IU en Extremadura. Dar pábulo y dejarse presionar por el PSOE y sus medios, ya sea El País o Público, por campañas en los foros de internet de no-votantes de IU que se hacen pasar como tales, es una muestra de debilidad e incapacidad que no pronostica nada bueno.

¿Cómo puede ningún dirigente de IU asumir y apuntarse públicamente a la repugnante tesis de la «pinza» en Extremadura cuando IU no ha votado la investidura del PP? No solo eso sino que además las votaciones habidas desde entonces muestran la coincidencia más regular entre el PSOE y el PP. ¿Cómo no entender los diferentes contextos y momentos en que se toman las decisiones políticas?

Si los que pregonaron y predijeron que esa postura iba a pasar factura a IU en Extremadura en las generales, se equivocaron, ¿no será mejor dar un margen de confianza sin presionar hasta la ruptura?

Y por último, si hay que impedir cualquier tipo de «coincidencia» con el PP ¿por qué no mete mano IU federal a la larga y sangrante política de acuerdos y prebendas en el ámbito urbanístico y financiero que se da en Madrid con Esperanza Aguirre y Gallardón? Esto si que ha hecho y hace un daño enorme a la credibilidad de IU en dicha Comunidad.

Hace falta cambiar las formas de hacer política y la actitud. Hace unos días, también en Rebelión, alguien decía refiriendose al tema de Extremadura: «Con la coartada de la consulta a las bases se llevaron a cabo políticas de miras estrechas…»

Considerar que consultar a las bases es una coartada, sí que es un problema político y seguir con las anteojeras de siempre: están quienes saben y deciden, y los demás a callar y votar cada x tiempo. Hay que quitarse de encima el miedo y la falta de respeto hacia la gente.

Algunos vivimos la postura de IU en Extremadura como un acto de dignidad. Cuando el PSOE perdió la mayoría absoluta e IU nos les votó, se nos puso una sonrisa de satisfacción. Igualmente cuando el PP no ha conseguido la mayoría absoluta en Andalucía, y es casi seguro que Arenas no gobierne, nos ha vuelto la misma sonrisa. ¿Contradicción? Creemos que no.

Conviene asumir que IU nunca va a tener el favor de los grandes medios. Algunas palmaditas ocasionales para premiar determinadas actitudes en función de los intereses particulares de los diferentes grupos de poder, ya sean los del PP o los casposos del PSOE estilo Bono, Ibarra, Rubalcaba o Vázquez entre otros.

Toca buscar otro tipo de alianzas y estrategias que necesariamente implican otras maneras más democráticas de participación, organización y toma de decisiones. No va a haber salida yendo de la mano del PSOE, aunque haya que dársela alguna vez.

Los parlamentos actuales y los gobiernos autonómicos dejan poco espacio para transformar las cosas de verdad. Aunque como viene planteando Inmanuel Wallerstein, siguen siendo un espacio más donde pelear para amortiguar los furibundos golpes del capital y el desmontaje de los derechos adquiridos.

Por otra parte, esto último sólo tendrá éxito si se sustenta en las adecuadas alianzas con movimientos sociales fuertes que puedan presionar y forzar los cambios necesarios. A ningún lado llevará el caer en la fácil tentación del «poder» cuando este resulta ser un espejismo con poca capacidad de acción. No conviene querer demostrar «seriedad y capacidad de gestión» cuando hay poco margen para hacer cosas buenas y mucho margen para enfangarse.

En cualquier caso sería conveniente que IU no se cegara con los últimos resultados electorales, ya que además de modestos tienen varias interpretaciones. Nuestra opinión es que dichas subidas tienen más que ver con su postura firme desde la izquierda contra la pinza PP-PSOE, que por haber captado sectores afines o descontentos del PSOE que aspiran a verlos juntos.

A IU le ha costado mucho recuperar algo de la credibilidad que tuvo hace años. Perderla de nuevo puede volver a ser muy rápido.

Toño Hernández es activista ecologista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.