Con la excusa de rescatar a dos soldados hechos prisioneros por Hezbolá con la intención de intercambiarlos por otros prisioneros, Israel comenzó a bombardear el sur del Líbano el 12 de julio. Hasta el alto el fuego del 14 de agosto, los resultados de esta agresión salvaje han sido terribles: 12.000 misiones aéreas, 2.500 bombas […]
Con la excusa de rescatar a dos soldados hechos prisioneros por Hezbolá con la intención de intercambiarlos por otros prisioneros, Israel comenzó a bombardear el sur del Líbano el 12 de julio. Hasta el alto el fuego del 14 de agosto, los resultados de esta agresión salvaje han sido terribles: 12.000 misiones aéreas, 2.500 bombas disparadas desde su armada (que practicó un bloqueo del Líbano durante todo el conflicto), destrucción de 1.500 hogares libaneses, dos hospitales, 350 escuelas, 900 tiendas, 73 puentes, graves daños en aeropuertos, puertos, centrales eléctricas… 1.187 libaneses asesinados y 3.600 heridos y 256.000 libaneses obligados a abandonar sus hogares. Israel ha «castigado» a Hezbolá en la cabeza de todo el pueblo libanés.
PERO HAN SIDO DERROTADOS
El balance israelí, en cambio, es de 44 muertos y 1500 heridos. Sin embargo han sido derrotados. Hezbolá sigue con los prisioneros y ha sido capaz de seguir disparando cohetes a territorio israelí durante todo el conflicto. Al aceptar el alto el fuego y la resolución 1701 de la ONU el primer ministro Olmert lo admite sin reconocerlo. Una derrota que extensiva a su poderoso avalador, los Estados Unidos, y a sus planes de control de Oriente Medio. La clase trabajadora y los pueblos del mundo debemos felicitarnos de esta victoria contra el estado sionista de Israel, gendarme de EEUU en la zona.
La resistencia libanesa, encabezada por Hezbolá –pero que abarca también a Amal, el Partido Comunista del Líbano y a las organizaciones nacionalistas árabes– ha salvado el honor del pueblo libanés agredido, ante la incapacidad de su propio gobierno y del ejército. El plan de los sionistas era poner al pueblo contra Hezbolá, culpabilizándolo de los bombardeados y de perder sus casas. El efecto ha sido el contrario: el pueblo libanés es más unánime que nunca en su resistencia contra el invasor israelí, que ya intentó ocupar parte del país en otra ocasión y fue derrotado.
LA RESOLUCIÓN DE LA ONU VIENE EN AYUDA DEL ISRAEL DERROTADO
El alto el fuego negociado por la ONU no supone que el conflicto haya sido solucionado o esté en vías de serlo. Mientras siga existiendo el estado sionista de Israel, construido con el apoyo de EEUU a partir de la expulsión de los palestinos de sus tierras y de sus planes expansionistas en la región, no habrá paz estable en la región. Israel persiste en sus métodos para lograr estos objetivos: secuestro de un gobierno democráticamente elegido y de sus parlamentarios, construcción del muro de la vergüenza, asalto de cárceles para efectuar secuestros de dirigentes políticos, destrucción de casas y cultivos, asfixia económica, 10.000 presos palestinos en cárceles israelíes, 4 millones de refugiados…
Pero incluso como instrumento para un alto el fuego la Resolución de la ONU debe ser rechazada. Coloca en el mismo plano a ambos bandos, al estado que bombardea a la población civil de otro país sin haberle declarado la guerra y a las fuerzas populares que resisten en el territorio agredido. Manipulando el lenguaje en la resolución se pide el «cese de los ataques de Hezbolá y de las «operaciones ofensivas militares» de Israel». Unos, los que se defienden, atacan, y otros, los que atacan, efectúan «operaciones militares». La resolución de la ONU no condena la invasión, las matanzas, ni la destrucción llevadas a cabo por Israel. No hay referencias sobre la devolución de territorios ocupados –Altos del Golán, granjas de la Chebaa u otros– o algún tipo de plan para el intercambio de prisioneros. No hay tampoco medida sancionadora alguna, económica o diplomática, contra Israel.
En lugar de eso, la resolución establece «el desarme de todos los grupos armados en Líbano» y «la prohibición de venta y entrega de armas o material militar a cualquier grupo excepto autorización por parte del gobierno». El objetivo es bien claro: desarmar a la resistencia libanesa e imponerle un severo embargo, mientras que todo el potencial del ejército sionista agresor, incluido el nuclear, permanece intacto y por tanto con mayor capacidad de triunfo en una próxima «operación» de este estado fundamentalista y terrorista.
LA UNIÓN EUROPEA ES CÓMPLICE
La Unión Europea y el gobierno español han jugado un papel vergonzoso en este conflicto. La UE no ha mostrado ninguna intención de denunciar el «Acuerdo Comercial Preferente» con Israel, un acuerdo que cínicamente contiene una cláusula supeditando su vigencia al respeto de los derechos del pueblo palestino por Israel. Por el contrario, en un acto que supone una auténtica declaración de guerra al pueblo palestino buscando su rendición por hambre ha congelado la entrega de los 600 millones de dólares anuales que la UE tenía comprometidos con la Autoridad Nacional Palestina, lo que está originando una auténtica catástrofe humanitaria.
LAS TROPAS ESPAÑOLAS NO DEFIENDEN LA PAZ, SINO LAS POSICIONES DE ISRAEL
Finalmente, la resolución de la ONU amplía su contingente a 1.500 soldados, con la misión de «tomar todas las acciones necesarias para que Hezbolá cese por completo los ataques y se produzca la liberación incondicional de los secuestrados». Por mucho que insista Zapatero no es una misión de paz sino de guerra, para ayudar a Israel a desarmar a Hezbolá. Lo que Israel no ha sido capaz de hacer con los bombardeos brutales del verano, lo intentará la fuerza multinacional. Por ello, la participación de tropas españolas y del resto de países participantes supone de hecho el apoyo a los planes expansionistas de Israel y sirve para apuntalar la construcción del «Nuevo Medio Oriente» promovido por EEUU, ayudando a la anunciada estrategia sionista de retirada temporal y de acumulación de fuerzas para desencadenar un nuevo ataque en el futuro.
Zapatero, que posó como opositor a la guerra de Irak, ha enviado más tropas españolas al extranjero que cualquier gobierno anterior. La votación unánime en el parlamento favorable al envío de tropas muestra la lamentable adaptación de la izquierda a los planes sionistas e imperialistas. Retomando la consigna de «Le llaman democracia y no lo es» debemos demostrar que, contrariamente a lo votado por el parlamento, estamos contra el envío de tropas precisamente porque estamos al lado de los pueblos palestino y libanés. Es preciso crear un amplio movimiento por el regreso de las tropas españolas de Líbano y Afganistán.
Las guerras de agresión que periódicamente ensangrientan Oriente Medio proseguirán hasta que no se acabe con el estado gendarme sionista de Israel y sea sustituido por una Palestina laica, democrática y no racista, con plenos derechos para árabes y judíos.
Corrent Roja llama al apoyo y a la solidaridad con la resistencia y con el pueblo libanés y a participar en todas las movilizaciones solidarias por los derechos del pueblo palestino y por la soberanía y autodeterminación de los pueblos. Setembre 2006
¡Viva la resistencia de los pueblos libanés, iraquí y palestino! ¡Vuelta a casa de las tropas españolas en el Líbano! ¡Por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos!
Manifestació unitària contra la guerra al Pròxim Orient diumenge,1 octubre 12h Passeig de Gràcia/Rda Sant Pere/Via Laietana/Pla de Palau