La cuestión estratégica, punto de partida básico para una práctica política realmente transformadora, pasa por las decisiones políticas que la izquierda debe tomar ante el presente del capitalismo, en la disyuntiva entre la dificultad de gestionar aquello que el fondo se pretende abolir y en la adopción de un discurso y unas prácticas de transición […]
La cuestión estratégica, punto de partida básico para una práctica política realmente transformadora, pasa por las decisiones políticas que la izquierda debe tomar ante el presente del capitalismo, en la disyuntiva entre la dificultad de gestionar aquello que el fondo se pretende abolir y en la adopción de un discurso y unas prácticas de transición y avance anticapitalista orientados a cambiar el mundo de base.
Es necesario, pues, demarcar el campo de la estrategia. Se trataría de fijar un proyecto desde su autonomía e independencia y en relación al relato y al sistema dominante en su conjunto. no limitar la acción política a una diferenciación discursiva y a un conjunto de desencuentros izquierda-derecha sobre visiones de la democracia institucional o centradas en temáticas que polarizan opiniones pero que no inciden en el debate de fondo sobre la naturaleza del capitalismo y sus formas de dominación.
Asistimos a un reagrupamiento de la izquierda post-comunista y social-ecologista con diversos formatos. Mientras la izquierda de matriz comunista o eurocomunista se debate entre los principios y las coaliciones instrumentales (caso alemán, caso español), la socialdemocracia, desplazada definitivamente hacia el centro social-liberal, experimenta nuevos ámbitos de influencia en su respuesta desde el propio sistema a los retos climáticos.
El caso de los verdes alemanes (socialdemócratas en las políticas y de gran ambigüedad en el discurso derecha/izquierda) es paradigmático y, más cercano aún, lo podemos observar en el caso de Catalunya (ICV) dónde el binomio ecología/socialismo configura una opción reformista sin reformas que se complementa de manera general con las políticas social-liberales del gobierno tripartito, votando -por ejemplo- en contra de los transgénicos en el Parlament para, seguidamente, asumir todo el paquete agrícola del gobierno, gesticulando ante la LEC y encajando a posteriori el resultado adverso que requiere una corresponsabilidad gubernamental. A grandes rasgos, esta política se traduce en la aplicación de medidas de signo similar derivadas de la acción de gobierno en otros campos. Añadiríamos la implementación de medidas con el sello ecológico desligadas de un enfoque de conjunto y de una ideología antagonista de signo realmente ecosocialista y de inspiración crítica con el modelo dominante y su base capitalista.
La referencia «verde» desvinculada de la crítica sistémica toma un relieve significativo y se suma a una visión determinada de la cultura del capitalismo verde practicado desde la familia de los partidos verdes europeos (entre ellos ICV con los cuales integra el partido a escala continental). En este sentido es ilusitrativa la experiencia francesa de la coalición Europe Ecologie en el estado francés. Cabe destacar que el lider de los verdes franceses, el ex-revolucionario Daniel Cohn-Bendit, ante las evidencias del cambio climático, convertido en buque insignia del neocapitalismo verde, propugna una reestructuración de espacio de la izquierda gestionaria en base a las premisas de un capitalismo verde. El propio Cohn-Bendit, lo escribió de manera clara en 1998 en estos términos:
«Lo que la izquierda debe hacer valer hoy, es que esta evolución tiene aspectos destructivos, ya que la producción amenaza con destruir el planeta. Hacer esta demostración no es fácil, pero se puede hacer en el mismo nombre de la economía de mercado, ya que estoy a favor del capitalismo y la economía de mercado.»
Sobran comentarios. Es la cuestión estratégica con la que iniciábamos este artículo. Es, lamentablemente, la hoja de ruta del nuevo capitalismo verde instalada en el discurso de la izquierda gestionaria. Más lamentable, sin embargo, es el diseño de estrategias y alianzas tácticas con este discurso integrado en una nueva versión de la socialdemocracia más convencional actualizada con este componente.
Hablamos de unas alianzas por las cuales apuestan hoy en día las direcciones de IU o de EUiA, justamente ahora, precisamente en tiempos de visible crisis capitalista. En tiempos de grandes necesidades de demarcación, acumulación de fuerzas y contrucción de proyectos alternativos e independientes del relato del capital.
Cuando más aprieta la crisis sistémica, más ineludible es actuar desde abajo, des de las luchas, desde las resistencias. Es necesaria la contrucción permamente de una red anticapitalista que se exprese en la calle, en los mvimientos sociales, en los sindicatos, en las ciudades y comarcas.
El anticapitalismo social y político debe dar un paso más y ocupar más espacios de combate y resistencia. Definida la demarcación estratégica diferenciada del capital y no subordinada a las alianzas de la política convencional y superestructural, incluso la participación anticapitalista en el campo electoral puede ser una forma más de visualizar un proyecto de cambio social que, en primera instancia y fundamentalmente, habrá de surgir desde la base.
Cortar con las derivas gubernamentales, las subalternidades con el mundo de la política profesional y el marqueting verde y políticamente correcto, son argumentos de peso para dar un apoyo militante y activo a una opció anticapitalista diferenciada de «lo posible» y vinculada a una acción transversal, en la calle, en los movimientos, en las luchas, y que entienda las concurrencias electorales como una «parte» y no un «todo» de la política de izquierdas enraizada en el proyecto revolucionario en su sentido más univeral y adecuado a nuestros días.
Àngel Pagès. Premià de Mar
Toni Guirao. Mataró
ex-adheridos a ICV. Militantes de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista
Júlia Morell. Barcelona
ex-adherida a Joves d’Esquerra Verda y militante de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista
Teresa Navarro. Premià de Mar
ex-miembro de la Coalició d’Esquerres de Premià de Mar (ICV-EUiA-EPM) y militante de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista
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