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Adiós a un artísta comprometido

Antonio Gades, el ‘Che’del flamenco

Fuentes: El Mundo

Gades se ha marchado. Ya no está. Otro grande que se esfuma. El revolucionario del baile flamenco en el mundo ha izado sus velas hacia el destino más universal. La estela de un ser genial comienza desde hoy a diluirse en el recuerdo de quienes amamos el baile y admiramos la contribución que este hombre […]

Gades se ha marchado. Ya no está. Otro grande que se esfuma. El revolucionario del baile flamenco en el mundo ha izado sus velas hacia el destino más universal. La estela de un ser genial comienza desde hoy a diluirse en el recuerdo de quienes amamos el baile y admiramos la contribución que este hombre bueno deja a la cultura española.

Antonio Gades fue un revolucionario, en su vida y en su arte.El Che del flamenco. No dejó indiferente a nadie. Y quizá eso, no ser políticamente correcto, marcó su impecable trayectoria artística. Tuvo la valentía de dejar claro qué pensaba del flamenco y de la sociedad que le rodeaba. No se escondió, ni al comienzo de su carrera ni en los últimos años de su vida. Todo el mundo podía identificarlo.

Antonio Gades fue un ejemplo de persona implicada con su realidad.Un amante de la ética, un altavoz de sus entrañas. Siempre expresó su opinión con la misma libertad con la que su estampa brilló sobre los escenarios internacionales, dando el lustre de reconocimiento mundial al símbolo por excelencia de nuestro folclore.

Lo que hoy es el baile flamenco se le debe fundamentalmente al saber hacer de este señor. Un artista de pies a cabeza, que supo poner el punto sobre la i a cada gesto, a cada actuación, a cada manifestación de su interior.

Su forma de entender la vida condicionó su arte. Ha sido un ejemplo de hombre comprometido, cuya lucidez le obligó a sacar adelante su trabajo con mucho esfuerzo y escasos apoyos públicos. Hoy sólo es momento de lamentos por el dolor de su pérdida. No hay lugar para otra cosa. Pero sí procede dejar constancia pública de cómo las diferentes administraciones públicas no le prestaron el apoyo que mereció quien abrió las puertas del mundo al baile flamenco. Paseó el nombre de España por los escenarios más renombrados del planeta. Fue un embajador de este país. Y el hecho de dar a conocer abiertamente sus ideas políticas no tenía por qué haber limitado su trabajo.

Antonio Gades es sin duda uno de los grandes artistas que ha dado este país. Al igual que Vicente Escudero, en su día, y Antonio Ruiz Soler, Antonio el bailarín, Gades le dio al baile flamenco un nuevo aire y un nuevo vuelo. Ya como bailarín, su esbelta figura llenó las tablas de frescura. La impronta de su brillante torso y sus estiradas piernas se deslizaron con la fuerza de quien iba a ser todavía más grande como coreógrafo. El espectacular aleteo de su braceo adelantaba la magia con que sus coreografías marcarían una época del patrimonio folclórico español.

A mí, Antonio Gades también me marcó. Fue mi primer descubridor.Yo bailaba y cantaba como aficionado en el Teatro Principal de Zaragoza, cuando le vi por primera vez, con siete u ocho años.Mi obsesión era ser bailarín flamenco. En un espectáculo de la compañía de Pilar López al que me llevaron mis padres, quedé engatusado con su magia. Aquel domingo de los 50, la silueta y el arte de Antonio Gades se impregnaron en mi corazón para siempre.

Al día siguiente, antes de la nueva representación de Gades, mi grupo actuó en el Principal de Zaragoza. El destino quiso que aquel profesional viera el juego de niños en el que yo participaba.Al terminar, buscó a mis padres para decirles: «Ustedes saben que tienen un artista en la familia, ¿verdad?». Yo no daba crédito a lo que estaba viendo y escuchando. «Su hijo debería ir a Madrid a estudiar y perfeccionar su baile con buenos maestros», añadió Gades, ante mis estupefactos progenitores. Este fue mi primer e inolvidable recuerdo de Antonio Gades.

Muchas gracias, Antonio, por despertar en aquel niño la ilusión que hoy le permite escribirte desde esta tribuna, para decirte hasta siempre, compañero. Hoy es un día de luto para la cultura española, la que te debe tanto, y a la que tú se lo diste todo.El trabajador del baile, el hombre que ha engrandecido el flamenco se ha ido. Descanse en paz.