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Cronopiando

Apología del esperpento

Fuentes: Rebelión

Hay gente que pierde la vergüenza y gente que pierde el sentido del ridículo. La diputada española Rosa Díez ha perdido todo. Incapaz de celebrar el advenimiento de un nuevo cerebro por atrofia de la boñiga que había venido empleando en ese cometido, la diputada de Unión Progreso y Democracia, ventorrillo de vividores que cuenta […]

Hay gente que pierde la vergüenza y gente que pierde el sentido del ridículo. La diputada española Rosa Díez ha perdido todo.

Incapaz de celebrar el advenimiento de un nuevo cerebro por atrofia de la boñiga que había venido empleando en ese cometido, la diputada de Unión Progreso y Democracia, ventorrillo de vividores que cuenta en el parlamento español con un único escaño, el suyo, quiso al menos festejar un cambio de imagen, y sin que estemos en carnaval o en vísperas de Halloween, se presentó la sesentona en una fiesta de la revista Vogue, vestida y peinada como la fotografía refiere.

Para su fortuna y nuestra desgracia, todavía la justicia española no contempla el delito de apología del esperpento por lo que podrá asistir al Congreso de tal guisa.

La noticia, recogida por El País, no citaba la identidad del modisto ni el de la peluquera por razones que son fáciles de comprender.