Las Comunidades Cristianas Populares del estado español (CCP) siempre hemos denunciado, junto con otras muchas organizaciones, el capitalismo neoliberal desde los tiempos de Margareth Thatcher, Ronald Reagan o Pinochet, que fueron sus introductores. Hemos luchamos contra el pensamiento único que nos imponían, contra la globalización de los mercados, contra la deuda externa de los países […]
Las Comunidades Cristianas Populares del estado español (CCP) siempre hemos denunciado, junto con otras muchas organizaciones, el capitalismo neoliberal desde los tiempos de Margareth Thatcher, Ronald Reagan o Pinochet, que fueron sus introductores. Hemos luchamos contra el pensamiento único que nos imponían, contra la globalización de los mercados, contra la deuda externa de los países pobres. Hemos conseguido, a través de del foro social mundial, internacionalizar el movimiento alterglobalizador y antiimperialista. Hemos colaborado y apoyado el boicot a las reuniones del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, y del G 20, que tuvieron que reunirse en ciudades fortificadas…
Pero a pesar de ello, hemos conseguido bien poco. El neoliberalismo se ha ido afianzando, a pesar de la crisis que produjo y pese a que ahora quiera meter en la perversa «deuda externa» a los países más débiles de Europa para intentar conseguir lo que ya consiguió en América Latina: que los países hayan pagado seis y siete veces la deuda que contrajeron y deban ahora más de lo que recibieron, debiendo destinar un porcentaje muy alto de sus ingresos para ir pagando los intereses de esa «deuda externa, o deuda eterna»
En Europa, ya están consiguiendo que, a propósito de la dichosa deuda, nos limiten nuestros derechos, supriman puestos de trabajo, reduzcan aportaciones en educación, sanidad, pensiones y en general en gastos sociales, (no rentables), y vendan nuestros bienes públicos. En el caso de España, Telefónica, Endesa, Gas Natural, las Cajas de Ahorro o, ahora, el canal de Isabel II.
Ante todo ello, como creyentes que queremos estar al lado de los más débiles, vemos con gran esperanza que los jóvenes por fin han caído en la cuenta y se han movilizado en este maravilloso y moderno movimiento Democracia Real Ya (DRY) que ha surgido de unas manifestaciones del 15M, donde con más presencia que incluso las del 1º de mayo y muy del estilo de aquellas contra la guerra de Irak, hoy es una fuerza emergente que trascenderá el momento electoral actual. Esa juventud más preparada de nuestra historia que vivirá peor que sus padres.
La «#SpanishRevolution» como ya se conoce mundialmente en las redes sociales, es hoy un signo de los tiempos donde nos suenan a música celestial esos eslóganes como «otro mundo es posible», «no somos mercancía en manos de banqueros», «manos arriba, esto es un rescate» o «el pueblo unido, jamás será vencido». Porque la legión de desheredados, de jóvenes sin trabajo, de desahuciados de sus casas, de hipotecados, de pobres ya no va a permitir este juego de mentiras, corrupciones, estafas e impunidades.
Y por eso desde las CCP del estado español no sólo apoyamos gozosamente estas movilizaciones, sino que nos solidarizamos con todo el movimiento DRY, en la Puerta del Sol y en las 80 plazas en las que estos días se están realizando las concentraciones y acampadas pacíficas, para ver si conseguimos de una vez embutir un poco de racionalidad y humanidad a este sistema tan perverso en el que unos gobernantes arrodillados ante los mercados socorren a los bancos y condenan a las personas, donde unos partidos tramposos juegan con las cartas marcadas de una ley electoral injusta y antidemocrática, donde la oposición del PP, que solo quiere aprovechar la alternancia para aumentar los recortes y políticas neoliberales, permite que sus políticos más corruptos sean vitoreados en las plazas públicas e incluidos sin reparo en sus listas electorales y donde un gobierno del PSOE traiciona su ideología, programa y votantes y nos aplica unas políticas de recortes, privatizaciones, EREs, pensionazos, despidos y jubilaciones eternas, sin parangón en toda la historia del socialismo mundial.
Por eso es por lo que el pueblo llano y sencillo, harto ya de tanto engaño, liderado por esta ridiculizada y mancillada juventud y seguido por inmigrantes, gente en paro, mundo precario y ciudadanía en general, ha dicho ¡basta! y, cual si de una tiranía del norte de África se tratara, pretende derribar esta falsa democracia formal y corrupta y pide con toda la frescura del mundo un mundo más justo y una democracia más real y, además, ¡Ya!
Que así sea.