La formación y el conocimiento son claves para la transformación social en Cuba, coinciden activistas de experiencia e investigadores.
«Para el trabajo con las juventudes y las luchas desde la interseccionalidad hay que prepararse. No es una moda, no es aprenderse tres frases, se necesita autopreparación», afirma Maritza López McBean, coordinadora de la Red Barrial Afrodescendiente.
La activista y lideresa comunitaria participó en el panel Hegemonía y Cultura, los colores del arte convocado por la Asociación Hermanos Saiz como parte del evento Pensamos Cuba, realizado en La Habana del 14 al 17 de septiembre.
Moderado por Claudia Amanda Betancourt Torres, socióloga e investigadora del Centro Nacional de Artes Escénicas, en el panel se compartieron experiencias, aprendizajes y recorridos del activismo antirracista, afrofeminista y ecuménico en Cuba.
La psicóloga Norma Guillard Limonta, co-coordinadora de la Red de Mujeres afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora, resumió las más de tres décadas que ha dedicado al trabajo social como una experiencia de siembra para que nuevos espacios germinen.
«Propongo, me sumo, siembro y luego voy buscando en otros lugares qué aportar», dijo la también coordinadora de la sección Seres de la Sociedad Cubana de Psicología y una de las fundadoras en el año 2004 del Grupo Oremi, que integra a Mujeres Lesbianas y Bisexuales y acoge el Centro Nacional de Educación Sexual.
La confluencia de diversas causas, el trabajo en las comunidades, la comprensión profunda del valor de la interseccionalidad y sobre todo la persistencia, distinguen a proyectos y voces del activismo social en Cuba. Por ello, Guillard afirma que existe una historia que contar y rememoró en el encuentro su paso por experiencias fundacionales, como la Asociación de Mujeres Comunicadoras -conocida por Magín.
«Para poder movilizar con este pensamiento transformador y movilizador son muy necesarios los medios de comunicación», afirmó Guillar.
La psicóloga también insistió en la importancia de fomentar el respeto y el diálogo social, principalmente entre distintas generaciones; atendiendo a los intereses de los más jóvenes y el uso intensivo que hacen de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICS).
Al intervenir en el panel William Ferrer Entenza, profesor de la Universidad de La Habana y del Grupo del Trabajo para la Igualdad de la AHS, subrayó que género, raza y teología son categorías centrales en las luchas por la equidad en la Cuba de hoy.
Ferrer Entenza también convocó a conocer los aportes de la teología de la liberación y feminista e insistió en que las organizaciones y espacios ecuménicos salgan de su zona de confort y extiendan su presencia a otros espacios.
«Creo que siempre debemos estar en búsqueda del conocimiento, no cansarnos de estudiar, de ir a la búsqueda de la verdad y comprender la biblia desde nuestra realidad latinoamericana», recomendó el joven investigador integrante del Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC).
Aprender de los desafíos es otro aprendizaje; mantener el trabajo y defender con persistencia los objetivos trazados frente a incomprensiones, sospechas y puertas cerradas.
Maritza López McBean recordó que en la historia de la Red Barrial se han encontrado con resistencias y frases estigmatizantes en referencia al activismo antirracista.
«Ese tema es candela» «¿Racismo en Cuba?» «¿Por qué no hablan de otra cosa?», han sido cuestionamientos frecuentes, dijo.
Sin embargo, los tiempos están cambiando y en la actualidad existe una mayor presencia y diversidad de proyectos, reconoció la afrofeminista. Se debe en gran medida, explicó, al apoyo del gobierno y la existencia de un Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial encabezado por el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez.
«A las primeras personas que tenemos que transformar son a las personas decisoras, pero ya no es como antes, ahora nos buscan para abordar los temas y concientizar sobre el fenómeno del racismo y la discriminación racial», concluyó López McBean.