Cuando hemos dedicado tanto esfuerzo y énfasis a denunciar los hábitos de desinformación de los medios convencionales, no podemos permitirnos la injusticia y deshonestidad de no hacerlo cuando se trata de medios alternativos. Mientras que de los primeros no se puede esperar solución porque operan al servicio de poderes que nunca les permitirán informar con […]
Cuando hemos dedicado tanto esfuerzo y énfasis a denunciar los hábitos de desinformación de los medios convencionales, no podemos permitirnos la injusticia y deshonestidad de no hacerlo cuando se trata de medios alternativos. Mientras que de los primeros no se puede esperar solución porque operan al servicio de poderes que nunca les permitirán informar con honestidad, los segundos deberían preocuparnos cuando también les vemos aplicar métodos de tergiversación que siembran la duda sobre los principios éticos en los que, entendemos, se inspiran los medios alternativos.
El 29 de noviembre observamos una noticia publicada de forma similar en dos medios alternativos, Insurgente y Kaos en la Red. En el primero de ellos, citan como fuente Insurgente y titulan «El Ayuntamiento de Sevilla, gobernado por el PSOE e IU, aprueba que la Duquesa de Alba tenga una estatua», con el antetítulo siguiente: «Ser progre para acabar así». Por su parte, Kaos en la Red cita como fuente Kaosenlared/Insurgente y titula ironizando sobre el reciente acto llamando a la refundación de la izquierda que organizó Izquierda Unida «Refundando la izquierda: El Ayuntamiento de Sevilla, gobernado (PSOE e IU) pone una estatua a la Duquesa de Alba».
Es evidente que tras leer los titulares e incluso el texto de la noticia, donde ya no se vuelve a hacer referencia a IU, se llega a la conclusión de que tanto PSOE como IU han apoyado la instalación de la estatua. Hace falta dirigirse a las agencias de noticias para conocer la posición de IU, por cierto de absoluto rechazo: «IU carga contra la estatua de la duquesa de Alba en Sevilla» (Europa Press en El País), Torrijos censura la estatua homenaje a la duquesa de Alba por su promoción de la «injusticia y la desigualdad» (Europa Press en ADN), «La propuesta ha sido finalmente aprobada por la Comisión Local de Patrimonio, aunque con el voto en contra del concejal de Izquierda Unida Antonio Rodríguez Torrijos» (Terra). La posición de IU estaba bien definida en sus declaraciones a las agencias:
«¿Qué presuntos méritos, favores o proezas debemos reconocerle a María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart? Ninguno. ¿Es acaso porque acumula una de las fortunas más grandes de España? ¿Es quizás porque es la persona que más títulos nobiliarios posee de toda Europa? ¿Tenemos que homenajearla con una estatua porque tiene casas, palacios, castillos, fincas, terrenos, propiedades inmobiliarias, innumerables sociedades mercantiles, participaciones bursátiles o una incalculable colección de arte?», preguntó retóricamente el portavoz municipal de IU-CA.
Para Rodrigo Torrijos, resulta «ofensivo» que «por ser obscenamente rico, alguien merezca un homenaje de los sevillanos», con lo que advirtió de que si la duquesa de Alba «no tiene razones para el reconocimiento por los tesoros que acumula, menos aún cuando aumenta su ya inmenso patrimonio con dinero público, procedente de subvenciones europeas de la Política Agraria Común, de las ventajas fiscales por sus innumerables sociedades y sus eficaces fundaciones, por valor de muchos millones de euros al año».
El primer teniente de alcalde, así, recordó el enfrentamiento que mantienen Cayetana Fitz-James Stuart y el colectivo de jornaleros andaluces y alertó de que «quien llama ‘delincuentes, gentuza y cuatro locos’ a los trabajadores, no puede tener el apoyo de una fuerza política como Izquierda Unida», lo que le llevó a insistir en la idea de que «no hay razones para reconocer que una colosal riqueza ociosa tenga que ser premiada por algo».
Pero especialmente consideró que «por insultar a los que luchan legítimamente por defender y disputar sus condiciones de trabajo a los latifundistas del siglo XXI», la duquesa de Alba «no debe esperar ningún homenaje que legitime socialmente los valores de la acumulación de la riqueza, la promoción de la desigualdad, el fomento de la injusticia o el desprecio a los trabajadores».
En realidad el artículo publicado en Insurgente y en Kaos en la Red era la reproducción textual de la noticia del diario Público, titulada y subtitulada respectivamente «¿Qué ha hecho para merecer una estatua?», «Polémica en Sevilla por dos homenajes a la duquesa de Alba», pero que no citaron al periódico como fuente, ni tampoco a los autores del texto, los periodistas O. Carballar y R. Bocanegra. En cambio, sí omitieron los dos últimos párrafos de la información, uno de los cuáles recogía la postura de Izquierda Unida:
«Doña Cayetana es una ciudadana respetable. Pero, si algún mérito tuvo, se difuminó cuando llamó a los trabajadores gentuza y delincuentes», afirma el teniente de alcalde y portavoz de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, que se opone a la estatua. Fue en 2006, cuando los jornaleros del SOC, azote de los terratenientes, se manifestaron contra el título de Hija Predilecta que la Junta acababa de concederle. La propia biografía oficial muestra la dificultad para encontrar méritos más allá de ser «20 veces Grande de España» y expresarse con «naturalidad y llaneza».
La edil de Cultura, Maribel Montaño (PSOE), alega que el Ayuntamiento «ha apoyado una iniciativa ciudadana, la de la Academia». «¿Y si la pago, me ponen también una estatua?», se preguntan ahora muchos ciudadanos.
No se trata aquí de defender ni de juzgar a Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla, ni plantear si su presencia en el gobierno de la ciudad le hace corresponsable a pesar de su voto en contra, sino de observar el tratamiento de esos medios alternativos que negaron a los lectores el derecho a conocer la opinión de Izquierda Unida. En conclusión, un triste ejemplo de penosas prácticas periodísticas cuando se trata de embestir contra quienes no son de su gusto. Y un flaco favor a quienes intentamos convencer de la existencia de un periodismo digno, participativo y honesto fuera de las empresas de comunicación. No parece que el periodismo alternativo esté en condiciones de dar lecciones ni denunciar el funcionamiento de los medios comerciales si en muchas ocasiones operan como ellos.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.