El sábado 1 de febrero, Iniciativa per Catalunya y EUiA celebraron una asamblea abierta en Barcelona con 1.700 asistentes. Entre los mismos estaban destacados luchadores y activistas sociales: Trabajadores de Panrico, protagonistas de la huelga más larga desde la muerte de Franco, de Alstom y TV3, también en lucha en defensa de sus empleos, activistas […]
El sábado 1 de febrero, Iniciativa per Catalunya y EUiA celebraron una asamblea abierta en Barcelona con 1.700 asistentes. Entre los mismos estaban destacados luchadores y activistas sociales: Trabajadores de Panrico, protagonistas de la huelga más larga desde la muerte de Franco, de Alstom y TV3, también en lucha en defensa de sus empleos, activistas de la PAH, etcétera. Sólo por compartir un espacio de debate con ellos mereció la pena acudir y participar a «Ara és demà». De hecho, el momento más emocionante fue precisamente cuando los colectivos en lucha pudieron hacer uso de la palabra. No obstante, es importante hacer un balance equilibrado y crítico, lejos de los lugares comunes que tanto daño hacen a la izquierda.
Entre los asistentes, también acudieron al acto insignes críticos del PSC como Elena o el exconseller d’educació Ernest Maragall, padre de la LEC, la nefasta ley educativa que, de la mano de CiU, aprobó el Tripartit pese al tremendo rechazo de la comunidad educativa. No acudió nadie de las CUP pese a estar invitados y tampoco ninguna figura visible del Proces Constituent. Tampoco participó la CGT, pero sí los secretarios generales de CCOO y UGT de Catalunya. El PSC como tal no fue invitado por oponerse a la consulta soberanista y ERC tampoco, por apoyar los recortes de CiU.
¿Un frente con Ernest Maragall y el PSC?
ICV y EUiA buscaban con «Ara és demà» escenificar el lanzamiento de un frente de izquierdas amplio capaz de derrotar a CiU, o al menos romper el estancamiento electoral que sufre la coalición, pero las presencias y ausencias son muy significativas. ¿Qué tipo de frente de izquierdas pretenden construir desde ICV y EUiA? ¿Qué tipo de frente de izquierdas necesita la clase obrera y la juventud?
Para empezar la presencia de Ernest Maragall es un insulto a los miles de profesores, padres y estudiantes que lucharon contra la LEC, además su partido es un chiringuito que solo representa a Ernest Maragall. El exconseller busca un grupo político que le ofrezca un hueco donde caerse muerto y sería una vergüenza que ese lugar fuera un «frente de izquierdas».
Lamentablemente la inclusión del exconseller nos da un perfil bastante claro de las intenciones de al menos una buena parte de la dirección de ICV. Si lo que quieren es formar una especie de «nuevo PSC», escarbando en la crisis del partido de Navarro, para ocupar el espacio político que anteriormente ocupaban los socialistas, el proyecto terminará en un sonoro fracaso.
Es un error creer que la causa de la crisis del PSC es exclusivamente debida al debate soberanista. La verdadera causa del declive del PSC, como la del PSOE a nivel estatal, está en la crisis del reformismo socialdemócrata aquí como en Grecia, Portugal o Francia. En la actual etapa del capitalismo que nos ha tocado vivir, la única política socialdemócrata posible es la política de la contrarreforma, de aceptar la lógica del capitalismo y gobernar en consecuencia, como hizo Zapatero o Montilla. Por supuesto el debate soberanista ha profundizado esa crisis pero el punto central es que no es posible un capitalismo de rostro humano.
Cualquier proyecto que siga buscando esa quimera se enfrentará a un inevitable divorcio de los problemas y aspiraciones de los oprimidos y a la indiferencia de los que ya están hastiados de la «política de siempre». El único frente de izquierdas que puede derrotar, no solo a las organizaciones políticas de la burguesía como el PP o CiU, sino, lo mas importante, también a las políticas que impone el capitalismo y que nos condenan al paro, la pobreza y demás lacras, es un frente anticapitalista, revolucionario y consecuente. Solamente con un programa anticapitalista y radical, se podrá atraer a miles de activistas y luchadores que están buscando una alternativa a la barbarie que provoca el capitalismo. En ese sentido, un frente con las CUP y el Proces Constituent parece más cercano a este objetivo.
Unidad sí, pero para transformar la sociedad
Las CUP no acudieron a «Ara és dema» alegando en resumen que ya son ellos la «unidad popular»: «Si quieres unidad, únete a nosotros». Es un planteamiento un tanto arrogante, aunque el recuerdo de los Mossos d’Esquadra, dirigidos por Saura, golpeando estudiantes universitarios, definitivamente no ayuda a facilitar la unidad. En cuanto al Proces Constituent es más probable que sus dirigentes estén ahora mismo más atentos a Pablo Iglesias que a cualquier llamado a la unidad.
Una vez más, el debate soberanista ha influido, sin duda, en el desarrollo de estos movimientos políticos, pero como cuando hablábamos del PSC, es un error separar la cuestión nacional de la crisis del capitalismo.
Si la CUP está creciendo, sobre todo entre la juventud, y si el Proces Constituent ha logrado agrupar a un sector nada despreciable de activistas de izquierdas es, fundamentalmente, porque miles de activistas y luchadores están buscando una alternativa combativa, «algo nuevo», capaz de transmitir ilusión y esperanza en cambiar las cosas. Y a toda esa gente no se le va a atraer con una nueva fórmula maquillada de Tripartit, sino con un programa de transformación social, de Revolución.
Propuse en la comisión de debate de «Ara és demá» en la que me encontraba que impulsáramos la celebración, a nivel local o de barrios, de Congresos abiertos de activistas sociales, sindicales y políticos donde se discutiera democráticamente un programa anticapitalista y una estrategia de lucha común. No un programa de «los mínimos que nos unen», que al final no significa otra cosa que descafeinar el programa dejándolo a gusto de los socialdemócratas; sino un programa que escuche las reivindicaciones que ya hoy se pueden escuchar en la calle, en las luchas, reivindicaciones tan importantes como la expropiación de la banca y de las grandes fortunas por ejemplo. Desgraciadamente mi propuesta fue desestimada por el «dinamizador» de la comisión. No obstante, sigo creyendo que ese sería el mejor camino para conformar un poderoso frente de izquierdas anticapitalista, capaz de organizar a la clase obrera y la juventud y disputar el poder a los representantes políticos de la burguesía. Es precisamente lo que, de una manera más o menos instintiva, está buscando el movimiento.
Jaume Garcia es militante comunista y afiliado de EUiA y CCOO
Blog del autor: http://comunaobrera.blogspot.
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