El aumento del precio del oro alienta proyectos mineros en Asturias. La Astur Gold quiere abrir una explotación en un espacio natural protegido de Salave. Cuando se atraviesa la Autovía del Cantábrico, que une Asturias con Galicia, a la altura del pueblo de Tapia de Casariego, unos grandes carteles que anuncian: ‘Oro, no’, no pasan […]
El aumento del precio del oro alienta proyectos mineros en Asturias. La Astur Gold quiere abrir una explotación en un espacio natural protegido de Salave.
Cuando se atraviesa la Autovía del Cantábrico, que une Asturias con Galicia, a la altura del pueblo de Tapia de Casariego, unos grandes carteles que anuncian: ‘Oro, no’, no pasan desapercibidos. Detrás de esos carteles se esconde una lucha vecinal de más de seis años en contra de un proyecto minero en la aldea de Salave, un proyecto que pretende remover el litoral para obtener oro de sus entrañas. Está previsto que el proyecto se concentre en los lagos de Silva, unas balsas de agua que se crearon de forma artificial, como consecuencia de las actividades extractivas realizadas en la época de los romanos y que hoy cuentan con una declaración de espacio natural protegido. «El occidente de Asturias está lleno de agujeros y varias empresas se han interesado por estos antiguos yacimientos», afirma Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies.
Intentos de extracción
Estas empresas creadas con capital extranjero han intentado hincar el diente a una zona de alto valor ecológico muy cerca del mar, en un contexto internacional en el que el oro se encuentra en su máximo valor histórico. En 2005 tomó la iniciativa la empresa Río Narcea Gold Mines, que, explica un integrante de la plataforma vecinal Oro No, quiso crear una explotación a cielo abierto «abriendo un cráter de 600 metros de diámetro y otros 200 de profundidad, y creando una escombrera de unas 180 hectáreas de superficie y 65 metros de altura». Ese proyecto fue vetado en ese mismo año, tanto por el Principado como por la Comisión de Urbanismo y Ordenación Territorial, pues contradecía lo establecido en el Plan de Ordenación del Litorial Asturiano (POLA). Tras esta tentativa, llegó Astur Gold, empresa que compró la concesión minera a Río Narcea Gold Mines, y que promete, de nuevo, un proyecto minero en la zona. Fructuoso Pontigo denuncia que Astur Gold «aún no ha presentado ningún proyecto y ya está prometiendo la creación de 500 empleos. Están vendiendo humo», y afirma que ni siquiera se conoce el modo de explotación que desarrollarán, porque lo único que han presentado son solicitudes de sondeos.
Impactos de la mina
La empresa ya ha empezado a intervenir en la política local. «Se está rodeando de políticos influyentes para conseguir allanar voluntades. Por ejemplo, el portavoz de la empresa en Asturias es Juan Calvo Sotelo [hijo del ex presidente]», afirma Pontigo. Por otro lado, entre la población de Tapia han utilizado varias fórmulas para recabar apoyos. Una de ellas fue la propuesta de crear una asociación sin ánimo de lucro que intervenga como accionista, con el objetivo de involucrar a la sociedad tapiega en dicha asociación, esto condicionado a que la mina se apruebe. Dicha asociación, tal y como informa Astur Gold en su boletín de diciembre, apoyaría económicamente proyectos que favorezcan el desarrollo sostenible de la Comunidad de Tapia. Nada se dice de los impactos que la mina ocasionaría sobre el medio ambiente, que, según del portavoz de la Coordinadora Ecoloxista, van desde la destrucción del paisaje hasta otras consecuencias por los movimientos de tierra y por la construcción de balsas con cianuro, efectos que hipotecarían el futuro de la población. «Como el mineral se encuentra en bajas concentraciones, se trata con cianuro para aglutinarlo. Esto produce unos lodos altamente tóxicos que se almacenarían en balsas, unos lodos cianurados que pueden causar un desastre similar al ocurrido recientemente en Hungría», explica Pontigo.
Por su parte, los vecinos de la zona, agrupados en la plataforma Oro No y en la Asociación Ameicer, consideran la explotación una «brutal agresión al entorno» y exigen a las autoridades la prohibición de las prácticas extractivas «que han sido erradicadas por ley en gran número de países debido a su comprobada peligrosidad». Oro No y Ameicer denuncian que las minas a cielo abierto son una de las actividades mineras más contaminantes y suponen un tráfico intenso de camiones y maquinaria pesada, así como ruido y polvo constante, entre otras molestias. «El cráter se abre con voladuras, las vibraciones del suelo se sentirían en varios kilómetros a la redonda».
Estas organizaciones se muestran muy preocupadas por las consecuencias que el proyecto generaría en las actividades ganaderas y agrícolas, así como en la pesca. «Los lixiviados [restos tóxicos] de la balsa de decantación, ricos en metales pesados, pueden filtrarse, contaminando el suelo, el mar y los cursos de agua. Esto acarrea perjuicios para la agricultura, la ganadería y la pesca, afectaría a las especies filtrantes y la pesca de bajura, contaminaría los forrajes y el aire, afectando a la producción de leche», afirman desde Oro No. Mientras tanto, la empresa Astur Gold, vaticina en su página web que hallará más de 60 toneladas de oro en la zona y ha creado una encuesta para que los vecinos puedan elegir entre un área recreativa, un puerto deportivo o un balneario, una vez que reconstruya el terreno. «El porcentaje de oro es muy pequeño, cuando éste baje de precio, abandonarán la explotación y lo que menos les interesará es lo que quede después», sentencia el portavoz de Ecoloxista.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Astur-Gold-busca-apoyos-para-abrir.html