Unos 10 individuos, de apariencia discreta pero armados con palos, irrumpieron en el local agrediendo a las personas que se encontraban en el interior. Durante el ataque los asaltantes encendieron, al menos, tres bengalas tratando de provocar el mayor daño posible. Uno de ellos llegó a arrojar una bombona de butano contra un miembro del […]
Unos 10 individuos, de apariencia discreta pero armados con palos, irrumpieron en el local agrediendo a las personas que se encontraban en el interior. Durante el ataque los asaltantes encendieron, al menos, tres bengalas tratando de provocar el mayor daño posible. Uno de ellos llegó a arrojar una bombona de butano contra un miembro del centro.
La noche del viernes 21 de diciembre el Centro Cultural La Piluka, situado en el Barrio del Pilar (Madrid), sufrió un ataque premeditado por parte de un grupo ultraderechista. Unos 10 individuos, de apariencia discreta pero armados con palos, irrumpieron en el local agrediendo a las personas que se encontraban en el interior. Durante el ataque los asaltantes encendieron, al menos, tres bengalas tratando de provocar el mayor daño posible. Uno de ellos llegó a arrojar una bombona de butano contra un miembro del centro. Como resultado de la agresión, tres compañeros tuvieron que recibir asistencia médica y al poco tiempo pudieron ser dados de alta. El local ha sufrido diversos daños materiales.
Este ataque no es el único sucedido en el Barrio del Pilar en los últimos tiempos. Hace poco más de un año se registró un hecho similar cuando un grupo de neonazis agredió brutalmente a un joven de 15 años causándole heridas muy graves. Estos hechos produjeron un rechazo social que vinculaba las agresiones con actividades organizadas por el partido político ultraderechista Democracia Nacional. Como consecuencia de todo ello, a los pocos días este partido filonazi abandonó su sede estatal, ubicada en el barrio.
Las asociaciones y colectivos integrantes del Centro Cultural La Piluka, junto con otras entidades del distrito y colectivos de la izquierda madrileña, venimos denunciando desde hace tiempo la impunidad con la que actúan los grupos de ultraderecha, cuya más cruda expresión fue el asesinato, el pasado 11 de noviembre, de Carlos Javier Palomino a manos de un militar ultra y simpatizante de Democracia Nacional. Tenemos la certeza de que no son hechos aislados, sino la expresión última y creciente de una extrema derecha que trata de reorganizarse.
Agresiones como la que hemos sufrido en la noche del viernes pasado, no van a condicionar nuestro contundente rechazo y denuncia hacia este tipo de actos y hacia quienes los promocionan, amparan y sostienen.