Mi amigo, un joven politólogo, me miro extrañado y con desconfianza cuando le conté que mientras los «especialistas» siguen entretenidos por los pactos políticos, el 15M sigue reuniéndose en los barrios de Madrid. En efecto, las comisiones del 15M preparan la estrategia para celebrar por todo lo alto otro aniversario. Se discute acaloradamente los caminos […]
Mi amigo, un joven politólogo, me miro extrañado y con desconfianza cuando le conté que mientras los «especialistas» siguen entretenidos por los pactos políticos, el 15M sigue reuniéndose en los barrios de Madrid.
En efecto, las comisiones del 15M preparan la estrategia para celebrar por todo lo alto otro aniversario. Se discute acaloradamente los caminos para reponer la movilización social (http://madrid.tomalaplaza.
Junto a las demandas sociales y la exigencia por abrir un proceso constituyente, hace unas semanas, se consensuó exigir a los llamados «partidos del cambio» la reforma de la actual ILP (Iniciativa Legislativa Popular). El objetivo, me explicaron, es hacer de la ILP una herramienta refrendable y vinculantes, que permita legislar desde abajo.
En otras palabras el 15M vuelve para reclamar por una Democracia Real, una democracia dotada de herramientas para que el pueblo discuta las leyes y las vote directamente.
¿Utopía? Pues No. Hoy no hay pretexto para impedir que se voten directamente las Iniciativas de Legislación Popular (ILP). Tenemos tecnologías suficientes para hacer un proceso de legislación popular transparente y democrático. En otras palabras no hay ninguna razón técnica para impedir que el pueblo vote de manera directa las leyes a través de medios como un ordenar o un teléfono móvil.
Mi amigo, el joven politólogo, respondió con un argumento que le pareció demoledor: «lo que propone el 15M es inconstitucional».
Nuevamente le conteste que no. La razón es simple, en la anacrónica Constitución Española se reconoce formalmente, en el Capítulo segundo de los Derechos y Libertades, el derecho del pueblo a ejercer una democracia directa: «Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal».
¿Dónde está el problema? La trampa esta en la propia Constitución Española, es puramente declarativa. En los hechos la «partidocracia» ha transformado su texto en papel mojado, pues hoy se vulneran gran parte de los derechos y libertades que la actual Constitución proclama solemnemente.
El ejemplo de la propuesta de ley que en su momento lanzo la PAH es paradigmático; nos demostró a todos como los partidos del régimen del 78 ha impedido, con argucias legales, el derecho al pueblo a legislar.
Mi amigo, el joven politólogo, reconoció que el problema era de fondo, no estaba en sus libros que el pueblo quiera gobernarse así mismo. Para él no hay más democracia que la «parlamentaria representativa».
Respondí con paciencia; ni siquiera esa «democracia» se respeta hoy en España, el gobierno en funciones se niega a responder al Parlamento. En la práctica estamos tolerando un «golpe blando» sin que el Congreso de los Diputados denuncien con suficiente fuerza al ejecutivo de Rajoy.
Por tanto, el problema es político. Lo más probable es que la vieja «casta» coloque el grito en el cielo ante cualquier atisbo de una democracia participativa. Es el miedo de los privilegiados y corruptos a una democracia real. Habrá que ver como se retratan los partidos que enarbolan una difusa «regeneración democrática» para eludir la verdadera democracia.
Quienes traten de engañar con escenificaciones se equivocarán, los días en los que se trataba al pueblo como súbditos ignorantes paso hace mucho tiempo, al revés el signo de nuestra época se llama democracia real, entendida como el ejercicio de la democracia de manera directa. Al final de cuentas se trata de defender las conquistas que tanto han costado.
El tsunami político que provocó el 15M no ha terminado, más bien esta empezando a caminar hacia un segundo tiempo. Esta nueva etapa estará marcada por las demandas de justicia social y por la implementación de herramientas para una democracia que merezca su nombre. Para el 15M esta claro que una democracia real solo será posible si se consulta al pueblo, esto se llama proceso constituyente o si queréis ruptura democrática para dar nacimiento una nueva constitución producto de un pueblo soberano.
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