El que fue Coordinador de EUPV los últimos años del siglo extinto y hasta fin de 2.003, Joan Ribó, se ha despachado con declaraciones el 30 de mayo y un artículo el 1 de junio, entre otras incursiones en los media, donde arremete, ángel exterminador, contra la dirección de dicha formación por los resultados de […]
El que fue Coordinador de EUPV los últimos años del siglo extinto y hasta fin de 2.003, Joan Ribó, se ha despachado con declaraciones el 30 de mayo y un artículo el 1 de junio, entre otras incursiones en los media, donde arremete, ángel exterminador, contra la dirección de dicha formación por los resultados de las Elecciones. Quien suscribe, miembro de la misma (aparte de candidato único al Senado en 2.000, a les Corts Valencianes en 2.003, nº 4 de EUPV, y al Congreso de Diputados en 2.004, nº 2 de la «lista»), acude a este diario por que algunas íes de Ribó no queden sin su sombrero.
La autocrítica es el arma secreta de la democracia. Pero no estriba en arrojar toda culpa sobre el próximo, pues entonces incurriríamos en la mayor mentira, que es la mitad de la verdad. Así ha venido haciendo JR a bombo y platillo sin aguardar siquiera a que se reuniese, sólo cinco días después de la madrugada electoral, el máximo órgano de EUPV entre Asambleas trianuales, el Consell Nacional. Otros callamos, aquí y en televisión, hasta oír a ese Consell.
Que EUPV no ha conectado suficientemente con los votantes es obvio. Que no ha llegado a «movilizar» todo lo deseable, ni a desmontar suficientemente las mentiras del PP, también. Y frases bonitas como «fer país», o «pueblo que se resiste a sucumbir», no las entienden bien muchos votantes potenciales de EUPV, interesados máximamente por lo concreto. Dice M. Colomer, de Espai Alternatiu, corriente de EUPV, que los ciudadanos han amnistiado a la corrupción. Uno piensa que no han distinguido del todo entre culo y témporas, o cómo se compran votos con la sangre de víctimas del terrorismo. ¿Pero no tenemos alguna responsabilidad en no hacérselo ver, en no haberles desnudado el cinismo de la derecha, su caciquismo y clientelismo, su «estado de obras» a lo Primo de Rivera (por no irnos a otros dictadores muy conocidos en Europa), su espuria relación «constantiniana» con la Iglesia, en que la gente no apreciara quiénes defienden sus mejores intereses, y los de sus hijos? Quizá EUPV debió hablar mucho más de los accidentes laborales, en los que somos príncipes de Europa, o del dinero que llega para lo que llega, mas no para guarderías públicas, o balizas del metro que con cuatro perras hubieran salvado la vida a 43 personas, ni para aulas decentes en vez de barracones; y debió explicar mejor sus objeciones a las regatas de la «Cup«, que no eran un no absoluto a ésta. Quizá hubo de insistir más en que la Generalitat del PP nos ha endeudado a todos en casi dos billones de las antiguas pesetas (2.000.000.000.000, ¡un dos y doce ceros!), hipotecando el futuro de generaciones. Quizá hizo en demasía una campaña para convencidos (concientizados), y no tanto para convencer.
De modo que sí rotundo a la autocrítica. Pero no es de recibo que Ribó eche toda culpa a la actual dirección de EUPV, cuando el declive de ésta ha sido persistente, casualmente, desde que él tomó sus riendas. No pocos de los malos frutos de hoy vienen de raíces que él sembró, o no supo ver crecer. (Si hace falta ser más explícito, lo seremos). En fin, en política se miente tanto como en amores. Y el mayor embuste suele ser la media verdad. Sin ir a comparaciones impropias, JR ha actuado una miaja a lo PP, que nunca aceptó democráticamente la derrota del 14-M sino ha calumniado desde entonces a quienes ganaron ese día, y tratado de impedirles hacer bien su trabajo. Ribó ha hecho algo «comparable» (entre comillas) desde que Glòria Marcos ganó la Asamblea de 2.003, siendo elegida Coordinadora, sin que él pudiese «designar» sucesor. Ahora, saca cuchillos en los medios, mas elude estar presente en el Consell Nacional.
Coincido con bastantes críticas y análisis del citado, y no es lícito desde luego desautorizar al pueblo soberano. Mas JR se escabulle de analizar el grave problema de fondo: por qué los votantes, –incluso (parcialmente) los sindicatos– asumen valores de la derechona; y ya estamos hablando de la otra media verdad, la del hedonismo in crescendo, la atonía moral, el individualismo salvaje (J. Civera dixit en Levante), la pérdida de sustrato ético, o que requeteimputados judicialmente tipo Fabra parezcan modélicos para los electores o éstos consideren que se trata de pecadillos muy veniales. Si sumamos todo ello, da la palabra ALIENACIÓN. Que no es culpa de la dirección de EUPV ni de la ídem de IU estatal. Alienación, letargo –de los cuales no habla Ribó en su diatriba– que lleva a votar al PP, o a abstenerse (y la abstención perjudica más a la izquierda, no hay monja que no vote, aunque sea por correo y mediando notario). Lo que se une en Valencia al meninfotisme, al déficit de sentido unitario para empresas colectivas, a la coentor mezclada de fanfarronería y simpleza pretenciosa (pensamos que Valencia es la nueva Mónaco, nos lo hace creer el PP del boato, de la pompa y el ruido, ¡que se vea, que se vea!, de los bólidos de carreras: Valencia como un circo, festa,»circenses»… y ocultando el endeudamiento; una diputada del PP con la que compartí mesa no de comer hace días, aseguraba que todo lo importante del mundo pasa por Valencia,¡!). Con esto ha de pechar EUPV. ¡Y qué difícil exponer la verdad, hablar de sobriedad a un cuerpo social engañado y manipulado, a mucha gente jodida, permítaseme la expresión, que así se evade del terror de la hipoteca! Prefieren matar a los mensajeros, que somos las izquierdas. ¡Qué arduo llegar a esa legión de jóvenes que van continuamente, al volante, muy deprisa a ninguna parte! Todo esto no es culpa de Glòria Marcos, ni de Amadeu Sanchis, ni de Ricard Sixto. Como tampoco tienen culpa de la televisión legionaria de Cristo. ¡Ah!, y ya saben: el agua y el AVE nos los quita la izquierda. ¿Hay que repetir el vocablo «alienación», buscada y lograda por el PP? JR lo olvida, aunque haya sido decidente en las Elecciones. Y uno igualaría su actitud si lanzara catilinarias a un hombre muy vinculado a él, destacado responsable de la cosa municipal en EUPV, cuando ha habido tantos fracasos en los Ayuntamientos.
Pero lo que antecede no exime a EUPV de buscar y encontrar soluciones y caminos. Cambiar cosas, reunir fuerzas, ver qué hacer y renovar ante la pérdida de sentido moral e ideológico de la ciudadanía, y con lealtad al pueblo. Ser ideológico y concreto al tiempo. Ése es el dificilísimo reto.
* José Luis Pitarch, afiliado a EUPV