El hijo de la duquesa ha metido la pata hasta el fondo, y sin duda que será el primero en lamentarse, no por lo que dijo, sino por hacerlo frente a las cámaras de la televisión. Unas polémicas declaraciones que han devuelto a la palestra la llamada «cuestión andaluza»: pese a que él mismo la calificó como «pasada de moda» sigue tan latente como en los tiempos de Blas Infante. Incluso más si cabe.
Ante todo mamá, ¿qué mal hace aquí? El cortijo es grande. Y abono los geranios todas las mañanas, responde el aludido, quien ilusionado añade que en la nocheydía sale a las sierras a correr el cárabo, para que no se metan en el cortijo. El Azarías no es malo señora, sólo una miaja inocente, sentencia su hermana. Y no le falta razón a la Régula. Mira si es bueno que cuando vienen las visitas al cortijo este santo inocente les roba los tapones de las ruedas, para que cuando vengan los malos tiempos no le falten al coche de su señorito.
El bueno de Azarías. Quizá el único puramente así en toda la novela de Miguel Delibes, con excepción de la Niña Chica, pero él es un tonto inocente que no sufre. La Niña sí que se lamenta amargamente, mas sin saber porqué. Esta magistral obra de la literatura alcanza su estatus de Universal precisamente porque no va sobre la noche y el día, siendo capaz de dejar atrás el encorsetado maniqueísmo de los buenos y los malos. Delibes es el claroscuro de la realidad, del derecho de cuna y de ser quien eres precisamente por provenir de una camada u otra. Animal como la vida misma. Gorrión o gavilán. En un mundo de presas y rapaces no hay lugar para los cuestionamientos morales. Y así sucede que es Azarías el único personaje de toda la novela que lo entiende perfectamente, nada más nacer que ya lo sabe: todos los demás personajes o están amargados o muertos de hambre, o bien las dos cosas a la vez. Y si hay que defender las perdices del amo, pues se hace, que es Ley Inamovible. Y si hay que degradarse azuzando a un semejante como si fuera un perro, pues más de lo mismo.
Azarías sabe que esto no es así, que igual que le sucede al lobo, el señorito Iván se puede despeñar. Porque la naturaleza es variable, caótica, y se encuentra siempre en constante cambio, por eso que le gusta la jarana del cárabo. Incluso en los campos extremeños esta verdad sigue discurriendo desde hace millones de años. Y es el Azarías quien se carga finalmente al señorito, como si con ello estuviera aplicando una sentencia inevitable, no podía ser otro que el Azarías, el hijo de la Tierra. Vive y deja vivir, pero sobre todo no remuevas la paz de los mansos, que se puede extraer como enseñanza del feo asunto ese de la Milana Bonita.
Al contemplar los primeros instantes de la entrevista realizada por Jordi Évole al hijo menor de la duquesa de Alba en su programa televisivo «Salvados», lo primero que recordé fue precisamente el libro de Delibes. Y pensé en la fábula del Azarías («la va a liar», me dije). Durante la entrevista, Évole hizo varias e insistentes referencias al propio libro, a lo que el conde de Salvatierra respondió que no conocía el tema, ni la novela ni la película de Mario Camus. Ya se sabe, las simples gotas en la Cascada del Universo no tienen tiempo para estas cosas, mucho menos para exponer su pátina a la pluma del genial vallisoletano, paciente cazador y excepcional observador de la Realidad.
Tampoco tendrá tiempo para ponerse al día sobre el estado de las fincas de la familia, como dejó claro Cayetano. Aunque este señor sí que fue capaz de afirmar lo siguiente: «En la empresa nuestra, cuando yo entré, había habido por parte de las subcontratas nuestras por lo menos un 30% de contratación falsa«. Algo de lo que se hizo eco el diario ABC al día siguiente de la emisión de la entrevista, unas increíbles palabras que han quedado ensombrecidas por todo lo que allí se dijo.
Las declaraciones del conde de Salvatierra han desatado una auténtica polvareda de reacciones, que van desde calificarlas tibiamente como «desafortunadas» hasta nuevas voces que se suman a la petición de retirar a su madre el título de Hija Predilecta de Andalucía, la más alta distinción que otorga la Comunidad Autónoma de Andalucía y que le fue concedido a la duquesa en el año 2006 (que alguien me explique el porqué, por favor).
A lo largo de esta semana han sucedido muchas cosas alrededor de este asunto. Pero ha habido algo que me ha llamado poderosamente la atención: los españoles hemos podido ver una ocupación del SAT ¡en los informativos de TVE! Apenas medio millar de militantes del Sindicato Andaluz de Trabajadores (el antiguo SOC) ocupaban este viernes 16 de diciembre la finca «La Arroyuela», en la localidad sevillana de Carmona. Como acto simbólico, los jornaleros hicieron entrega de sus currículos, mostrándose muy interesados en poder encontrar trabajo «en alguna de las 14 fincas que gestiona la Casa de Alba«. No es la primera vez que el sindicato del que es portavoz Diego Cañamero realiza una de estas ocupaciones simbólicas en las abundantes fincas de la familia, podríamos decir que los líderes jornaleros conocen bastante bien a los guardas de estas propiedades, así como a medio cuerpo de la Guardia Civil.
Sin ir muy atrás en el tiempo, puede que no sepa o bien no recuerdan la situación excepcional que se vivió en el campo andaluz durante el año 2002, cuando el conocido como «Decretazo de José María Aznar» pretendió eliminar los subsidios agrarios. Si este es su caso no tiene porqué lamentarse, apenas se le informó de nada.
Por aquella convulsa época esta organización de raigambre eminentemente jornalera llegó a cortar el paso de Despeñaperros. Lo que sucedió aquella mañana de domingo en el enclave de Sierra Morena fue lo más parecido a un despliegue militar real que ha vivido este país en los últimos años: tanques, helicópteros y fuerzas especiales de montaña desplegados para recibir al ejército enemigo: autobuses cargados de jornaleros y, peor aún, jubilados con banderitas de Andalucía. Tan singular contienda apenas recibió unos segundos de atención en los informativos de TVE, comandados en aquellos entonces por el recordado Carlos Urdaci. Otras demostraciones de fuerza de este sindicato fueron la concentración de más de diez mil mujeres jornaleras en la Plaza de España de Sevilla y sus repetidos boicots a entidades bancarias y enclaves logísticos, como las autovías y los aeropuertos de Málaga y Sevilla. Y cómo no, sus ocupaciones de fincas de la Casa de Alba y similares fueron constantes por aquellos meses. Incluso protagonizaron una marcha a la capital del reino, que derivó en una larga acampada, algo que bastantes madrileños recordarán. Lo que ahora se llama «movimiento de indignados», aunque por aquellos entonces aún no se había popularizado el término.
Acciones propias de titulares de portada desde un punto de vista netamente periodístico, pero en aquellos entonces apenas pasaron de largo por la ventanilla catódica (entiéndase plasma,lcd,leds,etecés) de este tren de alta velocidad que son los mass media. La mayoría de las veces, asuntos de gran enjundia, apenas llegaron a ser sombra en los medios regionales. Pese a todo consiguieron echar atrás aquel «decretazo». Sin apenas cobertura mediática, ahí es nada la que tuvieron que liar para lograrlo.
Pero ahora, gracias al verbo locuaz mostrado por Cayetano Luis Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart durante la citada entrevista, la reciente ocupación del SAT en Carmona ha recibido el tratamiento de titular en todos los informativos del país. Sin duda que le hubiera sentado bien al conde la lectura de la novela de Miguel Delibes. Se podría haber aplicado las enseñanzas de lo ocurrido con el señorito Iván por meterse a correrle el cárabo a la Milana Bonita.
En este país existen hasta quienes envidian la miseria de sus vecinos, llegando a considerar «un auténtico chollazo» eso de asumir que trabajarás «un mínimo de 35 días al año» a cambio de cobrar una dádiva de 7 euros al día. Tiembla Montecarlo, que van para allá los jornaleros andaluces. Aprovechando el rebufo, estos paladines de la justicia frente al jornalero especulador se han sumado a quienes defienden al hijo de la duquesa, bien por estar en nómina de algo o por el mero afán de identificarse con tan mayúscula Casa. Algo curioso esto último, igual que existen pequeños y medianos agricultores (pocos pero los hay) que se desviven por evitar que se pongan topes a las ayudas de la PAC, llegando a considerar este hecho, que para nada les afecta, al mismo nivel que otros puntos de la reforma en los que sí que realmente está en juego su futuro. En fin. Por cierto, si los tres millones de euros, decían acertadamente en la entrevista (ver nota), que recibe actualmente la Casa de Alba en concepto de ayudas PAC pueden sonar como algo escandaloso, con la nueva reforma podrían pasar a cobrar el doble, en el caso de que se eliminara el tope de 300.000 € recogido en la propuesta del Comisario Ciolos. Lo de pagar por no cultivar y el «café para todos» es lo que tiene.
Pero volvamos a los primeros, a los que se han subido a la ola para reavivar las ascuas de lo que incluso llegan a titular como «el escándalo del PER»(sic) y que nada tienen que ver con el mundo agrario. Sólo puedo decirles que lo prueben en sus propias carnes. Puede ser megagenial, ni en las mejores tardes de descoque en el Club Naútico se lo pasará tan chachi como sobreviviendo con siete euros al día entre los riscos y valles de la abrupta geografía andaluza. Deporte de aventuras donde los haya. También sería de derecho pedir que se informaran antes de hacer públicas sus rubicundas opiniones, sólo por lo de saber de qué están hablando, se lo digo sin malicia.
En la Comunidad Autónoma Andaluza existen actualmente unos 470.000 trabajadores eventuales agrarios. De ellos, sólo unos 130.000 perciben el dichoso subsidio. Y el PER hace años que no existe. Si estos destractores se refieren a aquellos jornaleros andaluces que están dentro del Programa de Fomento del Empleo Agrario, «sólo» decir que en total cuestan al Estado menos de 150 millones de euros anuales, que de los 5.100 millones de euros que recibió España de las ayudas PAC en 2008 sólo se destinaron 200 a estos programas y que la banca necesita «inyecciones» de 50.000 millones de euros para empezar a hablar. Estos últimos datos los señalo para que podamos mesurar realmente de qué estamos hablando.
En cuanto al subsido, sí es cierto que sólo se cobra en Andalucía y Extremadura. El porqué de este «desagravio regional» se explica si atendemos a que la inmesa mayoría de los jornaleros de España se concentran en estas Comunidades. Señor Durán i Lleida, a ver si le entra en la cabeza: que jornalero no es sinónimo de payés, acaso de collidor. En Cataluña no se conoce este «fenómeno» de forma masiva, por suerte para los catalanes, precisamente porque tampoco se han sufrido los efectos de eso que la RAE define en la tercera acepción de este término. Una palabra que está marcada a sangre en las páginas de la Historia del sur de la península.
También puede ser cierto que los planes de fijación de la población rural a un territorio a través de un sistema institucionalizado de reparto de limosnas no conducen al desarrollo y progreso de los pueblos. Máxime si esto se hace con el único fin de asegurar la existencia de mano de obra en las campañas temporeras de recolección, cuando así lo requieran en los latifundios propiedad de personas que, por ejemplo, difícilmente alcanzarán a situar la localidad de El Carpio en un mapa, aunque sean las dueñas de prácticamente todo este pueblo cordobés.
No seré yo quien niegue una cierta similitud entre el funcionamiento de las cosas en la Andalucía actual y en la España de Cánovas, con sus caciques y redes de clientelismo por delante: como andaluz llevo treinta años sufriéndolo en carne propia. Pero el llamado «voto cautivo del PSOE» no se compra con el «PER», recuerdo que existe por ahí un estudio que lo confirma, creo que de la universidad de Granada (o era la de Córdoba). Tales dádivas responden a otros cauces, los que llevan directamente «al despachito de la niña» o las «oposiciones exprés» para el concejal y su señora. Puesto de por vida en apenas unas semanas de estudio, para que no se note, y agradecimiento eterno de toda la familia, con sus correspondientes papeletas electorales cada cuatro años. Exactamente lo mismo que ocurre en otros puntos de la sufrida geografía española: enchufados del mundo, uníos.
Pero más cierto aún es que la palabra que mejor describe la historia reciente de las zonas rurales andaluzas y extremeñas es HAMBRE. No hablo de no poder pagar la factura del i-phone, sino de auténtica HAMBRE, la de engañar a las tripas con un coscorrón de pan duro para pasar la noche. Por esto que es necesario el subsidio agrario, no es más que un mal remedio a la «eterna cuestión andaluza». La misma problemática nunca abordada, la que da letra al propio himno de esta tierra, la misma «cuestión» que ha permitido engrosar las cuentas de unos cuantos absentistas quienes, desde sus céntricos palacetes en el capitalino Paseo de la Castellana, siguen sustrayendo la sangre de tan singular territorio (tan rico y a la vez tan pobre), por los siglos de los siglos y amén.
Andalucía es la principal potencia mundial en producción de aceite de oliva. Según los datos oficiales de la Agencia para el Aceite de Oliva, nuestro país cuenta con 1744 almazaras, de las que 818 se encuentran en Andalucía y producen un 77% de todo el aceite de España. Busquen en ellas tecnología de facturación andaluza, a ver si pueden encontrar muchas piezas, acaso españolas. Salvo honrosas excepciones todo les sonará a italiano, sí, la otra gran potencia aceitera. Y no será por ingenieros, que algunas Escuelas andaluzas se encuentran entre las mejores del mundo ¿Entonces a quien debemos culpar de este hecho tan fácilmente contrastable? ¿Acaso al joven jornalero «sin iniciativa» que el conde miraba con cara de desprecio durante la entrevista en «Salvados»? ¿A quienes, dicen, «arruinan» esta tierra por «defraudar» dos peonadas? La situación real de Andalucía ha sido y es de pena, por mucho que los políticos regionales cacareen eso de la «tercera modernización». Muchos seguimos esperando las dos primeras partes de la película, como en aquella tan mala de hace unos años.
Andalucía es enorme, tan grande o más que cualquier país de la Unión Europea. Es un territorio heterogéneo, en el que se dan múltipes contextos que no pueden ser englobados bajo una única perspectiva. No creo yo que los agricultores almerienses que protestan contra lo que califican «clara situación de abuso» por parte de las grandes distribuidoras agroalimentarias estén muy por la labor de quedarse en casa y percibir un subsidio agrario. Que se puedan ver obligados a ello es otro cantar.
Volviendo al extenso y fértil Valle del Guadalquivir ¿Acaso no está claro que el binomio «latifundio + nula (pésima) inversión = cero diversificación» es lo que provoca la imperiosa necesidad de un subsidio agrario, además de ser el auténtico cáncer que mantiene en estado vegetativo a una buena parte de las zonas rurales de Andalucía?
Mientras tanto, cientos de miles de andaluces siguen haciendo lo que tantas veces han hecho durante siglos: agarrar la maleta y exiliarse a otro lugar, buscando el avatar del destino que les permita, ahora sí, enjuiciar a los demás desde su atalaya de auténticos holgazanes. O al menor poder ganarse el pan dignamente. Un detalle para finalizar, relativo nuevamente a la entrevista de marras ¿Se han fijado en las paredes del cortijo? Delatan su extrema antigüedad, que bien podría remontarse a época pre-romana. Esta es la solera del asunto del que estamos hablando. La «eterna cuestión andaluza» nunca abordada.
Alonso Aguilar. Director de Boletín Agrario
NOTA del 18 de diciembre: Respecto a las confusas informaciones que están apareciendo en diversos medios, como El Mundo o Cinco Días, aclarar que la Casa de Alba percibió en 2009 casi cuatro millones de euros en subvenciones PAC, en 2010 esta cifra se situó entre 2,9 y 3,2 millones de euros, y por desgracia no se podrán conocer los datos de 2011, como ya sentenciaron los Tribunales de la Unión Europea. Por tanto, ante la duda lo más correcto es hablar de 3 millones en subvenciones, como reconocía Cayetano en la entrevista, no de 1,16 millones como se está filtrando. Pues resulta que «Euroexplotaciones Agrarias» no es la única empresa beneficiaria de fondos PAC de esta inmensamente rica casa ¿Tan difícil era comprobarlo? ¿No les suenan «Eurotécnica», «Agralsa» o «Castrofresno»? Por favor.
En contrapartida estos periódicos también podrían hablar sobre el entramado de empresas y fundaciones de los Alba. De las «donaciones» que realizan desde sus empresas a sus propias fundaciones, para obras sociales. Bueno, y con ello también pueden llegar a desgravar hasta un tercio de los impuestos, pero no podemos dudar de que lo hacen por lo primero.
Fuente: http://www.boletinagrario.com/dc-2844,azarias-senorito-ivan.html