El pasado 21 de mayo José María Aznar fue entrevistado en Antena 3 por Gloria Lomana, por cierto esposa de Josep María Piqué, quien fuera ministro durante su gobierno, o sea todos amigos. Entre sus respuestas, para criticar al grupo Prisa terminó embistiendo contra Silvio Berlusconi, recordando que Prisa es «un medio que ha vendido […]
El pasado 21 de mayo José María Aznar fue entrevistado en Antena 3 por Gloria Lomana, por cierto esposa de Josep María Piqué, quien fuera ministro durante su gobierno, o sea todos amigos. Entre sus respuestas, para criticar al grupo Prisa terminó embistiendo contra Silvio Berlusconi, recordando que Prisa es «un medio que ha vendido una cadena, Cuatro, a Berlusconi, que está procesado, cuando se vendió ya estaba procesado, y tiene como accionista de Sogecable al mismo grupo propiedad de la persona procesada». Como todo esto se contaba en la cadena de televisión de la competencia, Aznar quedaba estupendamente con la casa y la presentadora.
Es momento de recordar la relación entre Aznar, su yerno Alejandro Agag y el exprimer ministro y dueño de Mediaset, Silvio Berlusconi, según publiqué en mi libro «Traficantes de información» (Foca). El primer favor que debe Berlusconi a Aznar es el de haber abierto en 1999 el camino de entrada de Forza Italia en el Partido Popular Europeo (PPE), algo a lo que se oponían los democristianos italianos. Berlusconi necesitaba ese ingreso para borrar su imagen de empresario corrupto metido en política para evitar la cárcel. Entrar en el PPE era vital para ser respetado entre los conservadores europeos, barrer a la atomizada derecha italiana y ganar las elecciones. Según el periodista de El País Jesús Rodríguez:
«…la estrategia de su ingreso la marcó Agag. Durante un viaje a Milán en marzo de 1999, invitado por Il Cavaliere, con derbi de fútbol incluido en San Siro entre el Inter y el Milan (propiedad de Berlusconi) y posterior cena en su apartamento milanés, formalizaron el pacto. Y sellaron su amistad. ‘Se dieron cuenta de que eran iguales’, dice un conocido de ambos. ‘Y se hicieron íntimos'».1
Fue el principio de una gran amistad, Berlusconi asistiría a la boda de Agag y Ana Aznar y les prestaría el yate en que pasaron parte de la luna de miel. El papá de la novia expresó también su reconocimiento hacia Berlusconi en su libro Retratos y perfiles: «Berlusconi tiene un alto sentido de la amistad y la lealtad debida a los amigos. No olvida nunca a quien le ayudó y siempre está dispuesto a devolver un favor». El expresidente español añade: «Berlusconi me dice que yo he sido su maestro en la vida política. Incluso me llama su profesor cuyas instrucciones sigue puntualmente».
Jesús Rodríguez señala que «con Berlusconi, Agag entró en Italia por la puerta grande. Bajo su amparo visitó despachos y discotecas, conoció y presentó a gente, intermedió en negocios». Eso sí con no muy buen resultado, como «el intento de tomar el control del grupo italiano de medios de comunicación RCS (accionista mayoritario de El Mundo y muy crítico con Il Cavaliere), en el verano de 2005, junto a un grupo de empresarios afines a Berlusconi. La oscura operación política-financiera, que pretendía allanar la victoria de Berlusconi en las elecciones de 2006, se saldó con su amigo, el inquietante millonario Stefano Ricucci, entre rejas. Y con él mismo declarando ante la Fiscalía de Roma» 2
Notas:
1 Rodríguez, Jesús. «Alejandro Agag. El Conseguidor». El País 25-2-2007 http://www.elpais.com/articulo/reportajes/conseguidor/elpepusocdmg/20070225elpdmgrep_1/Tes
2 Rodríguez, Jesús. «Alejandro Agag. El Conseguidor». El País 25-2-2007 http://www.elpais.com/articulo/reportajes/conseguidor/elpepusocdmg/20070225elpdmgrep_1/Tes
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