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Banca ética, banca alternativa, banca posible

Fuentes: Rebelión

Los movimientos de banca y, en general, finanzas éticas parten con una clara desventaja, implícita en su propio nombre: que, en la misma expresión, aparezcan las palabras banca y ética suele llevar al público en general a la desconfianza o a la risa; al fin y al cabo, dentro de los mismos mercados financieros la […]

Los movimientos de banca y, en general, finanzas éticas parten con una clara desventaja, implícita en su propio nombre: que, en la misma expresión, aparezcan las palabras banca y ética suele llevar al público en general a la desconfianza o a la risa; al fin y al cabo, dentro de los mismos mercados financieros la ética no está valorada como un ventaja y, en muchos casos, es considerada como una lastre para la maximización de los beneficios.

Este movimiento también cuenta con otra grave problema de base: la indiferencia mayoritaria de los usuarios de los bancos sobre el destino del dinero que tienen en ellos depositados; el único interés suele centrarse en qué interés va a obtener por su dinero o por sus inversiones en bolsa.

En tercer lugar, los movimientos de banca ética se encuentran con otro grave problema: el pequeño o mediano tamaño de sus iniciativas impide, al menos en apariencia, que sus acciones tengan verdadero calado e influencia sobre el conjunto de los mercados financieros.

Ante estos problemas planteados, existen verdaderas soluciones, viables, y de un gran potencial. Ante la indiferencia de los usuarios, la banca ética puede realizar un ejercicio de poner frente a la espejo a dichos usuarios, mostrarles lo que hacen en realidad la mayoría de los bancos tradicionales, los juegos arriesgados que realizan con sus ahorros y las inversiones en todo tipo de industrias criminales a las que se dedican; mostrarles todo esto y preguntarles si es eso lo que quieren que se haga con su dinero, si todas estas acciones se justifican por obtener el máximo beneficio para sus ahorros. Aunque parezca que a gran parte del público no le importan estas cuestiones, es más posible que, simplemente, prefiera no saber lo que ocurre, y eso no significa que no actúe honradamente cuando se le ofrezcan alternativas reales.

Ante la desconfianza de lo usuarios, se puede exigir una máxima transparencia de las actuaciones de los movimientos de banca ética: cualquier depositante podría tener acceso a la información sobre el estado de las cuentas de una cierta iniciativa de banca ética, las líneas de inversión que se siguen y los proyectos que se financian. Ante la dificultad de plantearse objetivos ambiciosos por el tamaño pequeño o mediano de estas iniciativas, ofrecer una alternativa real y localizada a dos de los pilares de las instituciones financieras tradicionales: sustituir el papel de las instituciones financieras internacionales (IFIs) como el Grupo Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional; ofreciendo préstamos y financiación, a pequeña escala, a estados de los países del Sur, sin condiciones previas, sin modificaciones de sus políticas económicas a nivel local, haciendo ver que es real y posible una financiación de proyectos centrada en el desarrollo de los propios países beneficiarios, a diferencia de las ofrecidos por las IFIs. Se trata, en definitiva, de sustituir a las IFIs en en papel que se, en su fundación, se impusieron: el desarrollo de los países del Sur, algo que se demostró era una simple excusa para poder imponer su política colonial por otros métodos, más sutiles y, por tanto, con más posibilidades de éxtio.

Ofreciendo, así mismo, una alternativa a los bancos tradicionales, gestionado el dinero de los ahorradores sin especulación y sin riesgos: evitando la complejidad de productos como las titulizaciones, los SWAPS, los REPOS, etc. Actuando con una conciencia responsable a la hora de invertir, favoreciendo el desarrollo, a nivel local y solidario, con dichas inversiones.

Estos hechos diferenciales de las iniciativas de banca ética deben quedar claramente reflejados en sus actuaciones, en la difusión de sus actividades y en la lucha que mantienen con el mundo capitalista globalizado que engulle día a día los recursos del mundo entero.

Estamos seguros que, parafrasenado el clásico, otra banca es posible (y necesaria).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.