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Bestiario

Fuentes: Rebelión

Hace unos días mantuve una caótica conversación con tres personas. La primera, votante del PSOE, no me dejo llegar ni al saludo y me recibió con una carga de la brigada ligera en forma de alegato anti-Podemos. En batiburrillo mezcló corrupción y exigencia de moralidad a los políticos mientras clavaba alfileres en el muñeco Monedero. […]

Hace unos días mantuve una caótica conversación con tres personas. La primera, votante del PSOE, no me dejo llegar ni al saludo y me recibió con una carga de la brigada ligera en forma de alegato anti-Podemos.

En batiburrillo mezcló corrupción y exigencia de moralidad a los políticos mientras clavaba alfileres en el muñeco Monedero. Al escucharlo no entendía como había combinado durante años ese nivel de escrúpulos con su apoyo sin pestañear a Chaves y Griñán. Nunca le había visto esa indignación en las ocasiones que sus admirados representantes, por casos más graves, le dieron para demostrarla.

La segunda, conservadora, pasó de la fase hipercrítica contra Zapatero hace años al silencio absoluto ante las tropelías de los suyos ahora. Al escuchar la palabra «Errejón» un resorte le hacía repetir una y otra vez «todos son iguales, todos son iguales» para – a continuación- subrayar la inutilidad de buscar un cambio. Daba por bueno lo malo conocido o, si no hay más remedio, arriesgarse con gente de orden, tipo Albert Rivera.

La tercera, antiguo compañero de lucha hoy de vuelta y descreído, peroró a favor de la abstención mientras subrayaba que la plana de mayor de Podemos era una colección de niñatos pijos disfrazados de progres y entre ellos «no hay sitio para los obreros».

En los tres me sorprendió la agresividad contra la organización de Iglesias y el punto que tenían en común: ninguna se había planteado como opción alternativa votar a IU y dos de ellas no lo harían nunca.

 El relato anterior es anecdótico pero puede servir para ilustrar el panorama del momento. Un nervioso Poder que utiliza fontaneros, cloacas, agencias y el aparato estatal para neutralizar alternativas y no regala flores, regala enredos aunque para ponerlos en marcha deba matar moscas a cañonazos. Sabe que siempre habrá oídos dispuestos a comprar la versión oficial, cada uno con sus motivos, por burda o alambicada que ésta sea.

El Sistema ha movilizado su maquinaria e intenta abortar la resistencia social antes de que articule la alternativa política. Por ello le interesa conseguir el mayor número de esclavos voluntarios que sirvan de amortiguador y compren al votar otro lavado de cara que mantenga en lo esencial el dominio.

Su reacción es sintomática. Contempla con estupor desde la torre del homenaje en la que vivía ajeno, el despertar airado de los que creían haber reducido ya a siervos de la gleba. La vindicación de la idea filonazi de repetir mil veces la mentira así lo demuestra (no olvidemos que el auge del fascismo en el siglo XX estuvo impulsado por el apoyo recibido de la gran patronal alemana e italiana). Al embuste programado lo acompaña potenciar nuevas opciones electorales que no cuestionen el diseño global y recojan el desencanto sin que peligre el dominio. UPy D como marca blanca del conservadurismo ha muerto, ahora toca Ciudadanos. Y en la manga guardan como última baza el enroque del «pacto del Pardo o Estado» entre el PP y el PSOE.

Por ello quienes sí apostamos por levantar un nuevo escenario político, social y económico no debemos permitirnos el lujo de aumentar las resistencias que vamos a encontrar alimentando la hidra de los dominantes con nuestros propios errores. Busquemos un punto de encuentro. Si no puede ser en forma de pacto electoral porque nos pesan demasiado las miserias, que lo sea a través de la defensa común de un programa de mínimos, una hoja de ruta que delimite por una parte quienes son Sistema y quienes no y por otra si aspiramos a un cambio real o nos conformamos con ser la muleta de otras fuerzas instaladas cómodamente en esta realidad.

De tanto repetirlo resultamos cansinos: se ha abierto una grieta en la muralla. El agujero lo han hecho -a ojos de puristas-quienes han cavado menos o desde hace menos tiempo, pero han tenido la habilidad o la suerte de dar con el punto débil de la fortaleza. Hoy tod@s debemos estar agrandando el socavón, junto a los Julios Anguita, Pablos Iglesias, Albertos Garzon o Adas Colau. Manteniendo nuestras discrepancias pero sin equivocarnos de enemigo. Guardemos los garrotazos dialécticos para el de enfrente y no abramos la crisma al de al lado.

Como no tenemos una varita mágica nos equivocaremos muchas veces. Es preferible hacerlo y rectificar a fabricar un Golem, un gigante de barro que se nos desmorone a las primeras de cambio por no tener sustancia ideológica.

No es una pérdida de tiempo ensayar estrategias o releer experiencias anteriores. Un ejemplo, mientras que en la Rusia de 1917, las dudas atenazaban a añejos revolucionarios como Kamenev y Zinoviev o en la correspondencia de la zarina al zar se leía «Los huelguistas y alborotadores se manifiestan ahora más retadores que nunca en la ciudad. Los provocadores de los disturbios son los golfillos, chicos y chicas que se pasan el día dando vueltas y gritando que no tienen pan; lo hacen precisamente para incitar al alboroto. Si hiciese frío, probablemente se estarían en sus casas. Pero la agitación va disminuyendo y desaparecerá…», muchos soviets de barrios obreros de Petrogrado intuían, aunque no lo teorizaran, que estaban protagonizando un nuevo tiempo.

Aunque nos falta perspectiva a much@s nos sobrevuela el pálpito de estar ante una oportunidad histórica y si la echamos a perder nos lamentaremos siempre. Cuando en el verano de 2013 algunos compañeros empezaron a hablar (Rivas-Vaciamadrid) de una Marcha de la Dignidad, pocos prestaron oídos a lo que consideraban locura. Tras la reunión semiclandestina de Córdoba y los primeros encuentros en Madrid casi nadie daba un euro por la iniciativa. Ahora son legión los que se reclaman » padres» de la idea lo que da prueba de la grandeza de un movimiento capaz de aunar voluntades pese a las diferencias de partida. Ese es el camino.

Los bestiarum vocabulum fueron populares en la Europa medieval. Hoy volvemos a encontrar esa fauna de inmovilistas, arribistas, maledicentes o conformistas (bestiario de signos negativos encarnados en serpientes, monos, cerdos, cabras…) lanzando espumarajos contra quienes cuestionamos la situación sin importarles escuchar nuestras razones. Siempre tendremos su oposición lo que hace inútil gastar saliva o buscar una aquiescencia que nunca conseguiremos. Ni son ni serán los nuestros aunque acudamos preñados de argumentos irrebatibles.

Los nuestros son esa mayoría social que sufre con nosotros los problemas. Y es más necesario que nunca incorporarla a la lucha. Por ello necesitamos tejer con la misma inteligencia que el año pasado. Para rebosar el 21 de Marzo las calles de Madrid sin que nos importe la bandera que lleva el que camina a nuestro lado.

Juan Rivera. Colectivo Prometeo

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.