EL ARTE del marketing, no lo duden, corre camino de convertirse en ciencia de la imaginación. Desde el mes de julio hasta el de diciembre (cuando tiene lugar la explosión comercial de regalos y amor fraterno consumista en fiestas de Navidad, Olentzero y Reyes) en Vitoria-Gasteiz se puede disponer gratuitamente de una bici para circular […]
EL ARTE del marketing, no lo duden, corre camino de convertirse en ciencia de la imaginación. Desde el mes de julio hasta el de diciembre (cuando tiene lugar la explosión comercial de regalos y amor fraterno consumista en fiestas de Navidad, Olentzero y Reyes) en Vitoria-Gasteiz se puede disponer gratuitamente de una bici para circular en el territorio urbano durante todo el día, con tope a las 21 horas de la noche, con sólo mostrar el DNI o el pasaporte. Son nueve los puntos de la capital alavesa donde la ciudadanía puede probar, entre 200 velocípedos, el modelo que mejor se adapte a su óxido muscular y llevárselo de paseo, o a sus diligencias, sin aportar un solo euro. Como era de esperar, el color del cuadro de los vehículos hasta el día de hoy específicamente chinos o copenhaguenses (el experimento se ha llevado a cabo ya de forma similar en Dinamarca y algunas ciudades europeas afines al manillar) es el naranja-butano del equipo ciclista Euskaltel. Apúntese que Euskaltel es la competencia vasca más directa y agresiva como compañía telefónica, dice que integral, de la sempiterna Telefónica y otros servidores metidos en guerra de telecomunicaciones. Este sospechoso rasgo de filantropía ecológica en una ciudad donde suele llover bastante, aunque ya esté equipada de forma ejemplar con carriles exclusivos para bicicletas que llevan a todas partes, no contaminan y mueven el corazón bastante ‘sofa-potato’ de la población éuskara, tiene mucho que ver con alguna campaña oficial promovida por el Gobierno vasco para que el vulgo chusmacero, ya dijimos que muy apoltronado pese a su tradición deportiva (desde la grada, mayormente), se levante del lívin y haga ejercicio, que favorece la esperanza demográfica de los contribuyentes, clases pasivas incluidas. Aunque no se pueda dudar de su plagiada originalidad.
El modelo de bicicleta naranja-Euskaltel que se oferta en esta campaña más lucrativa desde el punto de vista publicitario que municipal, o genialmente mixto de ambos en todo caso, es el ‘mountain bike’ urbanita, de bastidor resistente y dotado de cesta delantera para depositar allí el ataché y pedalear hasta Lakua y hacer gestiones ante el Ejecutivo de la Comunidad Autónoma de Euskadi, o acercarse al Ayuntamiento de la villa, o a la Diputación Foral. O para deslizarse en cualquier hiper sin echar mano de algo que comienza a convertirse en engorroso y caro en Euskal Herria, el automóvil, y aprovechar la antedicha cesta para las provisiones e imprevistos. Añádase que no es preciso devolver la bici en el lugar exacto donde se tomó prestada: cualquiera de los nueve puntos aludidos sirve para entregarla.
El Ayuntamiento, que aparece como prócer de esta iniciativa, tendrá en cuenta los resultados — y uno se imagina que los choriceos, desapariciones inexplicables y averías —- para que el uso gratuito de bicicletas en la ciudad más fría del territorio se extienda a todo el año. Con la bici se entrega al usuario un folleto topográfico con las diez sendas urbanas principales que inervan la ciudad, además de algunos recorridos del extrarradio con ‘kalapie’, esto es, sendero exclusivo para dos ruedas y pedal alrededor, principalmente, de zonas verdes. Siempre quedará la duda, ante estos mecenazgos del ejercicio físico y la supresión de escapes venenosos, de si, una vez superada la fase de investigación de campo que está teniendo lugar, para gozo de Fernán-Gómez, en verano, esa resolución del Consistorio de prorrogar el alquiler gratuito de bicis durante todo el año le cambia el color a la estructura de los sólidos artefactos, y la sombra de un devaneo en forma de ‘joint venture’ entre una empresa presuntamente privada y un ente político oficial se nos desvanece. Qué tiempos.
Los chinos, que sólo pueden ser tres por familia, en este caso afortunadamente, van a disponer pronto de tres automóviles por hogar; y en Gasteiz, donde se hace notar, como en el resto de Euskalherria, el agobio del atasco tanto en ciudad como en autopista o carretera (somos la encrucijada del estío, y la calzada natural de los inmigrantes magrebíes) se opta por la bici como alternativa. Lo más importante ya corre a cargo de los psicólogos: de cómo el sapiens-sapiens reniega del volante y se sube a un sillín con las nalgas vírgenes. Todo se andará.